martes, 18 de septiembre de 2012

viaje a POLONIA

VIAJE A POLONIA (CRACOVIA y VARSOVIA) Septiembre 2012

Es este un destino que a Encarna y a mi nos lleva rondando en la recámara desde el año pasado. Ha sido un viaje estupendo (como todos) y lo hemos pasado genial, vuelvo con muy buenos recuerdos. La anécdota ha sido que cuando hemos querido imprimir las tarjetas de embarque (unos días antes de salir), los apellidos de Encarna estaban bailados, tras alguna llamada suya a Ryanair se ha solucionado sin mayor problema (es decir sin cobrarnos los 110 € que cobran por el cambio de nombre, porque han comprendido que era un baile no un cambio de titular).

Miércoles 29 de Agosto: CRACOVIA.

Como viene siendo costumbre Encarna y yo hemos dormido en casa de mi madre para ir juntas al aeropuerto, aunque decir “dormir” es un eufemismo porque el avión sale a las 7 de la mañana, así es que el taxi nos recoge a las 4,30h. Mi madre -también como viene siendo costumbre- se ha levantado para prepararnos el desayuno y despedirnos, y todo va fenomenal. Llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra porque no vamos a facturar, pero hemos preferido asegurarnos.

Según nos aproximamos, comprobamos que Polonia es particularmente verde, con una vegetación frondosa que -desde el aire- forma una bonita acuarela.
A las 11 de la mañana salimos del aeropuerto de Cracovia y caminamos hacia la parada del tren “balice express” que nos llevaría al centro de la ciudad -hay un shuttle gratuito que te acerca a la parada pero son 200 metros y no merece la pena esperar-, allí coincidimos con un padre y su niño, y un taxista se acerca para ofrecernos llevarnos a los 4 por 60 Pln, el tren nos cuesta 19 pln por persona, así es que aceptamos gustosos ya que iremos mas cómodos por un precio similar -incluso un poquitín menos-. Nos deja en la puerta del hotel de ellos y nosotras debemos andar un poquito (a pesar de que son unos minutos yo no estoy muy conforme porque nos dijo que nos dejaría a mitad de camino de ambos y que era poco, pero Encarna prefiere que aceptemos y realmente tampoco es tan importante como para empeñarme en esto así es que lo dejo correr.

Realmente son pocos metros los que caminamos (incluída una pequeña desorientación en las cercanías de la plaza) además las maletas que llevamos son livianas, por lo que facilmente llegamos a la Plaza del Mercado donde tenemos el apartamento.

Como teníamos previsto llegar antes de la hora normal de entrada lo tratamos antes y nos facilitaron la solución, debemos pedir las llaves en el pub contiguo (después descubrimos que son del mismo dueño), efectivamente tanto el personal del pub como la encargada de los apartamentos son personas encantadoras y amabilísimas, hemos quedado muy contentas con la atención que nos han prestado.

La distribución del “apartamento” es absolutamente singular (en la planta de abajo está el baño y un servicio para hombre y otro para mujeres, y en la de arriba 2 dormitorios dobles con cerradura ambos y una mesa y sillas en el pasillo) lo que nos llevó a la confusión lógica de pensar que nos iban a meter a las 2 en una de esas habitaciones, pero nos tranquilizó al explicarnos que todo aquello era el apartamento, después nos enteramos de que realmente eran los camerinos del angituo teatro contiguo, por eso la extraña distribución.

Dejamos las maletas, cambiamos en el kantor del portal anexo, pagamos las 3 noches de apartamento, y bajamos a tomar el primer desayuno en el pub mencionado, al que sucederán los de todos los días porque no encontramos nada mas agradable que salir del apartamento y sentarnos en esa terraza en la mismísima plaza del mercado, degustando un exquisito café -que siempre acompañan con una galletita- y empezar a prepararnos las visitas del día allí, confortablemente sentadas y disfrutando de la vida de la Plaza del Mercado a esas primeras horas de las mañanas.

La ubicación ha sido lo mejor del apartamento, de hecho ha sido la razón para elegirlo, además del precio.
Cracovia es una pequeña y entrañable ciudad medieval, que se recorre perfectamente en 2 días pausadamente -y en 1 con prisas, si se dispone de poco tiempo- ya que realmente sólo tiene 2 zonas importantes: la Plaza del Mercado y el Castillo. Nos ha gustado muchísimo Cracovia.
Obviamente, comenzamos visitando la propia Plaza del Mercado, fotografiando cuanto vemos, incluidos las numerosas calesas dedicadas a pasear a los turistas, hasta los caballos son soberbios, de buen porte, todos ciudadísimos y luciendo un pelaje brillante, la pequeña iglesia de San Adalberto está justo frente a nuestro apartamento, no hemos entrado porque sólo se podía acceder coincidiendo con los conciertos programados, la torre del Ayuntamiento
la espectacular Iglesia de Santa María con sus 2 torres asimétricas, el pórtico barroco, y un interior exquisito, el Altar de la Virgen mide 12m de largo y 11 de alto y tiene unas tallas estupendas, el Crucifico, el Sagrario... verdaderamente es una iglesia muy hermosa y muy colorista -con el techo azul estrellado y las paredes en tonos ocre verde y bermellón, vidrieras estrechas y alargadas que recuerdan un poco a Notre Dame de Paris, etc. En cada rincón encuentras algo admirable y fotografiable.
De una de las ventanas de la torre mas alta, cada hora un trompetista interpreta un himno que interrumpe bruscamente, conmemorando así un momento historico, el de aquel soldado que mientras alertaba a la ciudad de un ataque fué abatido por una certera flecha.
el Mercado de Paños, es un pintoresco edificio renacentista en cuyo interior se suceden las tiendas de souvenirs y de ámbar, hemos paseado por él varias veces en busca del recuerdo, los pendientes... o simplemente curioseando.


