domingo, 11 de marzo de 2012

Viaje a TAILANDIA (Circuito) Feb 2012

Circuito por TAILANDIA

Día 5: RIO KWAI

Un nuevo autocar y conocemos al chofer y su esposa que nos acompañarán ya durante todo el circuito, Jacky es boxeador retirado -a pesar de que es joven-, muy amable y buen conductor (y muy prudente, que eso siempre se agradece, después hablaré del modo de conducir de los Tailandeses) y Kiti es su amable esposa que nos provee de bebidas fresquitas durante todo el viaje.


Salimos hacia el Río Kwai (y su tristemente famoso puente) está en la provincia de Kanchanaburi, y antes paramos en el Cementerio de los Aliados en la II Guerra Mundial -también en Kanchanaburi- (conmovedor recuerdo de los obreros asiaticos y las tropas aliadas que allí murieron, casi 7000 prisioneros). Muy cerca podemos ver (a través de una valla) un cementerio chino (foto dcha).


Nos dirigimos al templo Wat Chai Chumphon -construido totalmente en teca, en su interior hay una figura de cera de un monje muy querido que ya murió y nos hemos hecho fotos con la figura-, allí mismo está el museo de la guerra JEATH, pueden verse 3 réplicas de las cabañas de bambú donde alojaban a los prisioneros y hay pinturas y fotos de la vida allí, JEATH son las siglas de (Japón, Inglaterra, Australa, America, Tailandia y Holanda) algunos de los paises cuyos súbditos trabajaron en la línea férrea.


Bajamos el río Kwai en lanchas rápidas hasta el famoso Puente del río Kwai, he de confesar que he pasado miedito porque el sobrenombre de rápida lo tiene bien justificado la lanchita, y además voy sentada en el primer asiento, pero ha sido un viaje estupendo surcando el río, lo he disfrutado muchísimo.


Llegamos al Puente sobre el río Kwai, el primer puente se construyó en madera, utilizando obreros aliados y asiaticos en condiciones de esclavitud, en 1943 se sustituyó por uno de hierro que fue bombardeado repetidas veces, hasta que en 1945 quedó fuera de servicio.

El puente era parte de un ingente proyecto japonés , la línea de ferrocarril birmano-siamesa de 414 km a través de la cual los japoneses pretendían tener una salida al mar -después de que los aliados bloquearan sus rutas marítimas- unos 60.000 prisioneros de guerra aliados y 300.000 peones asiáticos fueron obligados a trabajar en condiciones infrahumanas y en turnos de 18 horas ya que el código samurái no reconocía derechos humanos a los prisioneros de guerra aliados.


Y después de tanta tragedia histórica, a mi me espera la experiencia mas entrañable de todo el viaje, no la cambio por ninguna otra, al lado del puente hay una explanada con un mercado para turistas, y allí mismo hay un leopardito de 5 meses que es una auténtica preciosidad, la cuidadora permite -previo pago, naturalmente- acunarle mientras toma biberón, y yo voy flechada. De verdad que ha sido lo mejor del viaje.
La cosa funciona así: el leopardete está tumbado y tranquilito en su cama de madera, y si quieres cogerle en brazos la cuidadora golpetea un biberón y él que lo oye lo coge utilizando pata ello las 4 patas, momento en que la cuidadora te lo deposita en los brazos, parece un peluche, es suave y me estoy enamorando del cachorrete. Lo curioso ha sido que -una vez devuelto a la tabla-, he querido sentarme a su lado y la cuidadora me ha dicho que era peligroso -que si quería hacerlo me sentara detrás de él, no al lado-, y al intentar acariciarle la cabeza me ha gruñido, tengo una foto en que se ve como me he echado hacia atrás, pero como es un cachorrete tiene sus propias luchas internas entre atacar y jugar, y al momento me ha lanzado la pata para jugar -cosa que yo he aceptado con muchísimo gusto- y hemos estado un ratito mas jugando a darnos la pata. Entrañable, ¡yo quiero uno como este!


La construcción de la línea de ferrocarril birmano-siamesa se cobró la vida de mas de 100.000 peones asiaticos y de 12.000 prisioneros de guerra aliados. Quedan 77 km de vía, y montamos ahora en el llamado “tren de la muerte” en Tamkasae, para hacer un pequeño trayecto de este gran símbolo histórico, y disfrutar viendo el precioso paisaje paralelo al rio, y algunos curiosos personajes como la mujer de la foto de la izquierda.


Llegamos a Chong Kao Kad “El paso del infierno”, una montaña en medio del bosque partida en 2 para permitir el paso del tren, este paso fue construido por los prisioneros aliados. Hemos bajado por unas escaleras de hierro muy panorámicas porque están dentro del bosque hasta llegar al paso, es una caminata entretenida, la subida es peor porque elegimos otro camino mas duro (y no puedo con él, me dan ganas de quedarme a vivir allí mismo para no tener que subir mas, se me sale el corazón).


Y al final tomamos unas lanchas rápidas que nos llevan al Resotel River Kwai, ¡me encanta ir por ríos, en lancha, bote, barco... es igual, me encanta! La experiencia de estas lanchas la he tenido en este viaje por primera vez y me estoy aficionando, es una pasada.


Y llegamos al Resotel, que es lo mas bonito que he visto yo en mi vida, en vez de habitaciones son ámplias cabañas de madera ubicadas en plena naturaleza a orillas del río Kwai, las instalaciones comunes están muy bien, las cabañas son estupendas y el entorno es el paraiso.



