domingo, 11 de diciembre de 2011

Viaje TURQUIA 2011

Acabamos de volver de un viaje estupendo que veníamos aplazando algún tiempo y ha salido fenomenal.

Las visitas han estado muy completas porque hemos visto todo lo importante de cada lugar en donde hemos recalado.

Las instalaciones –hoteles y restaurantes- han sido estupendas, hoteles de lujo y restaurantes sin ninguna objeción sino todo lo contrario: comida rica y abundante, esto durante el circuito, el hotel ha sido considerablemente más básico en Estambul aunque con buenos desayunos y buen emplazamiento.

Las explicaciones han sido de lo mejor porque el guía del circuito –Mehmet- está muy interesado en la historia de su país y se esfuerza por instruir al respecto (de hecho, la broma era que “ojalá se callara un poco para poder dormitar algo”, porque no paraba ni 10 minutos, cuando no nos estaba documentando sobre la historia que se puede encontrar en libros, nos explicaba situaciones de la historia interna –las reacciones de las gentes del lugar ante tal o cual circunstancia, que intentaré ir desgranando a medida que vayamos entrando en faena-, tenía un libro de mitología titulado “cuentame un mito” que está escrito con cierta poesía que nos leía de vez en cuando, y cuando ya no se le ocurría qué decir mas, no paraba de instarnos a que le hiciésemos preguntas… ja,ja,jaaaaa…¡y luego dicen de las mujeres!... ¡eh, que lo digo en broma, que Mehmet ha sido absolutamente fantástico y su esfuerzo es de mucho agradecer!.

Y la compañía ¡qué decir de la compaía!, he ido con mi amiga Encarna, así es que insuperable.

Domingo 13 de Noviembre

Anoche se vino Encarna a dormir conmigo a casa de mi madre, porque tenemos que estar en Barajas alas 7,30h como máximo, el avión sale a las 8,35h. El vuelo bien, pero hay que reconocer que eso ha sido lo peor del viaje: nos han hecho escala en Barcelona (una hora sin salir del avión, porque sólo es una escala para recoger a mas gente), así es que el viaje se ha hecho algo largo, aterrizamos en el aeropuerto de Neveshir a las 17h (las 16h de España, pues Turquía va con una hora de adelanto), el aterrizaje ha sido surrealista porque el “aeropuerto” no es que sea local…. No…. Es enano, parece una pista del excalectric, y un vez tomada tierra vemos –con asombro- cómo el avión termina rodando la pista –despacito, eso sí- y ¡¡¡da la vuelta completa y sigue rodando pero en dirección contraria hasta llegar a la salida!!! ¡alucinante!, y ya empezamos con el cachondeo “¿y si ahora viene otro a aterrizar?... al salir vemos que es minúsculo, así es que suponemos que deben tener sólo un vuelo, y cuando ya está en tierra todo el personal “chapa” y se va a su casa, je,je.

recogida de maletas y directamente al hotel, Mehmet nos propone ver de camino –si da tiempo- la fortaleza de Uchisar pero cae la noche y no está iluminada, así es que no conseguimos verla.

Llegamos al hotel Dinler de Ürgüp, un 5 estrellas fantástico, con una estupenda bañera (que yo eso lo aprecio mucho), nos reciben ofreciéndonos en la recepción nuestras primeras “delicias turcas” que aceptamos con gusto porque todos tenemos ya hambre, y tras dejar maletas en una estupenda habitación bajamos a cenar, es buffet libre, con cantidad de platos diferentes y de calidad, está todo delicioso.

Lunes 14 de Noviembre: CAPADOCIA “la ciudad de los caballos bonitos” lo que –según Mehmet- es su traducción.

Visitaremos Goreme, Pasabagi, y Uchisar. Hace mucho frío, de noche a caído a los 8 grados bajo cero, y durante todo el día rondaremos los 3 grados. Yo soy súper friolera pero me aguanto porque estoy disfrutando mucho con todo esto.

Empezamos por Goreme, Mehmet nació allí y alli sigue viviendo su madre, y nos explica absolutamente todo sobre esta preciosa tierra, dice que actualmente poca gente vive en las cuevas por el peligro real de derrumbe, pero siguen utilizándose como almacenes o bodegas, el motivo es que la composición de la roca es muy frágil y las lluvias son una amenaza muy concreta con la que todo el mundo cuenta.




Vamos hacia las Iglesias Rupestres del llamado Museo al aire libre –Patrimonio de la Humanidad desde 1985 por la UNESCO-, Mehmet nos lleva la atención a los pequeños agujeros horadados en la piedra volcánica –que son antiguos palomares- se pueden distinguir en una de las fotos si se presta atención, son cuadrados pequeños en grupos de tres.

Lo primero que vemos al entrar en el parque es una fortaleza, y nos explican que los asentamientos en esta área son de cristianos del imperio romano y datan de los siglos III y IV, y que esa fortaleza era uno de los monasterios de la época. También vemos el monasterio de monjas con 4 niveles en su interior.

Después vamos entrando a las diferentes Iglesias –la mayoría de los siglos X y XIII en plena época bizantina y selyúcida, y nos explica sus pinturas: la Iglesia el Manzano, la de Santa Bárbara, y la de la Serpiente.