Poco a poco la plaza va llenándose de coloridos puestos donde venden flores y guirnaldas, otros con pequeños recuerditos (Encarna compró 3 llaveros-muñequita en uno de ellos), paseantes, niños que juegan, otros embelesados en dar de comer a las palomas lo que nos ha permitido algunas fotos de gestos entrañables. Al otro lado encontramos un puesto con corazones de dulce (yo ya los había visto en la zona de Baviera en Alemania) y otro de artesanía de madera.

Bordeando la Iglesia de Santa María encontramos la primorosa Iglesia de Santa Bárbara, precedida por la fotogénica escultura del joven triste. La iglesia data del s XIV es muy pequeña, te ofrecen audioguía y al salir dejas en el cepillo lo que consideres oportuno. En mi guía no la reseñan especialmente, sólo dice que guarda muchos tesoros entre ellos una Piedad gótica del s XV, pero a nosotras nos pareció merecedora de alguna información mas, -a pesar de que la Piedad no la encontramos por ningún sitio-, es realmente bonita.

Abandonamos la plaza por la calle Grodzcka, echamos un vistazo hacia nuestra derecha al ver la Iglesia Franciscana (no entramos) y a nuestra izquierda al ver la Iglesia Dominica (situada en la calle Dominikanska) delante de la cual en este momento está parando un tranvía de esos que le gustan tanto a Encarna y saco unas cuantas fotos absolutamente dedicadas.
La Iglesia Dominica se edificó en el XIII y reconstruyó en el XV, es un magnífico templo gótico, con un delicado retablo central y varias capillas funerarias en las naves laterales.


Hemos comido allí mismo -en la calle Dominikanska- dos kebab de pollo muy ricos y dos cervezas inmensas.Volviendo sobre nuestros pasos, atravesamos la Plaza del Mercado y seguimos hacia el norte por la calle Florianska hasta llegar a la Puerta de Florián -uno de los pocos restos que se conservan de las fortificaciones medievales junto con una sección de las murallas y 3 torres-, que al traspasarla nos conduce a la Barbacana.

Frente a la Barbacana se abre la Plaza Matejki, en cuyo centro se yergue el monumento Grunwald que conmemora el 5º centenario de la victoria sobre la orden Teutónica (sí, sí, aquellos caballeros que vivieron en el castillo de Malborck y que nos hubiera gustado visitar -pero está en el norte del País, demasiado retirado para este viaje-, en otra ocasión), a los pies del monumento a Encarna le ha dado por hacer el tonto y se ha empeñado en fotografiarse en posturas raras -que casi se tira al suelo-, ja,ja,jaaa... no... si... somos tal para cual,


en Suiza me regañaba ella porque yo me empeñaba en subirme a una vaca roja, y aquí ella se tumba y se pone en plan contorsionista para darle la mano a la escultura y que le saque la foto... lo que digo, tal para cual, no tenemos nada que reprocharnos, ja,ja,jaaaaa.
La plaza está bordeada de monumentales edificios públicos levantados alrededor del XIX, espléndidas residencias particulares, la Academia de Bellas Artes, y la Iglesia de San Florian tan imponente como las que hemos visto hasta ahora.



Regresamos pero ahora no atravesamos la Barbacana, sino que nos dirigimos hacia el oeste para pasear por el Planty (que es el jardín circundante que rodea toda la ciudad, sustituyendo a las antiguas murallas),
  
vemos la fachada rococó de la Iglesia Escolapia y al penetrar el interior nos sorprende gratamente, está muy ornamentada con estupendos estucos y fantásticas pinturas, lo que me evoca -y se lo comento a Encarna- que, así como en Rusia dicen que el metro es el palacio del pueblo -porque se puede disfrutar de alguna escultura, marmoles, etc-, en Europa Central y Mediterránea son las iglesias católicas las que brindan esa oportunidad (un millón de veces mas artísticas si he de ser sincera).



llegamos a la Plaza Szczepanski (ojo al nombrecito) es un espacio muy abierto y agradable donde se ubica el teatro Viejo, la Sociedad de Bellas Artes, y un edificio que llaman el Bunker que este no nos gustó nada.

Bajando por Jagiellonska, atravesamos la estrecha calle Sta. Anny en donde se encuentra la enorme iglesia de Santa Ana, la calle es tan estrecha que es imposible sacar una foto de la fachada barroca con las 2 torres entera.
Tiene de todo, un altar mayor bellísimo, murales interiores, sillería barroca del coro, un encantador púlpito... de todo y todo soberbio, es una iglesia exquisita.






Algo mas abajo encontramos el Collegium Maius, es un edificio de ladrillo visto -el mas antiguo que se conserva de la Universidad Jaguellona- que en su día contó entre sus alumnos con el mismísimo Copérnico.