Lo único es que ya nos han avisado de que es absolutamente seguro que durmamos con algún animal dentro de la cabaña (salamandras y bichos así, no venenosos) y que es imposible echarles porque vuelven a colarse, además de que son beneficiosos porque se comen a otros que sí son ponzoñosos.
Hemos estado un rato largo en la piscina, y tras cambiarnos de ropa hemos vuelto a bajar a tomar una cervza en la mesa de madera que hay al lado del río, pronto anochece y no se ve mucho paisaje -aunque el Resotel está bien iluminado con luces que bordean los caminos-,
Rosa se va a pasear por la zona de restaurante al aire libre y yo vuelvo a la cabaña a darme mi ducha y salgo a buscarla pero como no la encuentro me vuelvo a descansar, cuando aparece al rato yo estoy casi dormida pero con mucha sed, así es que se ha ofrecido amablemente a buscarme una cerveza que me tomo tan feliz en la cabaña. A dormir.

Hasta ahora no he hablado del tema mosquitos/malaria, es sabido que hay grandes probabilidades de que te pique algún mosquito (en cualquier sitio de Tailandia) por lo que nada mas llegar a Bangkok el primer día ya nos embadurnamos bien de Relec, y así hemos hecho a diario, y no nos ha picado ningún mosquito en el viaje.




Día 6: AYUTTHAYA

Despertar en este sitio es una gozada, hemos desayunado en la cafetería sobre la piscina contemplando el paisaje del que en estos momentos formamos parte. Después de nuevo en la lancha rápida ¡que cada vez disfruto mas la lancha!, nos lleva al embarcadero donde nos espera el autocar, me da pena abandonar este sitio paradisiaco, pero el viaje sigue y promete,
Pasamos arrozales, plantaciones de tecas, pueblitos, etc. 400 km separan Ayuttaya de Bangkok.
Aprovecho esta foto que tengo con los niños, para explicar, la enseñanza es obligatoria y gratuita hasta los 13 años, pero como los monjes de los monasterios enseñan a los niños (no a las niñas), ellos pueden continuar formándose gratuitamente.

En un improvisado puesto al borde de la carretera, Sofía nos muestra lo que venden, son ratas de arrozal asadas, para ellos un manjar que supera en precio a otras carnes (la de rata de arrozal vale 160 baths /kg, mientras que la de cerdo sólo vale 140 baths/kg)


 
Ayuttaya es el conjunto arqueológico mas importante del país, de gran interés histórico ya que fue la segunda capital de Tailandia (s.XIV a sXVIII), y su Parque Histórico ha sido declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, -de hecho- este es uno de los motivos por el que contratamos este viaje (a diferencia de otros que no tenían estas visitas).



Dentro del Parque Histórico que es muy grande, lo hemos paseado a placer y visto todo, lo mas destacable es:el Wat Phra Si Sanphet (el templo real) con sus 3 chedis visibles casi desde cualquier ángulo y en cuyas cámaras centrales se enterraban las cenizas de los reyes, y coincidimos con un grupo de meditación compuesto por un monje y varias monjas y novicios


    Wat Phra Mongkhon Bophit (que alberga un Buda sentado de 14 m. de altura), rebosante de vida, y alrededor muchos peregrinos comprando libélulas de papel como ofrendas, flores y guirnaldas, y esos pajaritos enjaulados que se compran para liberarlos y que nos ayuden en otras vidas,

 la visita del recinto termina en un mercado de productos de comida local, donde encontramos -apilados en forma piramidal, 
que me recuerda mucho al mercado de las especias de Estambul donde he estado hace unos meses) cosas como piel de distintas serpientes, pescados gelatinosos y otros secados al sol, verduras irreconocibles, son muy interesantes estos puestos de “comida”, aquí mismo me he comprado una pamela blanca que me ha protegido del sol durante todo el viaje. Hasta ahora llevamos exactamente una hora de visita


    nos dirigimos a Wat Mahathat
(que luce una cabeza de Buda incrustada en un árbol), hay que decir que aunque pertenece todo al mismo Parque Histórico, cada recinto es un conjunto de templos con entidad propia y aunque cercanos no están colindantes, por ejemplo hemos tardado 10 minutos de autocar en llegar a Wat Mahathat desde el mercado citado anteriormente. Y en pasear este tardaremos 25 minutos.

Al salir, Sofía reparte en el autocar una especie de tortita que ha comprado para que las probemos, está muy dulce, muy rica.






 
Entramos en Wat Yai Chai Mongkhon (cuyo wihan en ruinas aloja la descomunal estatua de 7 m.nde largo, que representa al Buda recostado, que en ese momento están recubriendo con la seda amarilla), he subido los empinados escalones del chedi -60 m. de altura- para ver el complejo en perspectiva, alrededor del chedi hay muchos Budas con las túnicas amarillas




Hay un pequeño altar oculto por muchos juguetes/ofrenda, otro con el diós elefante hindú, y muchas otras curiosidades. Esta visita nos ocupa otros 25 minutos, lo que da idea de lo grandes que son cada uno de estos recintos.

Seguimos hacia Wat Kai (supuestamente, un templo de los monos), ha sido tal chapuza que la misma Sofía ha decidido que seguíamos hasta Lop Buri (el verdadero "templo de los monos"), de este nada reseñable, 3 monos que ni vienen, el monje nos lleva a un recinto con “grupos escultóricos” léase con ironía que representan los pecados y vicios humanos, y después la salvación de Buda, dice que por allí hay cobras pero él no las teme porque habla con ellas, en resumen: un chalado que vive en un entorno absurdo, para olvidar
.
La siguiente parada es Lop Buri, y concretamente el Wat para Prang Sam Yot (el verdadero templo de los monos), lo hemos pasado genial, divertidísimo, alrededor de los 3 prangs pululan cientos de traviesos monos, ávidos de caramelos, te los cogen de las manos, los pelan y los engullen para ir a por mas,

hay personal que evita que se suban encima de la gente, pero a veces no lo consiguen, a mi intentaron subirse 2 veces pero se asustaron del grito que les metí, a otros les hacía gracia tenerles en los hombros, ha sido muy divertido, nos hemos reído con ganas, lástima de que al final 2 personas del grupo se han llevado un mordisquito, y han tenido que ir al hospital cada 2 días a pincharse, pero se lo han tomado con buen humor. Es un buen remate de las visitas del día esto de reirse con ganas durante media hora jugando con estos monos traviesos.