Saliendo del Museo al aire libre, se encuentra la mas vistosa -la Iglesia de la Hebilla-, “construida” en 3 etapas, que fueron las fases en que se fue horadando la piedra para hacer la iglesia mas y mas grande, que se ven reflejadas claramente en las diferentes pinturas de sus paredes (la pena es que en esta iglesia no permiten fotos, por lo que nos tuvimos que conformar con sacar una de reojo desde el sótano a través de una rejilla, sin luz… un desastre de foto).

Aprovechamos para comprar en el Parque los imanes de recuerdo de Capadocia. Saliendo del Parque Nacional, vemos varias cuevas aún habitadas, y nos indica una que está transformada en hotel.

Además nos muestra una ciudad troglodita casi abandonada, la ciudad griega, nos explica que antaño los griegos y los turcos convivían ocupando ambas zonas, pero tras la división y posterior años de confrontación, en ambas partes se cometieron muchos asesinatos de los “extranjeros” que permanecían en el territorio en cuestión, cuando los griegos que vivían en esta ciudad tuvieron que abandonarla, ningún turco quiso habitar las casas que previamente lo habían hecho sus ahora enemigos, y la ciudad quedó abandonada.


Seguimos hacia Pasabagi, ¡cuantas ganas tenía yo de ver con mis propios ojos las “Chimeneas de las Hadas”, y no me ha defraudado en absoluto porque son formaciones muy curiosas, la explicación es que hace 3 millones de años los volcanes de la zona “Erciyes” y “Hasan” crearon el caos, soltando toneladas de cenizas volcánicas que se fue depositando,


posteriormente una nueva explosión lanzó lava sobre aquella base que se convirtió en piedra basáltica mas pesada y oscura, con el paso de los siglos la erosión fue desmenuzando la piedra volcánica (es muy porosa y se puede excavar con gran facilidad, mas aún si se moja) y fueron apareciendo esas formaciones verticales, encima de las cuales la piedra basáltica ejerce gran presión, lo que junto con la fuerza de la erosión, ha ido estrechando una especie de cuello bajo ese gran peso.


Nos explicó que dichas formaciones siguen apareciendo y desmoronándose, porque –como es obvio- la erosión sigue modelándolas.


Después visitamos una fábrica de alfombras, y ha sido muy curioso ver la elaboración de la transformación de los capullos de los gusanos de seda en finos hilos de seda, y luego un té sentados en una gran salón donde nos han presentado las mil y una alfombras, pero no ha sido mucho tiempo y realmente yo no había visto aún el proceso de los capullos, y mira que en China empieza la ruta de la seda y había fábricas, estuve allí hace 2 meses pero no los vi y ahora lo he visto aquí.


Uchisar: Tras las alfombras nos llevan a comer a un sitio precioso, el restaurante –buffet libre con una comida riquísima- está situado en un sitio perfecto y todo acristalado para poder disfrutar de unas vistas que se quedarán para siempre en mi retina y mi cámara de fotos, enfrente a nosotras la fortaleza de Uchisar, y a nuestra derecha las formaciones de chimeneas jóvenes, y mas allá se puede vislumbrar –aunque muy a lo lejos, lo que dificulta la foto- el mayor volcán de Turquía el “Algeus”.


Tras la comida, visita al valle de Uchisar y sus ciudades trogloditas, lo vemos desde lo alto de una loma, por lo que la panorámica es espectacular, no parábamos de hacer fotos porque a cualquier lado que mires encuentras un paisaje sorprendente, hemos pasado suficiente tiempo, y eso ha sido la tónica general del viaje, parece mentira que con la cantidad de sitios que hemos visitado, en ningún momento nos hemos sentido acuchadas de tiempo, hemos podido ver todo relajadamente y disfrutarlo bien.


Y terminamos el día visitando la Fortaleza de Uchisar, como ya está atardeciendo hace mucho frío, nos acercamos a la base de la fortaleza, cuesta hacer fotos porque los dedos se nos congelan pero esto es una maravilla. Terminamos –ya al anochecer- dentro de un café que está frente a la fortaleza, en donde Mehmet está tocando un instrumento llamado “sax” y cantando una tonadilla que he oído después en Estambul, al rato llama a un camarero para que le acompañe con la percusión, este hombre es la monda.

Volvemos a nuestro estupendo hotel (es el único día que repetiremos hotel).


Martes 15 de Noviembre: CAPADOCIA y KONIA

Muy temprano emprendemos camino hacia Kaymakli (para ver una ciudad subterránea). Nieva durante todo el trayecto, afortunadamente nuestro conductor es un hombre muy prudente que va despacio y muy atento por lo que nadie siente miedo, y eso que hemos visto un minibús volcado en el otro carril, pero este conductor va muy bien.

Aprovechamos para tirar unas fotos a los globos aerostáticos que sobrevuelan la Capadocia (ayer 3 personas del grupo montaron a las 5 de la mañana, con varios grados bajo cero, y les gustó), varias fotos de la carretera y los alrededores nevados.

Todos los pueblos por los que pasamos tienen su mezquita, muchas de ellas se ven desde el autocar, y una gran parte son muy vistosas, intento hacer cuantas fotos puedo pero desde el autocar me salen movidas, aunque algunas han quedado bien y es un bonito recuerdo del trayecto nevado.



Kaymakli Es una de las varias ciudades subterráneas de Capadocia, excavada en la roca entre los siglos V y X para servir de refugio a centenares de personas ante invasiones hostiles.

Tiene 9 niveles excavados, de los 4 que se pueden visitar nosotros recorrimos los dos primeros, y algunos bajaron a un habitáculo del 3º.