Y de nuevo nos encontramos en la Plaza del Mercado, un pequeño paseo y daremos por finalizado el día.
Aún queda pasar fotos, organizar la ruta de mañana, hablar con las familias, y a dormir, mañana mas.


Jueves 30 de Agosto: CRACOVIA y AUSCHWITZ

Tengo que ser absolutamente sincera, el apartamento está estupendamente tanto de ubicación, como de trato personal, como de precio, incluso de habitaciones aunque son algo raras, pero el ruido procedente de otro pub al que dan nuestras ventanas es impresionante, anoche hubo partido de futbol -creemos que Madrid/Barcelona- y parecía que nos gritaban en la oreja, las otras 2 noches -la de hoy y mañana- será con el karaoke y la fiesta del pub/discoteca que tenemos pared con pared. Una cosa buena hay que decir: a las 12 de la noche se quedan mudos, pero hasta ese momento no hay quien pegue ojo.

Nos levantamos a las 9 porque la programación de hoy es suave, se reduce a visitar el castillo y a las 3 de la tarde tomar el minibús que nos llevará a las minas de sal, aunque después todo se torcerá, ya iré contando.

Desayunamos en el pub. Como ayer comprobamos que no funciona el wifi en el apartamento (vino Paulina a intentar conectarlo, después otra chica y un chico... y nada), hoy la manager nos deja su portatil porque necesitamos ponerle unas líneas al apartamento de Varsovia para avisar de que llegaremos a las 12 de la mañana.

Una vez resuelto, empezamos nuestro día. Paseamos un poquito por la plaza -desierta aún- y deambulamos un poco por el Mercado de Paños -con muchos puestos todavía cerrados-.


Bajamos por la calle Bracka que desemboca en la Iglesia Franciscana (que ayer pasamos por alto), según mi guía tiene interesantes vidrieras policromadas, el presbiterio y el crucero, y -sorprendentemente- no mencionan la Sábana Santa que está expuesta en una vitrina (ya sabemos que hay varias Sábanas Santas, y que la explicación es que le envolvieron con varias sábanas, no sé, pero si está expuesta será por algo y habrá que mencionarlo, digo yo).

Suiguiendo por Grodzka aparece un fastuoso templo -la Iglesia de los Santos Pedro y Pablo- es enorme y una de las mas bonitas del barroco temprano en Polonia, cuando leí que se construyó para los Jesuitas ya lo intuí -siempre digo que los templos Jesuitas son de los mas hermosos que conozco, ya he recorrido casi toda Europa y en todos los sitios ocurre igual-. La Iglesia está cercada por una verja coronada con las figuras de los 12 apóstoles, Encarna se ha quedado embelesada escuchando a un violinista que está allí en la puerta de la Iglesia contigua, la de San Andrés que es la contigua -cerrada-.Del interior de la primera, mi guía destaca los estucos, el altar mayor, el órgano, el mobiliario y las capillas funerarias, es decir... todo, tiene un interior exquisito y valioso, es un templo expléndido que hay que ver con calma.


Frente al castillo vemos otro imponente templo y -aunque no viene señalado en la guía- entramos para verlo, se trata de la Iglesia de las Bernardinas y hubiera sido una pena no visitarla, porque es muy bella también. ¡qué suerte que aún queden paises en que la entrada a las iglesias es gratuíta y eso te permite llenarte los ojos de arte y el alma de paz a cada dos pasos!

Y ya estamos subiendo la rampa hacia el recinto de la Colina de Wawel. Desde la cima se tienen unas vistas panorámicas muy bonitas del río Vístula.






Entramos y nos dirigimos a sacar las entradas, cogemos para ver las Estancias Reales del Castillo (que va por turnos, nos corresponde a las 12,15h), la que nos permite subir a la Torre, y bajar a la Cueva del Dragón, además visitaremos la Catedral (que no precisa tiket). Primero visitamos el Castillo, después la Catedral, continuamos subiendo a la Torre y finalizamos bajando a la Cueva.


En las Estancias Reales había un grupo de cámara medieval ataviados de época y tocando un violín, un clavecín y una viola da gamba y nos quedamos para escucharles, en el Castillo no permiten hacer fotos -eso no me gusta nada, porque de lo que no tengo un recuerdo gráfico termino por olvidarme, no me importa pagar un suplemento por sacar fotos, pero que me permitan hacerlas,-, 


lo único que tengo fotografiado es el patio y los exteriores desde la torre,








en la cueva del dragón sí se podía pero han salido para borrarlas porque no había absolutamente nada de luz y el flash en estancias tan pequeñas no es efectivo.
El dragón del exterior echa fuego a intervalos (hemos pillado uno en una foto).

Como salimos por la Cueva del Dragón, esa salida te deja a orillas del Vístula (aunque sensiblemente mas alto y rodeado por la muralla) pero para volver a entrar hay que volver a rodear toda la colina hasta la entrada principal, lo hacemos porque en la explanada vimos un restaurante donde nos apetece comer.