Continuamos camino hacia Phitsanulok, y llegamos atardeciendo, el hotel Toplan está muy céntrico, desde la ventana se ve una pagoda y un prang, pero ya no salimos, me quedo dándome una buena bañera (salvo en la cabaña, todos los hoteles han tenido bañera, que me encanta) y nos quedamos descansando.





Día 7: SUKHOTAI
    Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, un incomparable testimonio del antiguio reino de Sukhotai que data del sXII y sXIII y fue la primera capital de Tailandia, de arquitectura jemer (la misma que vimos ayer en Ayuttaya y la que veré el próximo año en los Templos de Ankor en Camboya
    Ayuttaya es mas importante que Sukhotai, pero a Rosa y a mi nos ha gustado mas si cabe esta visita de hoy, se trata de unos 40 recintos de templos repartidos en un área de unos 70 km cuadrados, muchos de los cuales están dentro del perímetro amurallado que es el que vemos. Nos desplazamos en grupos de 5 en una especie de tuc-tuc que es una moto que arrastra un carrito donde vamos nosotros, ha sido divertido.
Comenzamos por Wat Mahatad (el templo real), un impresionante escenario con un precioso lago y las ruinas de lo que en su momento fueron unos 200 chedis, y muchos wihans y mondops, que son elementos presentes siempre en los recintos de los wats:
    los chedis albergaban una reliquia y son facilmente reconocibles por su forma acampanada -ya sea redonda, cuadrada u octogonal- y en muchas ocasiones bañadas en oro -aunque no en Sukhotai-, los wihan son parecidos a un salón de actos, los bots son salones de ordenaciones reservados a los monjes que albergan la principal imagen de Buda y tienen forma similar a los wihan aunque mas pequeños, y por último los mondops, que son estructuras de base cuadrada cubiertas por tejado en espiral o cruciforme. Lo primero que aparece es un gran conjunto de columnas que anteceden al Chedi Flor de Loto -epicentro del complejo-, flanqueado por 2 Budas erectos encajados literalmente entre 2 columnas que formaban parte de mondops.

    Un gran Buda sentado enmarcado por un conjunto de columnas que en su día formaban parte del wihan principal, restos de un bot con otro enorme Buda sentado. Varios chedis octogonales y otro muy grande cuadrado y con múltiples niveles al que le ha desaparecido la parte superior

Todo el recinto está alfombrado con un cesped brillante y siempre mojado, y hay varios estanques con flores de loto que permiten sacar fotos preciosas con las ruinas reflejándose entre los lotos y enmarcadas por el cesped, todo está cuidadísimo. 15 minutos de moto nos separan de Wat Si Sawai y sus característicos 3 prangs de estilo jemer, los prangs son estructuras jemer en forma de mazorca de maiz, que simbolizan el monte Meru – la mítica morada de los dioses-. Seguimos hacia Wat Traphang Ngoen situado escénicamente tras un lago artificial y Wat Traphang Thong,

Atravesando un puente de madera llegamos a Wat Srasri, vemos el chedi, foto del grupo de hombres con la figura femenina de Buda, y seguimos a la zona central -que como en otros recintos- tiene columnas delante, en medio un inmenso Buda sentado y el chedi detrás, y nos hacemos una foto del grupo en otro puente que da acceso al Wat Srasri. Terminamos visitando el monumento al rey de Sukhotai “Po kun Ramkamhaeng”.

El Parque Histórico de Sukhotai me ha impresionado, es una maravilla de arquitectura jemer ubicada en un lugar insuperable, hemos estado 2 horas y cuarto allí y he comprado 3 tallas de madera que me gustan muchísimo. En el autocar Sofía reparte distinas especialidades culinarias y algunas frutas que ha comprado para que las probemos, riquísimo todo.



Emprendemos ruta hacia Chiang Rai, comemos en la región de Prae, en un restaurante al aire libre (del estilo de por aquí, de madera con tejado de paja y bambú) situado paralelamente a un riachuelo, lo que hace el rato de la comida muy agradable. Reanudada la marcha, después haremos parada técnica en el lago natural “Kwan Payao”, enorme y precioso, hubiera sido fantástico si hubiese coincidido con la puesta de sol, pero es pronto, Kiti -la mujer de nuestro conductor- nos ofrece gusanos fritos a quien quiera probarlos, yo no me atrevo pero he cogido uno para hacerme la foto de mentirijillas intentando comerlo -que no la pongo porque me da asco-.

Llegamos a Chiang Rai, el hotel Le Meridien es una pasada (catalogado con 5 estrellas y lujo) es una maravilla de hotel, tanto la habitación como las zonas comunes, la piscina es rebosante y aparenta perderse en el lago, además los jardines limitan en la zona trasera con un pequeño, estupendos salones... una pasada en el que pasaremos las 2 próximas noches. La verdad es que todos los hoteles han sido estupendos, ninguno ha bajado de 4 estrellas, eso es una delicia.
Duchita ysalimos con Sofía al mercado nocturno de Chiang Rai. Aunque el famoso mercado nocturno es el de Chiang Mai, ha sido aquí donde hemos encontrado mas cosas interesantes, me he comprado 3 collares muy bonitos y 4 camiseta,  hay una grandísima plaza totalmente ocupada por terrazas, en 3 de sus lados hay tiendas y restaurantes y en el 4º hay un escenario en el que representan gratuitamente danzas tailandesas. Al salir nos tomamos una cerveza en una pizzería, y a la hora covenida nos encontramos varios integrantes del grupo para repartirnos en tuc-tuc que nos lleven al hotel. Aquí no me ha dado miedo el tuc-tuc porque a pesar de que va rápido no hay el tráfico que había en Bangkok por lo que no veo fácil un atropello a cuerpo descubierto, todo lo mas una caída y eso es algo inevitable en cualquier sitio que no hay que pensar.