Nos enseñó cómo una piedra circular cerraba la entrada desde dentro, lo cual me transportaba a las películas de Indiana Jones cerrando la cueva con aquel disco… pues igual.

Vimos dependencias que servían de cocinas, almacenes, establos, toilets, iglesias. No hay problemas de regeneración de aire porque la ciudad cuenta con pozos de ventilación.

Meternos dentro de esta ciudad subterránea ha sido toda una experiencia, nos ha gustado mucho. Al salir nos separamos, y en lo que yo voy al servicio Encarna ha comprado 2 muñecas artesanales típicas de Capadocia, las venden las mujeres de la zona y las hacen con madera y palos que visten con telas viejas.


La Caravasar de AgziKarahan Es la mayor de toda Turquía.
Los caravasar eran “albergues” de los turcos selyúcidas dispuestos a lo largo de la ruta de la seda, en donde las caravanas podían recalar por la noche sin temor a ser asaltados, las caravanas sólo podían recorrer 15 o 30 km al día (dependiendo de las condiciones del terreno), y al entrar en cada zona pagaban un impuesto a la hacienda de la ciudad en virtud del cual cuando llegaran a la próxima caravasar podrían pernoctar sin problemas juntos con sus monturas.

Mehmet nos hizo ver la diferencia entre estos “albergues” y las llamadas “posadas” de la época de la ruta de la seda, dichas posadas se ubicaban al lado de estos albergues, para que si al llegar era ya tarde -y ya el albergue estaba cerrado- tuvieran oportunidad de refugiarse igualmente (aunque pagando de nuevo).

La de AgziKarahan –creí entender a Mehmet- está construida por un sultán, por eso cuenta con una mezquita en el centro del complejo, a diferencia de las caravasar no construidas por sultanes que no disponen de la mezquita, pero ahora documentándome en la wiki pone que la construyó un rico comerciante, así es que no sé, quizás es que era para uso de un sultán, no sñe.

No me ha parecido una visita imprescindible, pero bueno, ya que vamos de camino la hemos visto, y además si no lo hubiera hecho me cabría la duda de si me hubiera resultado interesante, siempre es bueno ver las cosas con tus propios ojos.

KONIA
Aquí visitaremos el Mausoleo de Mevlana (poeta persa que difundió el sufismo en Asia Menor y fundó la orden de los “Derviches Giróvagos”.

No se permite hacer fotos, es un lugar de peregrinación que sustituye a la Meca, Mehmet nos cuenta que muchos musulmanes no tienen poder económico para visitar una vez en la vida la Meca –como es preceptivo de su religión- pero que hay algunos lugares –como este- que sirven exactamente igual para cumplir con sus obligaciones religiosas.

Una gigantesca tumba donde reposan los restos de Mevlana, y curiosamente otra igualmente grande a sus pies pero en posición vertical donde reposan los de su padre (famoso erudito religioso, autor de una obra maestra del sufismo), al parecer esta disposición simboliza que el padre se levanta ante el hijo mostrándole así respeto y reconocimiento.

Y a dormir al hotel, el Anemon Denizli, el mejor de todos, estupendo.


Miércoles 16 de Noviembre: PAMUKKALE y ÉFESO

PAMUKKALE
Llevo 2 años esperando esto, hasta hoy pocos circuitos que veía incluían Pamukkale – y para mi era imprescindible-, es uno de los motivos por los que nos decidimos por este viaje concreto cuando lo vimos. Y hoy ya estamos aquí.

Según entras al recinto se ve algún resto romano, que nos indica que estamos entrando en la antigua ciudad romana que veremos después.Y a pocos metros aparece “el castillo de algodón “ del que luego hablaré.

Mehmet nos da la explicación de lo que estamos viendo y la situación de los sitios de interés dentro del complejo, y nos da tiempo libre para que cada cual lo veamos a nuestro gusto porque hay mucho que ver.



Nosotras decidimos que queremos ver todo, por lo que lo haremos deprisita, y seguimos adentrándonos en esta Hierápolis, que es la ciudad balnearia romana que se edificó encima de las cascadas, y tiene la mayor necrópolis del Mundo Antiguo que es justo adonde nos dirigimos por ser el punto mas alejado, hay poca gente por allí y lo podemos visitar muy bien  (la mayoría del público se queda en las cascadas y el teatro romano que está enfrente).

Retrocedemos hacia el centro y nos dirigimos a la Piscina (donde se encuentran los servicios) y cuyas aguas bañan restos de columnas romanas. Y finalmente subimos hacia al Teatro, la subida es algo durita para ir apresuradas y cansadas tras la caminata que nos hemos dado para llegar a la necrópolis, pero merece la pena.


De vuelta queda tiempo para recrearnos en las cascadas.
El "castillo de algodón" traducción del turco de “pamukkale”, es un espectacular escenario de la naturaleza, cuya acción del agua termal –con grandes cantidades de sales calcáreas- al discurrir sobre la piedra lisa van aportando a la ladera

el color blanco por el que es conocido, además al precipitarse entre 2 niveles deja un reguero sólido a modo de estalactitas pegado sobre la roca, es precioso
las hemos recorrido enteritas, nos hemos hecho mil fotos, ha sido una gozada. Y emprendemos camino hacia Éfeso, aunque antes paramos a comer.