Nos ha gustado mucho comer en la explanada del Castillo, viendo justo enfrente la Catedral, pero aquí es donde toda la planificación ha empezado a desmoronarse: la camarera nos ha asegurado que tardarían poco en servirnos pero realmente se ha demorado casi media hora, le preguntamos si sabe cómo ir a las minas de sal y nos indica un autobús que se toma relativamente cerca de donde estamos, cuando terminamos de comer nos percatamos de que no llevamos jersey (imprescindible si no quieres pillarte una pulmonía en las minas) y -como aún tenemos tiempo de pasar por el apartamento, justito pero a nuestro paso posible- subimos toda la Grodzka, cogemos el jersey y nos vamos a la estación de autobuses.

Esto ya ha sido un caos completo, en primer lugar hemos dado un rodeo inmenso buscando la estación de autobuses, preguntando nos han llevado hacia la de tren, una vez allí hemos tenido que rodearla perimetralmente para encontrar la de autobuses, y una vez en esta última no hay modo de saber si es en las dársenas de arriba o en las de abajo, en fin... por no hacerlo largo... hemos perdido casi una hora caminando absolutamente desconcertadas.

Una vez en la dársena subterránea tampoco ha habido manera de encontrar el autobús a las minas, ni preguntando a 2 uniformados de la estación nos han sabido indicar. Finalmente me he lanzado hacia el conductor de un minibús que va a Auschwitz y me ha indicado que se toma en la dársena 2 (que al día siguiente hemos comprobado que tampoco es así), en fin, son las 15,45h ... ya no da tiempo a ir a las minas de sal (porque la visita en español es a las 16,20h y no llegaremos), así es que -en el último momento- decidimos montarnos en ese minibús que va a Auschwitz y cambiar el orden de las visitas ( Auschwitz pensábamos visitarlo mañana). No ha sido una decisión incongruente porque nos quedan sólo la tarde de hoy y el día de mañana, y necesitamos dos días diferentes para realizar sendas excursiones, así es que si hoy no hacemos ninguna será un verdadero problema incluir las 2 visitas (Auschwitz y minas) mañana.
El trayecto ha sido insufrible, no hay asientos libres, vamos de pie durante una hora (de la hora y 40 minutos que dura el trayecto) y sin aire acondicionado, sudando la gota gorda... para vivirlo.


AUSCHWITZ
El minibús deja cerca de la entrada de Auschwitz I, al llegar a la parada todos los pasajeros del autobús han empezado a gritarnos “Auschwitz, Auschwitz” -menos mal porque ni lo ponía-, llevamos una sed expantosa y a la carrera compramos una botella de 2 litros de agua que nos hemos ventilado en unos minutos, Encarna va sin cámara (lo que no le gusta un pelo) y yo voy con un vestido demasiado florido para un sitio tan terrible (lo que tampoco me gusta nada),

y entramos a través de la famosa puerta bajo el irónico lema “El trabajo os hará libres”, hemos visitado por nuestra cuenta varios de los muchos pabellones que componen este horrible lugar, hemos salido llorando las dos, para mí ha sido una visita durísima (yo ya lo intuía). Encarna sabe que si no hubiera tenido tanto interés, yo no habría venido de ninguna manera porque soy muy impresionable y hemos sufrido, pero a ella le interesa mucho y sé que no le hubiera gustado ni un pelo el tener que venir solita, nos conocemos muy bien, y como nos queremos pues eso... que hoy por tí mañana por mí.
No quiero extenderme en explicar Auschwitz porque siento tanta tristeza por lo que pasó, y tanto odio por las alimañas que fueron capaces de hacer aquello con absoluta sangre fría que... no quiero hablar. Baste decir algo que me sobrecogió, el leer que en el inventario de aquel degenerado llamado Hoss, pedía de 5 a 7 kilos de gas zyklón B porque era lo que se necesitaba para matar de entre 1500 a 2000 personas, así él calculaba cuanto tenía que pedir. Ver las toneladas de zapatitos de niños y bebés que según bajaban del tren iban a las cámaras de gas... no puedo.

Sólo explicaré someramente el destino de las personas que entraban allí, las torturas y las condiciones en que estaban se pueden ver en cualquier libro. Acudían por millares engañados, creían venir a parcelas que habían comprado para vivir tranquilamente o a trabajar en fábricas inexistentes, por lo que venían con sus mejores pertenencias, para instalarse en un sitio donde poder vivir, pero al bajar del tren, el equipo médico decidía quienes eran aptos para trabajar (apróximadamente el 25%) y les dejaban en Auschwitz I (donde morirían mucho mas penosa y lentamente, obligados a trabajos inhumanos, en condiciones infernales, torturados por el mero placer de hacerlo, y a menudo en el paredón o de tiro en la nuca).

El restante 75% corrían mejor suerte (al menos mas rápido): seguían en otro tren que llegaba a Bikernau (a 3 km de Auschwitz), y la mayoría nada mas bajar les mandaban desnudar y dirigirse a las duchas, así entraban centenares de personas en aquellas duchas de las que nunca salió agua sino gas zyklón B.