Día 8: CHIANG RAI (Tribus y Triángulo de Oro)
Salimos pronto hacia la montaña Mae Sai, para visitar 2 tribus: la Akha y la Yao. En Chiang Rai paramos a comprar grandes bolsas de chuches para los pequeños. Ya en la montaña subimos en grupos de 9 con varias camionetas, la parte trasera -sin puerta- va provista de un banco corrido por cada lado en donde caben 8 personas y con la que se sienta al lado del conductor -en la mía he sido yo- componen las 9 personas.
Llevamos días intentando sacar alguna foto buena de los arrozales que constantemente vemos desde el autocar, y hoy -aprovechando que hay tantos y que vamos mas cerca, puedo abrir la ventanilla y saco mi ansiada foto).

La tribu Akha, cuyo llamativo atuendo ya lo conocimos ayer -porque en el mercado tenían un puesto 2 mujeres Akhas- aunque intentamos hacerles foto y se mostraron muy estúpidas (Tailandia es el país de la sonrisa y todo el mundo posa para que le fotografíes, pero esta tribu no tienen ese carácter).

Son originarios del Tibet y -según me he documentado después- carecen de ciudadanía por lo que no pueden deambular libremente por las calles sin temor a que les detengan las autoridades de inmigración, eso no lo sabía cuando les visité pero lo cierto es que tienen gesto adusto y poco amigable, he de ser honesta y eso es lo que percibí, si quieres sacarles una foto a de ser robada, si no le compras una pulsera ponen mal gesto, incluso los niños tienen gesto serio, documentándome ahora sobre sus costumbres he leído a otra persona opinar lo mismo que yo, que no tienen buen carácter, curioso)

En cuanto nos ven llegar bajan a vendernos collares y pulseras, su atuendo es muy llamativo, adornan su cabeza con un tocado metálico, tienen los dientes totalmente negros y la boca roja como resultado del betel que mascan a todas horas, y aunque ese es el único distintivo que llevaban las mujeres, había una que también llevaba un traje negro más étnico que probablemente era el típico de la tribu-.
La aldea está instalada en un considerable terraplén de tierra suelta por donde gallinas y polluelos campan a sus anchas, y que nos hace pensar en lo que debe convertirse en la época de lluvias, porque tanto barro en una pendiente tan pronunciada debe ser terrible. Viven en casa de bambú y listones de madera y tejado de paja. En una de ellas tienen el colegio.(la foto de la izq es una madre y su hija Akhas, las otras son Yaos)

De camino hacia la otra tribu, como vamos por la montaña paramos en un punto a contemplar la panorámica desde allí. Y al rato llegamos a la Tribu Yao, bastante mas sencilla que los Akha,su atuendo (un simple "abrigo" negro -que espero que no lo sea, porque durante todo el viaje hemos rondado los veintimuchos grados- con una franja roja redonda y grande a modo de solapa, y pañuelo negro para la cabeza completando  el conjunto), unos pocos tenderetes donde te ofrecen sin agobiar sus productos, y -aunque carentes de sonrisa- tampoco tienen gesto adusto, simplemente indiferencia, un señor nos muestra su casa por dentro para mostrarnos cómo consigue hacer círculos de metal a base de martillo y con ello hace los collares que te quiere vender, la verdad es que no reviste mayor interés pero como es obvio se lo agradeces.

Seguimos ruta hasta el “Triángulo de Oro” y Chiang Saen -situada en la ribera del río Mekong y dominando desde su altura el vértice que forma la frontera entre los 3 países ( Tailandias, Laos a nuestra derecha y Birmania “Myanmar” a la izquierda).
Rosa lleva varios días a la caza de la foto de alguna fábrica artesanal de las llamadas “Casas de los espíritus” que hay en cualquier casa, hotel, tienda... Tailandesa, , y hoy ya hemos conseguido una. Entramos al Museo del Opio, yo no le ha visto el interés pero está programada y además es sólo un ratito así es que me entero de las explicaciones de Sofía -que a los 5 minutos se me han olvidado-, sólo unas pocas fotos testimoniales.

Visitamos el cercano Templo Wat Phra That Pukhao, enclavado en un lugar escepcional en la pequeña localiad de Ban Sop, accedemos a la loma subiendo unas largas escaleras rematadas por la parte de abajo en sendas nagas de 5 cabezas (las nagas son serpientes míticas protectoras)y por arriba en sendas apsaras (danzarinas celestiales de la corte del semidiós Indra),
y al alcanzar la cima de la loma -además de Wat Phra That Pukhao qu es relativamente pequeño y cuyas escalinatas están presididas por 3 dragones cada una, como alguno mas que hay por aquí arriba- nos espera la panorámica del “Triangulo de Oro”, después de un rato de disfrutar las vistas y hacer fotos, bajamos a la explanada donde está el monumento al rey y el ornamentadísimo barco con la figura de Buda sentado que vemos en las fotos,

allí compré el imán de la mujer jirafa y el paseo en elefantes (que será la visita de mañana), y nos entretuvimos durante mucho tiempo porque la vista del río (desde aquí mismo, en la ribera) es interesante.

Comimos en un lugar precioso, en una estructura de madera y paja situada dentro de un frondoso jardín, un sitio muy bonito. De camino ví un arrozal con gente trabajándolo (el primero que veo con actividad) y he conseguido la foto, aquí la dejo.
Y llegamos a Mae Sai, la ciudad mas septentrional de Tailandia, separada de Myanmar sólo por un puente que vemos desde este lado de la frontera, Sofía acompaña a algunos del grupo que pasan a Birmania (estarán unas horas y volverán al hotel atardeciendo),los demás nos quedamos brujuleando por el mercado de productos birmanos que hay a este lado del puente -aquí compro la pulsera de jade que hará juego con el collar que compré en Chiang Rai-,
Y al hotel, con tiempo suficiente para un chapuzón en la preciosa piscina, nosotras preferimos descansar y yo darme mi añorada bañera.