ÉFESO:

Es mi 2ª visita a Éfeso –pues ya lo visité hace 2 años (en 2009) cuando hice -con mi amiga Gusi- el circuito de Grecia que incluía Éfeso. Pero me ha gustado mucho volverlo a ver.

Éfeso fue una de las 12 ciudades jónicas de las orillas el mar Egeo y contaba con puerto al mar aunque la sedimentación y el trascurrir de los años la han alejado unos 15 km de la costa, fue un importante centro cultural y comercial, pues era donde vivían los acaudalados comerciantes.


Mehmet nos explicó que en la principal vía –la de los Curetes- residían los nobles mas ricos del mundo de aquella época, y comparó aquel Éfeso con el Manhattan actual, porque –dice- era donde se cocía todo el negocio mundial.



Recorrerla es todo un placer, y por ambas “aceras” de la vía de los Curetes –que empieza en la Puerta Magnesia, y acaba en la biblioteca de Celsius- vemos




Templos:
El de Adriano, del siglo II reconstruido por el Emperador Adriano en el IV, con un frontón –desaparecido- soportado por dos columnas y un arco que sobreviven, la piedra principal tiene un relieve de la diosa Tyche. El de Domiciano
La Basílica y enfrente el Ágora, las Termas, el Gimnasio convertido posteriormente en Baños,

Baños (un espacio cuadrado cuya perimetral piedra de mármol tiene 23 agujeros, y un conducto a los pies por donde discurría agua limpia), el Odeón (pequeño teatro con capacidad para 1500 personas donde e reunía el consejo)

Fuentes: la de Trajano del S. II, la de Polio del año 97, etc… no me quiero detener demasiado en cada monumento porque eso puede encontrarse en cualquier libro.

Sólo una buena documentación te hace reparar en el templo de Artemisa –que fue una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo, porque desafortunadamente sólo queda en pie una de sus 120 columnas tras el saqueo y posterior quema a que fue sometido en el año 262 por los Godos.


Y el plato fuerte adonde se dirigen todas las miradas: la Biblioteca de Celsus que llegó a albergar unos 14.000 rollos de pergamino y fue –junto con la de Alejandría- la mayor del Mundo Antiguo. Tiene una fachada espectacular, con un nivel de relieve sorprendente para estar tallado en el puro mármol, y 4 nichos cubiertos que albergan 4 estatuas que corresponden a las 4 virtudes: la sabiduría, el conocimiento, la reflexión y el valor.
A la derecha está la carretera de mármol –via sacra- flanqueada por columnas, Mehmet nos hizo reparar en el dibujo impreso del pie (que indica que caminando a la izquierda estaba el burdel), y al final aparece el Teatro (en el que en 2009 tengo una foto haciendo el ganso)

Salimos del recinto atardeciendo y continuamos hacia Esmirna. Dejamos a parte de los compañeros en el aeropuerto porque ellos van a Estambul esta noche (esta opción no la había cuando contratamos con la agencia, ellos vienen con otros paquetes), y los demás volvemos a Esmirna. Al hotel Aksan, una cena mediocre –la verdad- y a dormir.


durante todo el trayecto en autobús he reparado en que por todos los pueblos que pasamos se ven hombres tomando café pero ninguna mujer, y le he preguntado a Mehmet si aquí tienen la misma costumbre que en Egipto, en el Cairo nuestro guía nos dijo que allí a las mujeres no les gustaba salir y que preferían quedarse en la casa al cuidado de los niños, y Mehmet me ha contestado que sí, que -salvo en Estambul y grandes ciudades- allí las mujeres tampoco salen. 

Jueves 17 de Noviembre: BURSA

Desayuno frugal y salimos temprano hacia Bursa –que fue la primera capital del Imperio Otomano-, con intención de visitar La Mezquita Verde (que no podrá ser porque está en obra), el Mausoleo Verde, y la Gran Mezquita,   
La Gran Mezquita es peculiar porque no tiene cúpula central aunque sí 20 cúpulas sobre 30 pilares que coronan una sala central de 63 por 50 m, en cuyo centro hay una bonita fuente de abluciones de mármol del s.XIX (parece una piscinita), y –según Mehmet- se hizo con el bien conseguido objetivo de reflejar la luz que entra desde el tragaluz que hay encima.

Ya al entrar nos hizo fijarnos en un vistoso y gran cartel negro con una elaborada caligrafía que representa el nombre de Alá -dentro de la mezquita están representados los 99 nombres de Alá- y es una característica de esta mezquita: la magnífica caligrafía de estilo kufí y divanvi. El mimbar es de nogal tallado, a la izquierda hay una estructura de filigrana verde aguamar, que era desde donde el sultán se situaba cuando iba a la mezquita.

Ahora vamos al famoso Mercado de la Seda de Bursa, un entramado de calles al aire libre y tras acceder a un patio se sube a la primera planta de una zona mas especializada en pañuelos y pequeñas prendas, Encarna y yo nos hemos separado del grupo para ir a comprar un bollo –porque estoy hambrienta, desayuné poquísimo-, y después subimos para encontrarnos con todos, pero no vemos nada que nos interese así es que bajamos para ir directamente a un pequeño puesto en donde vi -de reojo cuando entramos-, un vestido que me gustó y me he comprado, es muy mono mi recuerdito de Bursa.

Comemos frente a la Mezquita Verde –cerrada por obras-, en un restaurante con una comida muy sabrosa y unas vistas panorámicas increíbles.