Un autobús gratuíto te lleva de un campo a otro, sale cada hora y tarda unos 15 minutos en el trayecto. La verdad es que yo voy nerviosísima porque el último autobús que regresa a Cracovia sale 10 minutos antes de las 7 de la tarde (de la parada donde nos dejó, a unos 200 metros de la entrada al campo I) y estoy viendo que vamos demasiado justas de tiempo, ya en Bikernau visitamos -casi a la carrera- alguno de los pabellones de madera que hay al principio, y llegamos hasta menos de la mitad del camino paralelo a las vías de tren que terminan en las cámaras de gas y los crematorios, y nos tuvimos que volver porque no queremos perder el autobús.
Esas dependencias (de las más trágicas del campo, ya que son de Bikernau el campo de exterminio) no llegamos a verlas (a mí, ni falta que me hace), le prometo a Encarna que si cuando regresemos de Varsovia nos da tiempo, volveremos al campo para ver lo que ha faltado.

El conductor del bus que enlaza los dos campos nos asegura que el último autobús a Cracovia es a las 7 de la tarde, el conductor de ese bus nos dijo cuando vinimos que era 10 o 15 minutos antes, ahora no recuerdo), pues ha pasado unos 8 minutos antes y no ha esperado, menos mal que todo ha ido sin esperas porque -de otro modo- no sé cómo hubiéramos vuelto.

Al bajar del minibús preguntamos al conductor cómo ir a las minas de sal (para mañana), él no habla inglés pero una muchacha se nos acerca y en español nos ayuda en la traducción, lo curioso es que -como no parece muy claro de donde salen- finalmente deciden que vienen los 2 (el conductor y la chica) con nosotras a buscarlo ¡qué encantadores!. Nos hemos recorrido toda la estación de autobuses y nada, la oficina de información ya está cerrada a esas horas, es un poco caótico, pero el conductor se pone a preguntar entre sus compañeros y le indican, y se ofrece a acompañarnos hasta el sitio (que es fuera de la estación, la calle Kurniki, perpendicular a la salida de la estación, en una pequeña explanada es desde donde salen varios minibuses), salimos de la estación todos juntos, nos despedimos de la chica (que nos planta un beso, cosa nada habitual en Europa trantándose de desconocidos) agradeciéndole mucho todo su esfuerzo, y nos quedamos las dos siguiendo al señor como una gallina y sus polluelos (nosotras somos los polluelos), allí pregunta a otro compañero que precisamente está estacionando un minibús en donde pone claramente Wieliczka, y una vez todo claro se despide de nosotras con un gesto de mano y una sonrisa, sin mas, y regresa a la estación de autobuses. Gracias buen hombre, ha sido un gesto maravilloso por parte de los dos. Gracias

Queremos tomarnos un bocadillo en el Subway (solemos hacerlo cuando estamos de viaje) pero -como en casi toda Europa- no venden cerveza, así es que compramos 2 bocadillos allí y 2 cervezas en un delikatesy de la Barbacana y cenaremos tranquilamente en el apartamento. Hoy no hay futbol pero hay caraoque, pero -afortunadamente- a las 12 en punto queda todo en silencio.


Viernes 31 de Agosto: CRACOVIA y MINAS DE SAL

Nuestro penúltimo día aquí, mañana iremos a Varsovia y de regreso aún estaremos un día mas en Cracovia. Nos despedimos de Pauline hasta dentro de 3 días, desayunamos como de costumbre en la terracita del pub, y empezamos nuestro día, hoy sólo visitaremos la zona de Kazimierz (al sur), y las minas de sal.

De camino pasamos de nuevo por la Iglesia de los Santos Pedro y Pablo y la aledaña Iglesia de San Andrés que ayer estaba cerrada y hoy -afortunadamente- podemos visitar, el interior absolutamente barroco contrasta con la robustez de la fachada. Sin ser exhuberante, sí merece la visita porque es muy delicada, con un expléndido púlpito de plata cuya forma quiere evocar a una nave.

La calle Grodzka no deja de sorprendernos, por sus primorosas terracitas -con apenas 4 mesas- pero rodeadas por pequeñas verjas de hierro pulcramente pintadas, que sustentan jardineras con flores de vistosos colores (por algún motivo, generalmente rojas), también vemos tiendas de ámbar con unos escaparates exhuberantes... es una calle que nos gusta mucho, aunque no es la única, casi todas las calles tienen algo especial, Cracovia es muy bonita y es absolutamente recomendable pasearla pausadamente.



Pasamos por delante de la Iglesia de San Pablo, está cerrada pero a través de la reja podemos ver el interior perfectamente, hay una monja arreglando los centros florales que se escabulle rápidamente. Tiene un techo tan delicadamente decorado como la que mas, sin llegar a tener una ornamentación excesiva sí que es muy vistosa.



Y ya estamos por los alrededores de las calle Miodowa y Jozefa, recorremos el itinerario sugerido para Kazimierz viendo alguna de las 7 sinagogas (por el exterior) que -honestamente- tampoco nos dicen demasiado, y es que las sinagogas mas allá del valor religioso y moral, no es que tengan una gran ornamentación como para que sean nada reseñables.

Recordamos la Gran Sinagoga de Budapest que vimos juntas el año pasado, era imponente y el cementerio y el gueto contiguo también, pero estas -con toda su carga histórica, recordemos que estamos en Polonia “la tierra libre de hogueras” desde cuyos guetos miles de judios partieron hacia el exterminio-, arquitectónicamente no tienen un gran valor.

Al principio el barrio judío nos ha dejado indiferentes porque parece un barrio mas, sólo algunas librerías de viejo nos han llamado la atención principalmente por la música judía que sale por las ventanas abiertas a la calle, algunas placas y poco mas.