A la hora convenida el conductor nos acerca al mercado nocturno como hizo ayer, en la espera en el lobby coincidimos con Sofía y el grupito que ha ido a Birmania.
Hoy consigo mi foto de larvas, gusanos, cucarachas y demás bichos convertidos en crujientes aperitivos (para su gusto -por supuesto- que yo ni muerta),Y en el mercado... pues eso... mirar, regatear... como ayer, hoy Rosa y yo nos hemos sentado a tomar una cerveza en la plaza donde ofrecen el espectáculo de la danza tailandesa, el vestuario de las bailarinas es mas sencillo que el de ayer, se está muy bien aquí, tomando una cervecita, en buena compañía y viendo las danzas.
Para compartir tuc-tuc de vuelta al hotel, hemos quedado de antemano con un matrimonio y a la hora convenida estamos los 4, ayer costó la negociación del precio del tuc-tuc, pero hoy a la primera han aceptado. A dormir
.
Día 9: CHIANG RAI- CHIANG MAI

3 horas de autocar separan las 2 ciudades, pero se hace ameno porque hacemos paradas con visitas muy interesantes (el Templo Blanco en Chiang Rai) y otras entretenidas (las fábricas de artesanía en el pueblo San Kampaeng de Chiang Mai)para terminar en el plato fuerte de Chiang Mai (Wat Doi Sutep).

Aprovecho para hablar del tráfico y el modo de conducir en Tailandia; Ya comenté que tiene fama de mucho tráfico y de que no se puede cruzar las calles, pero no es así, tiene tráfico pero -como circulan a velocidad normal y mantienen su carril sin cruzarse a otros-, no es peligroso cruzar, sólo hay que esperar a que se produzca un “claro” y entonces cruzar dando una pequeña carrerita, nada mas. Nada que ver con El Cairo, ni siquiera con algunas ciudades de China -estoy pensando en Guilin y algunas calles de Beiging- en donde los coches vienen desde todos los sitios, cruzandose carriles, en diagonal y todo eso a mucha velocidad, ahí sí tienes que poner mil ojos y terminar esquivándolos por milímetros, en Tailandia para nada.

Y en carretera, es cierto que no respetan ni una sola señal y que hacen barbaridades que no se nos ocurriría hacer aquí, por ejemplo, si en una autopista tienen que hacer un cambio de sentido se esperan a que se produzca un claro y dan la vuelta a lo bestia quedándose en la mediana hasta que consiguen -tras esperar otro claro en la otra dirección- incorporarse al carril, y ya está. Es una barbaridad pero lo hacen en el momento en que el riesgo es absolutamente nulo. Otra situación que he visto son 3 camiones y un autocar ocupando 2 carriles (1 por cada sentido) al intentar adelantar en ambas direcciones, “no pasa nada” es la frase Tailandesa y la hemos oído un millón de veces de labios de Sofia, los de los laterales ocupan todo el arcén y los 4 se juntan hasta casi tocarse... y caben, y no ha habido el menor riesgo, todos se han acomodado y todo ha salido bien.
Sofía nos informa de que el carnét lo dan en un sólo día de clases -y no se broma-, el teórico es fácil y te dan 2 oportunidades en la mañana y a la tarde en el práctico sólo tienes que aparcar en un sitio grande y ya está, cuesta 80 baths (unos 2 €) y el que no lo saca es un completo inutil, Sofía bromea con que “¿cómo van a conducir si se obtiene en un día”?, pero repito que no sientes peligro jamás.

Sólo el 20 % de la población tiene coche porque son caros, comparando precios: un coche normal cuesta 600.000 baths y un chalet 500.000 baths (mas barato que el coche)
Wat Rong Khun (El Templo Blanco) comenzó a construirse en 1997 y aún está inacabado, su atractivo radica en su color blanco inmaculado y brillante por los pequeños espejos incrustados que reflejan el sol, se accede atravesando un foso con peces de colores y llegamos a un puente que representa la iluminación y abajo vemos muchas manos saliendo de la tierra como pidiendo ayuda que representan la impureza y el sufrimiento,
llegamos a la sala principal y dentro aguarda una sorpresa porque aquí además de un Buda hay murales con pinturas de Spiderman, Neo de Matrix, la Guerra de las Galaxias, Pokemon, Goku, Doraemon... que según dice el autor representan el deshacerse de la tentación, es raro de verdad.
Al salir hay una estructura dorada que parece otro templo pero -aquí todo es raro- son los aseos y tienda de recuerdos, y en sus alrededores hay árboles de los que cuelgan cabezas representando a fumadores y alcohólicos (sobre esto yo no opinaré, sólo documento)

Seguimos y hacemos una parada técnica en un geiser de aguas termales, vemos 3 prangs que parecen un templo jemer pero es un centro comercial, frente al geiser hay un canal por el que circula el agua termal que está casi hirviendo, y la gracia es meter cestitas con huevos para que se cuezan.

Llegamos al pueblo artesanal San Kampaeng, allí visitaremos 5 fábricas artesanales -a petición nuestra, ante la sorprensa de Sofía- pero es que sólo queda por ver el Templo Doi Sutep, y como sobrará tiempo preferimos ver algo interesante,

Primero vamos a la de sombrillas, vemos el proceso desde el machacado de la corteza de madera para hacer la pasta, hasta el minucioso pintado a mano de sombrillas y de lo que quieras porque pintan -por un precio, obviamente- lo que les des, ya sea un monedero, una funda de móvil, o la ropa que llevas puesta.

Después los trabajos artesanales de plata, vemos cómo van surgiendo primosoras filigranas a base de punzón y habilidad.