Y vamos al Mausoleo Verde, donde está enterrado el sultán Mehmet I (el restaurador del imperio otomano, tras la invasión de los mongoles en el s. XV), es una estructura hexagonal revestida de azulejos verdes azulados. Mehmet nos explica la ceremonia del entierro, el lavado del cadáver y que el cuerpo siempre se entierra tocando la tierra –no dentro de ninguna caja-, el ataúd sólo se usa para el traslado y ornamento posterior, y que el cuerpo puede estar orientado casi a cualquier sitio pero la cabeza se ladeará si es preciso hasta conseguir que su cara mire a la Meca.

Y finalizada la visita de Bursa, volvemos al autocar para tomar –ya anochecido- el ferry que nos pasará a Estambul. Llegamos de noche y nos reparten por los hoteles.

El hotel Barín ha resultado de un cambio –tras mucha insistencia con la agencia, pero lo hemos conseguido-, porque en principio cogimos el Kaya pero tras ver las desfavorables críticas preferimos cambiarnos a este (por 120 € mas, las 2 noches), está bien ubicado –en eso como el otro-, pero las instalaciones son mejores, el personal es muy agradable, y la habitación–a pesar de que nos ha tocado la peor, supongo que porque fue un cambio a última hora y con calzador- es pequeña pero correcta, el desayuno estupendo, así es que bien para los estándares de Estambul (donde ya nos avisaron de que las 4 estrellas no se corresponden a lo que conocemos en Europa).

Dejamos las maletas y salimos a cenar, desde el hotel nos encaminan a un restaurante cercano que nos convenció de inmediato, y hemos cenado allí las dos noches.

Viernes 18 de Noviembre: ESTAMBUL


El Palacio Topkapi. Tenemos sólo 2 días para recorrer esta enorme ciudad y pensamos aprovecharlos al máximo. Madrugamos para estar en las taquillas del Palacio Topkapi a las 8,45h (abren a las 9h), y como dejamos el tranvía en Sultanahmet nos estrenamos en Estambul con la visita exterior de sus 2 mejores mezquitas. Mehmet II construyó este Palacio para su residencia principal y como Sede de Gobierno que incluía una escuela para funcionarios y soldados.

El complejo lo forman una serie de pabellones distribuidos alrededor de 4 patios

El primer patio realmente es un gran jardín, allí hay una iglesia del s.VI, casas de madera y el Museo Arqueológico,  

En el harén un celador nos ofrece sacarnos él la foto de ambas, y nos indica los mejores rincones para ello, lo hace por pura amabilidad sin ningún tipo de interés –esto conviene decirlo porque en Egipto casi te quitan la cámara de las manos y te insisten, para después exigirte compensación y como no seas generoso no te libras de unos cuantos improperios-, pero no, aquí es pura amabilidad.
La Puerta del Saludo da paso al segundo patio, donde se encuentran los pabellones que albergan la exposición de armas y armaduras, la del Tesoro (impresionante la riqueza y belleza de las piezas)




En el centro se alza el Salón del Trono, el guardarropa (a pesar de la ricas telas con que están confeccionados los trajes imperiales, nos sorprendió la simplicidad del corte –en forma de T para las mangas, sin sisas ni costuras ni nada-

La Puerta de la Felicidad conduce al tercer patio, donde están las dependencias privadas del sultán y de los eunucos blancos.

Y en el cuarto patio, una sucesión de jardines y pabellones construidos por los diferentes sultanes para su solaz, desde allí se pueden ver unas bonitas vistas del Bósforo.
De regreso a la puerta principal vemos donde están las cocinas, pero están cerradas

Me han caído muy bien los turco, con los extranjeros son amables y sonrientes, y si –como nos ocurrió en el Gran Bazar- alguien nota que estás pidiendo orientación a un compatriota que te ignora puede que porque no te entienda mas que por antipatía, él inmediatamente se para y te la ofrece.


Salimos del Topkapi y bordeamos Santa Sofía que ahora tiene una buena cola en las taquillas aunque no se demora mucho. El exterior es imponente, los contrafuertes adosados posteriormente le dan cierto aire de fortaleza que oculta su verdadera forma apreciable en el interior.

Es muy bonita y muy interesante, mientras contemplaba la gran cúpula me vino a la memoria aquella clase de “Historia del arte” de primaria o bachiller –no recuerdo bien, pero con seguridad estaba aún en el colegio- en la que nos ponían de ejemplo esta cúpula como un gran logro por las numerosas ventanas sobre las que se levanta que –recuerdo que decían- “hace que parezca sustentada en el aire”,


Después de permanecer un buen rato en la nave, y con el cuello ya con tortícolis, subimos a la galería para ver con mas detalle todo, es precioso.
Los mosaicos de la galería sur están elaboradísimos, impresionantes.

Al salir y siempre dentro del mismo complejo, vemos algunos restos sacados a la luz del templo sobre el que se edificó Santa Sofía. Sin duda que ha sido una visita estupenda.

La Cisterna de la Basílica hacia la que nos dirigimos ahora, es un palacio subterráneo cuya misión era la de almacenar el agua suficiente de manera que Estambul siempre estuviera abastecida.


La Mezquita Azul aparece majestuosa frente a Santa Sofía, justo en el momento en que íbamos a entrar –estábamos paseando por el patio central y haciéndonos fotos delante de la fuentes de las abluciones-, empezó la llamada al rezo, así es que aprovechamos la espera para pasear por la zona inmediata: el Hipódromo, y comer en un bar cercano que nos gustó.