Entramos en la Sinagoga Remu -en obras- y su cementerio, las tumbas están perfectamente ordenadas en hileras (a diferencia con el de Praga -que también vimos juntas-, que se acumulan, se amontonan, se aprisionan las unas contra las otras, algunas están ya inclinadas, otras permanencen erectas... me parece aquel un cementerio con mas sabor, pero este es el de Cracovia y todos son distintos). Remu da a una plaza muy agradable -la Szeroka-, con varias terrazas de restaurantes judíos -kosher-, es pintoresca

Bajando por la ancha Krakowska nos dirigimos al barrio Podgorze situado a la otra orilla del río Vístula para lo cual debemos atravesar un vistoso puente de hierro azul.
Pero antes encontramos otra Iglesia ¡cómo no!je,je... es que Polonia es un país muy católico y hay iglesias preciosas en todos sitios.


Aunque en mi guía no la tengo localizada, en el mapa sí, creo que se trata de la Iglesia de Bonifacio (ubicada casi justo antes del puente), tiene una solemne fachada y el interior es muy interesante con murales en el techo, un precioso altar, un colorido púlpito... interesante y muy bonita.

Y ya estamos atravesando este puente, le digo a Encarna que me saque la misma foto que tenemos en el Puente de las Cadenas en Budapest, esa en la que estoy desatornillando los tornillos (que puestos a hacer el idiota tengo poco rival yo) y eso hacemos, foto a mi y foto a ella.
El Vístula se ve muy bonito desde el puente, como no es muy alto la perspectiva no es ámplia pero se ve todo muy cuidado y limpio, el cesped de las orillas, algunas personas paseando o en bici, un sitio muy agradable.



Bajamos hacia la Iglesia de San José ubicada al fondo de una gran plaza como si de un decorado se tratase. Volvemos atravesando el puente peatonal (que por algún motivo, nos recuerda al Puente del Milenio que atravesamos hace unos años en Londres), con multitud de candados de parejitas que se han jurado así amor eterno.¡Ahhh, l'amour, l'amouuuuuuuuuurrrrrrr!

Ayer comimos en el castillo, pero hoy comemos en el kebab de anteayer, nosotras raramente comemos kebab en nuestra vida cotidiana pero estando de viaje es una comida rápida, barata, nutritiva y fácil de encontrar, el chico del kebab nos recuerda y se adelanta a nuestra petición ¡qué majo!, después, tras pasar por el apartamento para cambiarnos de ropa y coger algo mas abrigado, nos vamos a la estación de autobuses a tomar el 304 que se supone que sale de la propia estación de autobuses, pero -como no logramos encontrarlo- terminamos montando en el minibús que nos dijeron ayer y que nos llevará a las minas de sal de Wieliczka.

Según llegamos se va uno, así es que debemos esperar media hora a que salga el siguiente, pero sentadas y sin problemas la espera se hace fácil (aunque por lo visto ningún minibús lleva aire acondicionado).

WIELICZKA (las minas de sal):  

el minibús deja a unos 600 metros de la entrada, caminando en paralelo a las vías del tren llegamos. Pagamos nuestras entradas (26 € mas otros 5 € para sacar fotos) y esperamos a que comience el tour en español con nuestra guía -Ana-.


Bajaremos unos 53 pisos y hasta 135 metros de profundidad, hay unos 14 grados pero vengo preparada. Es una visita larga, en aproximadamente 2 horas se recorre la parte accesible de la mina (el 15% nos dijo Ana, 2 kilómetros pone mi guía) y después tras un descanso se puede continuar la visita para ver el museo que durará otra hora. La mina es patrimonio de la Humanidad y se compone de un entramado de pasillos que desembocan en pequeñas estancias y se entrecruzan una y mil veces... un verdadero laberinto, por eso la guía nos recontaba cada vez que abandonábamos una zona y pasabamos a la siguiente. 

Lo curioso es que se excavó hace 700 años y aún hoy sigue en explotación, por cierto que al salir vimos a un minero cerrar uno de los pasillos, probablemente terminaba su jornada laboral a 130 metros bajo tierra Es muy interesante atravesar pasillos cuyas paredes están absolutamente llenas de sal. Lo mas impactante fue ver la “Capilla de San Kinga” una ámplia zona excavada en la sal con bajorrelieves en todo su perímetro y grandes esculturas, todo ello elaborado en sal. Hay reproducciones de cómo se bajaba antaño a la mina (con cuerdas) y los instrumentos que utilizaban. En el museo (en el que no hay más de 10 grados, porque está más profundo aún) hay instrumentos originales, enormes poleas y mecanismos curiosos.


Yo sabía que la salida se hacía por un ascensor bastante antiguo y me habían dicho que esto ralentizaba la salida porque había mucha gente para subir. Pero no, el ascensor no es antiguo... no... es de película de miedo, consiste en varias diminutas cajas metálicas y cerradas -podríamos decir jaulas-, que van enganchadas una sobre otra, como sólo caben 9 personas por caja -y cuando subimos solo había dos cajas enganchadas- los que no cupieron debíanía esperar a otro grupo, pero llegamos casi al mismo tiempo porque subieron en otra caja. Subes muy rápidamente y completamente a oscuras y un poco zarandeándote por la propia velocidad. Yo me preguntaba si aquello pasaba revisiones periódicas... en fin... mejor no pensar. Arriba estaba una señora tumbada en el suelo, seguramente con un ataque de pánico o ansiedad. Ha sido un poco heavy. Volvimos a Cracovia en el autobús 304 que estaba allí mismo, muy cerquita (nos lo dijeron 3 chicas con las que hicimos la visita). 