La de gemas a mí no me ha interesado, mucha piedra preciosa, pero el proceso de tallado y engarzado -aunque minucioso- no es espectacular, Rosa se ha comprado una pulsera de jade.

La visita a la fábrica de sedas es muy instructiva - ya vi otra en Turquía-, cómo se hierven las bateas de capullos, se convierten en hilos ayudándose de la rueca, y los tejen en varios telares, después -como en todas- hay tienda por si te apetece llevar un recuerdo.

En la de teka se disfruta de verdad viendo aquellos artistas covertir un tronco en una verdadera obra de arte, me intrigaba cómo conseguían hacer tantos niveles de relieve, lo hacen con pequeños buriles y punzones con los que acceden cada vez mas en profundidas a través de capas mas superficiales, da gusto verlos trabajar.

Y terminamos con la visita al plato fuerte de ChiangMai: Wat Doi Sutep (Templo de la montaña) desde el que se puede apreciar la ciudad de Chiang Mai ya que está ubicado cerca de la cumbre -a 1.600 metros- de la montaña boscosa homónima.

Accedemos en funicular (en varias tandas) las escaleras acabadas en nagas, y arriba además de la fantástica panorámica, el propio templo es uno de los santuarios budistas mas venerados del norte, tiene de todo: un gran chedi central chapado en oro rodeado por 4 parasoles de oro, un campanario muy decorativo con un tejado de varios niveles y muy colorido que está cerca de las escaleras que dan acceso al wihan principal y al resto de edificios que lo rodean, todo filigrana y oro (o dorado, que no sé el material de las imágenes que lo rodean, pero igualmente vistoso),

observando atentamente vemos cómo en los tejados se alternan remates “cho fa” típicos de los wats (el que simboliza la Garuda) con “hang hong” que son mas anchos y corresponden a la arquitectura del periodo Lanna (escasa en el resto del País, sólo es fácil de ver en Chiang Mai), el monumento al elefante blanco que -según la leyenda- eligió el lugar donde debía edificarse el templo.

La mayoría entramos para recibir la bendición de un monje que la está dando por grupos, uno a uno nos salpica lo que los católicos llamaríamos “agua bendita” y nos coloca en la muñeca izquierda una cuerdecita blanca previamente bendecida que protege la salud, a los hombres les ata la cuerda, a las mujeres la coloca sobre la muñeca -los monjes tienen prohido tocar ni ser tocados por las mujeres-, yo he querido su bendición pero no me he atado la cuerdecita porque no quiero llevarla siempre y jamás me atrevería a quitármela una vez atada, así es que la he guardado con cuidado y espero que también me proteja así, se me hace extraño avanzar de rodillas hacia un monje -todo el grupo-, porque no entra en mi cultura pero es el ritual y ha de respetarse absolutamente, porque además con ello estás mostrando respeto a quien lo practica.
Hemos coincidido en el momento en que algunos monjes (como en todos los templos, allí vive una comunidad) entraban a la oración, y posterior lectura de unas tablillas llevada a cabo por uno de ellos.
Y finalmente hemos bajado, en esta ocasión por unas preciosas escaleras flanqueadas por nagas de cerámica verde brillante y cabezas doradas.
Y ya termina el día, al hotel The Empress para una duchita reparadora y de nuevo salir al cercano “mercado nocturno” que es el mas famoso, es inmenso -según mi guía puede competir con el famoso “Chatuchak” de Bangkok que ocupa el espacio de unos 5 campos de futbol juntos, la verdad es que aquí yo no he conseguido comprar nada que me interese y Rosa sólo ha comprado -al día siguiente-algunas camisetas Lacoste, porque ambas opinamos que para comprar era mejor el de Chiang Rai (a pesar de que este es interesante de conocer, por el ambiente, los puestos, el bullicio...), por eso nos hemos dado un gran paseo y hemos acabado tomando una cerveza en un pub muy agradable, y ya bien anochecido volvemos al hotel.

Día 10: CHIANG MAI

El día mas divertido de todo el viaje, hoy hemos ido de aventura en aventura -así voy a definir las actividades de hoy-, primero a un campamento de elefantes situado en plena jungla a orillas del río Mae Taeng, y hemos disfrutado de lo lindo.

Por parejas a lomos de un elefante (guiado por su cuidador “su mahout”) y en fila india todos los elefantes, hemos cruzado el río Mae Taeng y adentrado en la jungla, ha sido una experiencia única -hasta el momento yo nunca había montado en elefante por la jungla- y muy agradable, además nos acompaña una cría del elefante que va detrás del nuestro y que le da por ponerse a nuestro lado y esto ha sido otra deliciosa sensación que el azar nos ha regalado, paseo en elefante con el elefantito a tus pies. La travesía ha durado una hora exacta y lo hemos dusfrutado muchísimo.

Ya de vuelta al campamento, nos ofrecen una exibición de la habilidad de estos inteligentes animales, primero nos muestran la fuerza que tienen para arrastrar troncos y su destreza para apilarlos, otras actividades simpáticas como la de meter goles y varios bailando al son de la música -eso es divertidísimo, se ponen muy graciosos cuando bailan, te hacen reir a carcajadas-,
y termina con el plato fuerte: 3 elefantes pintores ¡que es para verlo!, la habilidad con que pintan es incuestionable -sólo hace falta ver el resultado-, pero es que además ver todo el proceso de elaboración del cuadro es divertidísimo: de vez en cuando se retiran -como haría cualquier pintor- para poder apreciar en perspectiva cómo va quedando su cuadro, y -cuando dan por finalizado uno de los motivos del cuadro- se vuelven al público y asienten varias veces con la cabeza buscando el merecido aplaúso -que por descontado, le damos con ganas y con vítores-,
Una vez terminados los 3 cuadros, quedan expuestos para que podamos acercarnos y verlos en detalle, están fantásticamente hechos, ¡qué maravilloso animal es el elefante!.