De vuelta encontramos una gran cola de gente esperando para entrar, sorprendentemente sólo fueron unos minutos de espera (digo esto porque se entraba por grupos y cada grupo al entrar debe descalzarse y eso lleva su tiempo).

El interior de la Mezquita Azul es delicadísimo y tiene mucha luminosidad, es muy bonita.


Seguimos hacia el Gran Bazar, pasando por la Columna de Constantino al lado de los famosos baños Cemberlitas, vemos el exterior de la Mezquita Nuruosmaniyé, y entramos en el Gran Bazar –pero sólo una ojeada rápida porque esta visita está programada para última hora de esta tarde-,

cotinuamos hacia el siguiente punto: la Mezquita de Sulimaniyé y de camino vemos un gran número de tumbas blancas que pertenecen a la Mequita Beyazit –en la plaza del mismo nombre- y ya que estamos allí pasamos a echar una ojeada rápida, volvemos sobre nuestros pasos y nos topamos de sopetón con el mercado de libros.

Queríamos subir por la Universidad, pero está en una zona mas alta y rodeada perimetralmente por una valla, y por temor a no encontrar salida al otro lado –y que eso nos obligue a volver a desandar-, preferimos subir por la calle paralela, hasta llegar a la Mezquita de Sulimaniyé.

la Mezquita de Sulimaniyé, según mi guía es la mas grande y elegante de la ciudad, y es verdad que es preciosa. Es un complejo que consta de mezquita central, 2 madrazas, caravasar, etc. Las columnas del patio son de mármol rosa. Y desde la galería trasera se divisa una gran parte del Cuerno de Oro.

Seguimos camino hacia la Mezquita Rüstem Pasa, desde que empecé a programar las visitas de este viaje, esta mezquita era una de mis imprescindibles y a Encarna también le ha gustado mucho.

Escondida dentro del Bazar de las Especias, pero traigo las indicaciones desde casa: entrar en el mercado entre 2 puestos que venden cacerolas, una vez en esa callejuela queda a la izquierda, la puerta es tan pequeña que –a pesar de todo- nos costó un poquito dar con ella. Sin indicaciones previas hubiera sido imposible.

Es encantadora, pequeña y muy luminosa, recubierta con azulejos de Iznik –los mismos de la Mezquita Azul-


Seguimos hacia la Mezquita Nueva, por fuera es tan impresionante como la que mas, entramos al patio pero era momento de oración, y preferimos continuar hacia el Bósforo, porque queremos hacer el crucero por el Bósforo y ya está atardeciendo.




 

Hay varios Cruceros por el Bósforo y si no lo sabes de antemano puede ser un caos, porque en el muelle hay muchas casetas ofreciéndotelos, y la mayoría son muy largos (6 horas en total, divididas en hora y media por cada trayecto y las 3 intermedias son tiempo libre para comer).

Llevo semanas informándome acerca del crucero, es impensable gastar 6 horas en esto –cuando  además la visita final de 3 horas no tiene nada de especial-, pero –brujuleando- me he enterado de que hay un barco –sólo uno- que tarda hora y media en total (llega hasta la fortaleza de Rumeli y da la vuelta sin recalar, se lo dije a Encarna y decidimos que eso es el que nos interesa),

sé que sale del muelle 6 (al otro lado de donde la mayoría de los cruceros) y que es una caseta blanca muy pequeña, que he localizado sin problema porque hasta foto tenía de la caseta, me alegro porque lo que podía haber sido un lío preguntando por distintos cruceros en todos sitios y volviéndonos locas con horarios y precios (y quizás sin haberlo podido hacer porque no disponemos de 6 horas) lo hemos encontrado en 2 segundos y todo ha sido muy fácil. Y aquí estamos ya, sentaditas en el lado izquierdo (que también me lo habían chivado) y viendo moverse peligrosamente las barquitas de bocadillos de pescado que están amarradas al muelle.
El crucero ha estado estupendo, hace tanto frío que no nos atrevemos a salir a cubierta, pero finalmente –para poder sacar unas fotos algo decentes- no queda mas remedio que salir a ratos, y a pesar de que nos estamos congelando disfrutamos muchísimo. Cae la noche y podemos contemplar el atardecer desde el barco, eso nos encanta. Ha sido un broche de oro para terminar un día fascinante.

De regreso al hotel, cena en el restaurante de ayer y a dormir que mañana también madrugamos.


Sábado 19 de Noviembre: ESTAMBUL

Palacio Dolmabache, estamos en las taquillas a las 8,45h (abren las puertas a las 9h), desde el hotel tomamos el tranvía hasta Kabatas y desde allí un pequeño y precioso paseo –por la orilla del Bósforo- nos conduce al Palacio.



Esta visita -una de las imprescindibles según cualquier guía turística-, no la hacen la gente del grupo que cogieron excursión organizada, en vez de este ven otro Palacio -creo que el Yildiz-, y lo comprendo, si volviera no iría a Dolmabache.


Tengo opiniones contradictorias respecto a esta visita. Por un lado está el valor histórico por ser residencia del último sultán y posteriormente de Ataturk (el líder de la república y posteriormente llamado “padre de los turcos”) que incluso murió aquí de cirrosis, donde había vivido rodeado de lujos y oro, y a quien -por cierto- es ilegal criticar en público.