Ya en Cracovia compramos los billetes para ir a Varsovia al día siguiente, tomaremos el de las 10,35h que además sale por 54,18 zl cada una (unos 13 €). Vemos que atravesando el subterráneo se llega rápidamente a la Barbacana. En el delikatesy compramos cervezas y bocatas en el subway y al apartamento que queremos cenar tranquilitas. ¿¿¿ Tranquilitas???... NOOOOOO. Antes de abrir nos recibe un sospechoso y abundante reguero de agua, entramos y nos encontramos con las cataratas del Niágara y todo inundado. Salí escopetada al pub gritando “Water, water, raining, raining” hacíendo aspavientos con las manos como si me estuviera cayendo encima el diluvio universal, cuando Encarna salió a explicarles en su perfecto inglés (siempre le digo que no la entienden porque hablar demasiado bien y quien le escucha a menudo no tiene su nivel, y por eso me entienden a mí porque gesticulo que parezco italiana, ¡que se lo digan a Frita en Viena!, ja,ja,jaaaaa), el chico le dijo “I know” con cara de “que vale ya..., como para no haber entendido a su compañera, oiga"... En un minuto el apartamento está lleno de chavales con cara de pánico. El siguiente párrafo lo copio textual del diario de Encarna porque tiene mucha gracia, a pesar de que yo no vi lo mismo que ella, ja,ja,jaaaa.... que yo soy una persona seria y ni me fijo, que es la verdad, pero es tan divertido que lo copio: ”Uno de los chicos que atendían el pub, rubito él, con pelo largo, camisa y pantalón negros, se quitó la camiseta y los zapatos y se subió a un taburete, justo debajo de la trampilla desde donde caía el agua. ¡Le cayó una catarata al quitar la trampilla donde estaba el termo del agua que salió completamente empapado!. MJ y yo subimos a la parte de arriba y allí empezó a entrarnos un ataque de risa porque le dije que lo del polaco quitándose la camiseta, con el pantalón empapado y sacudiéndose el agua del pelo, lo había llegado a ver yo casi en cámara lenta. Y, claro, que no nos quedaba más remedio que disfrutar de la repentina visión. Aún así, MJ aseguraba que su Juan Carlos estaba mejor. Ya, ya....” 
¡¡¡esta Encarna!!! anda que no nos hemos reído con el temita, a decir verdad ni el chico era guapo ni hubo nada de especial en que el pobre chaval se quitara la camiseta preparándose para recibir aquel torrente de agua, pero es que se juntó el buen humor de Encarna con que era ya de noche, estábamos muy cansadas, algo nerviosas con lo que estábamos viviendo al tener todo el apartamento inundado, y en esas circustancias Encarna salta con eso... nos moríamos de la risa. Nos dejaron sin agua aunque trajeron agua mineral, levantaron la moqueta, y nos pidieron mil perdones. Y el karaoke metido en la oreja... ¡qué nochecitas!

Sábado 1 de septiembre: VARSOVIA 

Como salimos a las 8h aún no está abierto el pub, llovíendo a cántaros llegamos a la estación y allí tomamos un café hirviendo que nos quema la lengua, pero no queremos perder el tren “Intercity” un viejísimo tren de compartimentos, ese tipo de trenes en España hace muchísimos años se retiraron. En 3 horas llegamos a Varsovia. Por el trayecto comprobamos lo verde que es Polonia, de una vegetación exhuberante, producto -suponemos- de una relativa humedad, es un paisaje muy bonito. El apartamento lo tenemos en Emili Platter que es la salida de la estación, lo primero que vemos es un edificio soviético – el Palacio de la Cultura- que me recuerda a mi viaje a Rusia hace apenas 2 meses. Encarna telefonea a la dueña pues nos dijo que lo hiciéramos y le explica en inglés que estamos abajo y que si es que no había nadie que hablara inglés, y que si tal y que si cual... y al final me pone cara de asombro y me dice “pues no que me ha colgado”, le digo que vuelva a internarlo porque quizás ha bailado algún número -aunque lo comprobamos y es el que escribió en el papelito, al momento apareció la dueña del apartamento -nos había visto desde la ventana-, no era ese el número, así es que realmente Encarna había hablado con una señora Polaca que no entendía ni palabra de inglés y le había puesto la cabeza loca hasta que la pobre mujer optó por colgarla. El apartamento es estupendo, integrado en una casa también típicamente soviética, lo malo es que es un 4º sin ascensor -menos mal que las maletas no pesan mucho-, pero es exterior y desde las ventana vemos los rascacielos de cristal que están en la otra acera, además tiene bañera que para mi es casi imprescindible y un salón grande con dos sofás cama. Como no tenemos cambio nos cobra en euros, incluso nos devuelve las vueltas en euros. Queremos comer y cuando veniamos vimos casi frente a la casa unos sitios con Kebab y otro que nos ha gustado con Musaka, pero -como casi siempre- no tienen cerveza y no aceptamos. 
Nos dirigimos a la Universidad -que es el punto del “Camino Real” que está mas cercano al apartamento para continuar el Camino Real hacia el norte, además suponemos que la universidad es un buen sitio para encontrar comida rápida (por ejemplo en Viena siempre cenábamos ambas en la Universidad de camino al apartamento). Para ello tomamos la calle Swietokrzyska pero toda la zona está en obras y cortada, es imposible pasar al otro lado por lo que nos perdemos constantemente. Un señor nos orientó hacia la calle Chmielna que es peatonal y comunica con la calle mas comercial de Varsovia -la Nowy Swiat- que enlaza (de hecho creo que simplemente cambia de nombre), con la Krakowskie Przedmiescie (que es el verdadero nombre del llamado “Camino Real”).