Ahora continuamos con una hora de trekking por la jungla, vemos cebús (ese animal que parece una vaca con joroba) que arrastran carretas, y otros de largos cuernos -que en ese momento, aunque quizás me equivoque- me recuerdan a los bueyes de agua que vi en China, y llegamos a otra zona del río de gran belleza.
finalizamos el paseo regresando al campamento de elefantes, ahora podemos comprar la foto que nos han hecho cuando atravesábamos el río, y el marco -con apariencia de papel de estraza- es de excremento de elefante, pero no da ningún asco porque está absolutamente tratado y convertido en papel, lo tengo en casa y es un bonito recuerdo.



La siguiente aventura arranca de este mismo punto, vamos a descender el río en balsas de bambú, aconsejan no llevar cámara de fotos y nos muestran un cartel que deja claro que no se responsabilizan de caídas al río, ni de personas -nos obligan a ponernos chaleco salvavidas- ni de enseres, y claro.... no tengo mas que 4 fotos que me han pasado una pareja que hizo caso omiso de la recomendación. Lo cierto es que -en temporada seca- el río va suavecito y se hace innecesaria tanta precaución, pero supongo que es por curarse en salud en la época de lluvias, no sé.

Ahora nos llevan a comer, el restaurante al aire libre está dentro de una plantación de orquídeas en Sai Nampueng, precioso el entorno.


La siguiente atracción (opcional por 200 baths, yo he ido) es un espectáculo de cobras, Rosa se ha quedado fuera y al salir lo primero que me ha preguntado es ¿qué pasaba ahí dentro, que no parábamos de gritar y reir y gritar optra vez?, es que ha sido la monda,
y con esto no pretendo trivializar con el auténtico y real peligro al que se enfrenta el Tailandés que trabaja en el espectáculo, no son juguetes, son cobras provistas de su letal veneno (como nos demuestran obligándolas a soltar el veneno en un vaso transparente, para que veamos como sale de sus glándulas), ante una eventual mordedura se dispone de 1 hora para salvar la vida -mediante el correspondiente antídoto- aunque dejará secuelas permanentes (dedos amputados y heridas similares), eso referido a la cobra común, que si se trata de la King Cobra no hay posibilidad de salvar la vida, porque se yergue mucho mas y al morder lo hace a la altura del corazón con lo que es imposible que el antídoto pueda hacer nada.
Una vez explicado que esta atracción es muy peligrosa para el habilísimo Tailandés que interactúa con ellas, la cuestión es que el tono del espectáculo es divertido. Nos sentamos en 3 gradas, y al rato sacan una pitón que enfila directa hacia nosotros, y en un segundo toda la primera grada estamos subidos de un salto encima de los de la segunda ¡qué susto! Aunque -si lo piensas- ni se acercó, pero verla a 50 cm de tus pies impone, volvemos a sentarnos y en otro momento del espectáculo están los 2 tailandeses -que sacan cada uno de los reptiles de sus cajas para hacer el número-, pues no pueden sacar el ejemplar porque salta mucho, y durante unos segundos vemos a ambos intentando meter la mano y saltando hacia atrás -a cada salto que da la bicha-, hasta que uno consigue sacarla y la bicha se nos la lanza a la cara ¡el grito se oyó en Siberia!,
 y en un segundo quedó despejada toda la zona sobre la que cayó la bicha (3 personas hacia mi derecha), y al mirar... ¡¡¡era una soga!!!, ja,ja,jaaaa, los tailadeses muertos de risa, nosotros también (yo creo que hasta los reptiles estaban riéndose dentro de sus cajas).
Después nos ponen en los hombros (a quien quiera, yo quise) una pitón, y hasta aquí hacen bromas, a Fernando -que fué el primer espontáneo- le situaron la cabeza de la pitón peligrosamente cerca de la ingle, y a mí -segunda- cuando ya la tenía puesta por los hombros, uno de ellos me rozón con un pequeño pellizco el muslo por atrás para que me asustara pensando que me picaba otra bicha... ha sido un rato muy divertido este de las cobras.

Ahora el grupo se divide, unos pocos entran en una atracción de tigres (400 baths), a mí no me interesa porque consiste en entrar en una jaula grande donde está el tigre y su cuidador, y cuando el tigre se tumba, te pones detrás y le acaricias en lo que te sacan la foto. Me da reparo y además no le veo la gracia. En el puente sobre el río Kwai pude “amasar” a un cachorrete de leopardo mientras tomaba biberón y eso sí me gustó mucho, fué un momento mágico y entrañable (creo que lo mejor del viaje), pero esto no tiene nada que ver.
Preferimos que nos lleven a ver a las mujeres “jirafa” (600 baths), aún reconociendo que es cara porque no es que te lleven a su poblado, no, es sólo unas calles donde tienen cada una su cubículo de bambú y paja en el que están tejiendo las pasminas que quieren venderte, así es que no es un poblado auténtico, pero es la única oportunidad que tengo de ver de cerca a las mujeres de esta tribu birmana, así es que la aprovecho, algunas van maquilladas con la tanaka (una pintura color hueso -que resulta de machacar el árbol homónimo-, que las mujeres birmanas han usado siempre para protegerse del sol), 
con algunas me hago foto, incluso me dejan colocarme la mitad delantera de un collar -para que pueda apreciar el peso y la sensación, bueno, la media sensación y en sólo unos segundos no toda la vida-, ellas sonríen en las fotos (saben que el turismo es su medio de vida actualmente) pero los niños tienen esa expresión adusta que ya vimos en las otras 2 tribus de norte que vsitamos, son refugiados birmanos y no tienen nada que ver con el carácter tailandés.