Por otro lado está el aspecto estético y el lujo extremo que se aprecia en todas las estancias del palacio,
El sultán encargó un palacio al gusto Europeo pero con el famoso “lujo asiático”, lo que da como resultado un Palacio Versallesco hecho de oro y cristal.


Después está lo que menos me ha gustado, disciplina férrea con el turista y “estas son lentejas”, me explico:
lo primero el procedimiento, entramos de las primeras pero el palacio sólo se puede visitar de 2 maneras, una son los grupos que vienen con su propio guía y van pasando, y la otra –la nuestra- turistas que venimos sin guía y debemos esperar (40 minutos hemos tenido que esperar en la puerta, con frío y a pie derecho) mientras van pasando grupos,
después la visita que es a paso rápido y sin apenas detenerse y toda en inglés (aunque el guía –viendo que estábamos 6 españoles- ha tenido el buen detalle de resumirnos después de cada estancia), prohibido fotos, prohibido rezagarse, prohibido y prohibido y prohibido…
y por último la actitud, y aquí una desagradable anécdota: una pareja española le ha protestado al guía sobre el paso al que íbamos (lo han hecho en un aparte, yo lo he oído porque me había quedado de las últimas del grupo, no ha usado malos modos, sólo le han dicho que no estaban viendo nada bien y que sólo lo decían para que constase y nada mas), pues bien, al minuto ha aparecido un policía y les han echado del palacio, como suena, “por rezagarse” dice, el chico dice que no entiende nada, que van con el grupo, que no puede creerse que les vayan a echar por ningún motivo después de haber pagado los 32 € por las dos entradas (que barato tampoco es), pero todo ha sido inútil, ni le ha dirigido la palabra –solo el guía le decía que acompañasen a la salida a su amigo el policía-, hemos intentado suavizar pero al final –temerosos todos de terminar en la calle o peor- lo hemos dejado estar con la sensación de que si hablabas o ayudabas u opinabas podías terminar mal, en fin… sin comentarios. 


La Torre Galata es la siguiente visita, el tranvía nos lleva hasta Karakoy y desde allí una buena subida andando, en las taquillas preguntamos por una oficina de cambio de dinero y como hay una cerca aprovechamos, ya de vuelta a la torre, subir los 70 metros hasta su mirador se hace en ascensor, y ¡a disfrutar de las vistas de Estambul!, el corredor es estrecho y hay mucha gente,




Encarna y yo nos perdemos de vista porque en un momento en que me quedo haciendo una foto el gentío la arrastra, 2 vueltas perimetrales (con excursión infantil intercalada entre ella y yo) han hecho falta para volvernos a encontrar.



San Salvador de Chora, es otro de los puntos imprescindibles –por muy alejado que esté-, encontrarla también ha resultado fácil gracias a las informaciones que traemos desde España, porque la verdad es que es complicado.


Anteayer preguntamos a Mehmet y nos indicó mal, dijo que no estaba cerca de las murallas (es un guía estupendo, ha sido sólo un error) como yo sabía que sí está se lo mostré a Encarna, y efectivamente está casi pegado a las murallas terrestres.

Se puede ir en taxi o dolmus, o –como nosotras- en tranvía muy fácilmente si –como yo hice- se lleva todo pasito a pasito: el tranvía que hemos tomado en Torre Galata lo dejamos en la estación Topkapi, allí subir unas escaleras y seguir a mano derecha, y de nuevo a unos 10 metros a mano derecha está la entrada de otro tranvía que va a Habibler (y esto es cabecera de línea),

unas cuentas paradas mas y bajamos en la de Edirnekapi, saliendo del tranvía seguir a mano izquierda, vemos la muralla enfrente, la atravesamos por la puerta de acceso y ya hemos entrado en el barrio de S.Salvador de Chora.


Mientras caminábamos nos paró una simpática señora (vestida con el burka negro) preguntándonos de dónde éramos y tal, y nos corroboró que íbamos bien, después me arrepentí de no haberle pedido hacerme una foto con ella –que quizás no hubiera tenido inconveniente- pero en ese momento no se me ocurrió.

En el barrio muchas fachadas son de azulejos y absolutamente todas las mujeres visten con el burka negro, son gente amable que te responden sonrientes. Lo cierto es que me han gustado los turcos.

La iglesia –hoy museo- alberga una de las mejores colecciones de arte bizantino del mundo, con mas de 100 magníficos mosaicos y frescos. Permiten hacer fotos –sin flash como es lógico-.
Es uno de los lugares que mas me ha gustado. Al salir compramos recuerditos en una tienda que vimos antes, yo el imán de Estambul y Encarna un plato de cerámica típico parecido al que traje yo hace 2 años de Éfeso.

En el tranvía le propongo a Encarna modificar un poquito los planes. Lo previsto era ir al muelle de Kumkapi (sur), después a los bazares (norte), acabar dándonos un baño turco cerca de Kumkapi, y terminar viendo Santa Sofía y Mezquita Azul iluminadas por la noche, pero –como se está dando bien todo y vamos bien de tiempo, además de que no hay medio de locomoción entre las zonas del sur y del norte- parece más lógico hacerlo de otro modo, y acepta.

Así es que nos bajamos en Eminou y visitamos los 2 bazares (ayer lo hicimos pero someramente, y hoy profundizaremos), el Bazar de las Especias ya nos gustó ayer y hoy mas aún, Encarna busca unos vasos de té pero no le convencen ningunos, y aprovecha para comprar varios tipos de especias.
Desde allí vamos al Gran Bazar, las calle están atestadas de gente –hoy es sábado- y esto es un laberinto, aquí es cuando se produjo la anécdota que conté al principio, preguntamos cómo ir al Gran Bazar y nos ignoran olímpicamente, entonces un señor -que se percata de lo sucedido- se acerca y amablemente nos ayuda.
En una de estas calles me he comprado un bonito foulard de rayas. Y vemos escaparates con chillones trajes de novia y damas de honor, vestidos de celebración de circuncisión, en otra tienda unas chilabas cuelgan del techo… muy vistoso, aunque el personal de esas tiendas tiene malas pulgas y te increpan si te ven sacar una simple foto –supongo que temen que les copies los diseños, no sé-. Una vuelta por algunas calles del Gran Bazar -donde yo me compro un conjunto negro de collar y pulsera que me ha gustado mucho-, y seguimos camino.

Recorriendo a pie la calle Gedikpasa nos adentramos en el barrio Kumpkapi, no hemos sentido ningún temor pero es un barrio alejado del centro, con suciedad en las calles, aceras deterioradas o inexistentes que te obligan a caminar por las estrechas calzadas junto con los coches que casi te rozan al pasar, un barrio turco real sin turistas ni monumentos y poca gente que hable algo mas que turco.

Llegar al muelle de Kumpkapi ha sido dificil, y aunque ni nos hemos perdido ni hemos tenido que retroceden en ningún momento no ha estado exento de incertidumbre durante todo el camino. Una vez allí nos “asalta” un feroz camarero desde la puerta del restaurante para que entremos, aún no hemos visto nada, ni caminado ni 5 metros por el muelle, nada, pero este pesado no nos deja escaparnos,

finalmente entramos –yo no muy convencida, pero a Encarna le ha gustado- y enseguida vemos que ha sido un acierto. De la comida no me acuerdo –no me pareció nada reseñable-, pero el sitio es fabuloso, todo de cristal desde donde podemos disfrutar de una preciosa puesta de sol en el Mar de Mármara, eso mientras comemos (que nos han dado las 4 de la tarde), tras comer, nos damos un paseíto por el muelle, vemos los puestos de pescadores y nos encaminamos –recorriendo el muelle, viendo el mar de Mármara- hacia los baños que buscamos.
Los Baños Turcos de Kadirga, no han sido una buena elección. Mientras preparaba el viaje, vi que los viajeros que habían estado en los baños mas turísticos volvían con malas críticas (en resumen: caros -35€-para los 5 minutos que te dan una friega escasa y demasiado suave) nada que ver con cuando fue mi madre –hace ya muchos años y por tanto no tan turísticos- que hablaba de una buena friega enjabonada con un evidente poder exfoliante. Y alguien descubrió los centenarios Baños de Kadirga, 20 € y la señora se esmera en exfoliarte bien, no habla inglés pero a nadie le había supuesto eso un problema. Llegar fue difícil, además por calles sin iluminación (aunque fueron 2 policías los que nos indicaron el camino, y eso nos tranquilizó).

Quizás si hubiéramos ido con sol y nos hubiera atendido una señora hubiera sido perfecto y estaríamos encantadas de la experiencia, pero fuimos de noche, por un barrio poco iluminado, sin turistas y alejado del centro, y perdiéndonos constantemente. Cuando llegamos a los baños estaban 4 hombres sentados (parecía que ya se habían dado su baño) y en recepción un amable señor que nos indicó –a petición nuestra- donde había una oficina de cambio.

La sensación no fue agradable, a pesar de la amabilidad del señor, o al menos no era lo que esperábamos, y decidimos no volver. Yo llevaba todo el día anticipándome al momento del baño (soy muy aficionada y lo hago a menudo, pero lo de turco era una novedad que esperaba ansiosa) y Encarna estaba dispuesta a entrar sólo para que no me quedara yo con las ganas –es que es un cielo mi amiga-, pero a mí tampoco me apetecía así es que –de común acuerdo- decidimos terminar el día en la zona de Santa Sofía y Mezquita Azul para verlas iluminadas y ver el ambiente a esas horas, estuvo muy bien.

Como hemos comido tarde no tenemos ganas de cenar, así es que en la esquina cercana al hotel compramos unos pequeños bocadillos y unas cervezas que nos tomaremos mas tarde en la habitación mientras hacemos las maletas.
Desde que llegamos a Estambul le he propuesto cien veces a Encarna que elija algo que le guste porque quiero regalárselo como recuerdo de viaje, pero nada, y ¡ahora va y me regala ella un recuerdito! una de las dos muñecas que compró en Capadocia, la verdad es que es feísima pero me gusta porque es un precioso recuerdo del viaje con mi amiga.

Nos acostamos pronto porque a las 12 y media de la noche vienen a recogernos para llevarnos al aeropuerto, saldremos a las 4 de la mañana, y tras 4 horas y media de un vuelo en que no he podido pegar ojo (siempre me ocurre igual) llegamos a Madrid a las 7,30h hora local, aquí bajamos algunos (otros seguirán hasta Barcelona, justo al contrario de cuando fuimos).

Fin de un viaje precioso y pintoresco, Estambul me ha gustado mucho, y tanto Capadocia como Pamukale han sido muy interesantes. Como siempre, me queda agradecer a mi buena amiga lo buena compañera de viaje que es, y a mi familia todo lo que hacen para que yo disfrute tanto de mis viajes. 

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