De vuelta al hotel, recorremos todo el mercado de arriba a abajo porque quiero encontrar un imán para mi madre (en el mercado flotante de Damnoen Saduak, compré sólo un imán porque estaba mal rematado  tengo otro del elefante con la mujer jirafa que -al ser tan específico-es un recuerdo sólo para quien ha tenido esa experiencia concreta, no es tan genérico como uno de Bangkok o de Tailandia, así es que aún no tengo imán para mi madre). Finalmente consigo uno de Chiang Mai. Rosa ha comprado varios Lacoste. Buscamos -sin éxito- el pub donde tomamos anoche la cervecita, así es que debemos conformarnos con una terraza -sinb mucho interés- situada en una plaza adyacente a la principal, aunque en el paseo final hemos localizado el pub de ayer.

Día 11: CHIANG MAI 
 
Nuestro último día y lo tenemos libre de excursiones, visitaremos Chiang Mai por nuestra cuenta. Es la segunda ciudad mas impotante de Tailandia, que remplazó a Chiang Rai como capital del reio Lanna, convirtiéndose en un centro importante del budismo therevada.


Con la mitad de tamaño que Bangkok, según mi guía tiene un número similar de templos, según Sofía tiene 1.200 templos (Bangkok 400), la diferencia puede ser debida a que los wats son conjuntos de templos, pero el dato inequívoco es que tiene muchos wats.


Paseando hasta la ciudad vieja, atravesamos el mercado nocturno -ahora vacía- y pasando mercados de comida que están cocinando in situ y hay mesas en plena calle en donde ya están tomando algo contundente los tailandeses. Los Tailandeses no tienen nuestro horario de comida, ellos comen pequeñas cantidades pero a todas horas del día, y en cualquier sitio en plena calle, por eso es habitual ver este tipo de negocio en la calle y carritos con comida por doquier.

Visitamos muchos de los templos que vamos encontrando, hasta que llega un punto en que -a no ser que nos resulte peculiar- los pasamos casi de largo de tantos como hay.
Al pasar por un McDonalds me salta a a vista el saludo tailandés del payaso Ronald Mac Donald. 
 

Además de templos, Chiang Mai tiene muchas tiendas -especialmente de ropa, aunque también de artesanía, librerías, etc- y aquí es donde me he comprado la prenda que mas me gusta de lo que me he traído de Tailandia, es un blasier de algodón de varios colores aunque sobrios, me gusta mucho.

Vemos monjes a cada paso, ¡claro! es que los templos siempre están habitados por monjes.
Traspasamos la muralla que rodea la ciudad antigua por la puerta Tha Phae, y accedemos a la calle Ratchadamnoen, una vez dentro -aunque al principio pretendemos seguir la ruta que marca mi guía- finalmente desistimos ya que los nombres de las calles son muy parecidoy ( Ratchadamnoen, Ratchamankha...) y como tenemos todo el día preferimos ir paesando y viéndolo todo (que dará tiempo sobradamente), los 2 únicos templos que buscamos -ya que son los mas importantes- son: Wat Chedi Luang y Wat Phra Sing.

Wat Chedi Luang, con su característico chedi de estilo Lanna, que muestra el aspecto a que quedaron reducidos sus 85 metros de altura tras el terremoto de 1545, una escalera Naga adorna la capilla pincipal.

Wat Phra Sing, el mayor de Chiang Mai, está decorado con pinturas murales y aloja al venerado Buda Sing dorado. (fotos aquí y abajo izq)

Wat Mueng Ngon Kong, Wat Phra Chao Mengrai, Wat Phan Waen... me es muy dificil poner nombre a cada foto que tengo de los templos porque son muchos


 

De tanto caminar nos hemos salido de la ciudad antigua y nos topamos con el canal que la circunvala perimetralmente a medio km distancia todo alrededor. 





 
Encontramos el recinto de un templo y entramos para comer -unos frutos secos que llevamos- sentadas en una mesa de madera que hemos visto, en el recinto viven monjes (de hecho a 2 metros de donde estamos, podemos ver sus túnicas tendidas en la galería superior, pero sabemos que son hospitalarios y no les molesta que estemos allí en silencio)

Volvemos sobre nuestros pasos camino de nuevo a la ciudad antigua, y -como ya hemos visto demasiados templos-, ahora nos deleitamos -y sacamos varias fotos- con los establecimientos de tipo pub y guest houses que vemos -la mayoría con aspecto tropical, grades y frondosas plantas, y mucha madera, muy bonitos. La ciudad antigua nos ha encantado, con razón tanta gente viene a hospedarse aquí (mayoritariamente mochileros).

Y volvemos paseando al hotel, hemos llegado pronto y aún tendremos que esperar casi una hora hasta que vengan a buscarnos para llevarnos al aeropuerto, nos recogen a las 3 (a Elsa a Rosa y a mí) yuna vez en el aeropuerto puedo conseguir otro imán que me gusta mas -de Ayuttaya- así es que compro 2 iguales (para mi madre y para nosotros),
ahora empieza el calvario del regreso (tal y como ocurrió en China), primero un vuelo de 1 hora y veinte minutos hasta Bangkok, salimos a las 20,50h y llegamos allí a las 22,10h, ahora 2 horas de espera en la escala y después 13 horas y cuanrenta minutos de vuelo hasta Madrid. Eso siempre es incómodo -por muy bueno que sea el vuelo pero lo llevo bien porque me gusta mucho viajar-, y a las 7,50 h de la mañana aterrizamos en Barajas.

RESUMEN DE IMPRESIONES
ASIA me está enamorando, cuando regresé de China comenté que era -junto con Egipto- el viaje mas espectacular de cuantos había hecho, pues ahora uno Tailandia a este grupo de viajes impactantes. Ha sido un viaje fantástico, hemos visto sitios espctaculares, lo hemos pasado genial, con Rosa muy bien, y el tour también muy bien. Lo he disfrutado muchísimo.

1 comentario:

  1. ¡¡Un viaje espectacular!!. Espero poder realizarlo pronto.
    Muchas gracias por compartirlo y por toda tu ayuda

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