En Nowy Swiat comemos por fin en un kebab donde sirven cerveza, hay otros platos de kebab con verduras y arroz pero no lo hemos visto hasta después de pedir nuestro tradicional kebab de pollo. La anécdota vino cuando -tras bajar al servicio, nos entra un nuevo ataque de risa recordando al polaco de ayer y la secuencia a cámara lenta que imaginó Encarna -conste que yo no, que yo soy seria y además tengo un marido estupendo, que ni me fijo en nada mas- del chaval sacudiéndose las gotas del pelo, ver a Encarna meneando la cabeza soltando las hipotéticas gotitas de agua era para desternillarse, subimos las escaleras con lágrimas en los ojos y a carcajadas, y los del kebab alucinando viéndonos. Somos así, -como ya dije- no tenemos nada que reprocharnos, ja,ja,jaaaa.

Comenzamos visitando la Iglesia de la Santa Cruz donde se conserva el corazón de Chopin, como hoy es sábado en todas las iglesias hay bodas, en esta hay una pequeña orquesta con coro. Desde lo alto de la escalinada de la iglesia podemos sacar unas bonitas fotos del Camino Real y de la fachada del Palacio Staszic con la estatua de Nicolás Copérnico en primer plano.

Seguimos avanzando y vemos la fachada de la Academia de Bellas Artes y en la acera de enfrente la Universidad, entramos para ver los edificios y los jardines, por cierto que aquí no hay ni un sólo restaurante así es que nuestra intuición no nos habría servido de nada

la Iglesia de la Visitación donde también se está oficiando una boda, tiene un púlpito rococó en forma de barco y un bonito grupo escultórico sobre el altar mayor que también es barroco y está elaborado totalmente en ébano con incrustaciones de plata. 

Frente al hotel Bristol (donde entramos para ir al servicio, gentilmente informadas de su localización por las señoritas de recepción), vemos 2 cajas que se abren/cierran alternativamente y que pretende ser un semáforo, en la caja de arriba -iluminada en rojo- hay un chaval quieto, y en la de abajo -obviamente iluminada en verde- otro chico está en una cinta andadora simulando el movimiento de la figura de los semáforos-, Encarna le preguntó a un chico que estaba por allí y le dijo que era para concienciar a la gente porque hay muchos accidentes. A nuestra derecha se abre un gran espacio flanqueado por 2 leones, se trata del Palacio Namiestnikosky que desde 1994 es la residencia del presidente de la República. Colindante con el Palacio se encuentra la Iglesia Carmelita, tiene fachada neoclásica y un delicado interior que cuenta con esculturas en el altar mayor, pinturas barrocas en los laterales del presbiterio, el arco del crucifijo, etc.

Seguimos paseando por esta preciosa y ancha avenida -por doquier adornada con macetas de flores rojas y blancas y enmarcada con estilizadas farolas- que es el "Camino Real", viendo a niños jugar encantados intentando atrapar gigantes pompas de jabón.

Y  la Iglesia de Santa Ana, donde se celebraba otra boda, el interior es magnífico, tiene de todo, pinturas polícromas en paredes y especialmente en el techo, capillas laterales, etc, muy hermosa. 



Ya estamos en la Plaza del Castillo, un gran espacio abierto con mucha vida, gente paseando, un grupo de chavales bailando hip-hop, calesas con turistas, terrazas para tomar algo... es el sitio mas animado de Varsovia y -junto con la Plaza de la Ciudad Vieja- el lugar de encuentro por excelencia.

Paseamos un poquito por allí, observando todo, la columna de Segismundo III Vasa, el Castillo, las coloridas casas, siguiendo la ruta de mi guía callejeamos a través de estrechas calles con mucho sabor y algunas fachadas esgrafiadas...

Y -siempre haciendo el itinerario de la guía- llegamos a la Catedral de San Juan, entramos pero casi ni pudimos sacar fotos por que nos daba apuro ya que estaban reunidos en -lo que nos pareció- un homenaje de aniversario al holocausto,

Pegado a la anterior, se encuentra la Iglesia Jesuita de Nuestra Señora de la Merced, de estilo barroco con una vistosa fachada rosada y blanca y una puerta que me recordó -y a Juan Carlos cuando le he mostrado las fotos también- a la puerta de la Iglesia de los Mártires de Roma, el interior no parece nada destacable.




Y así llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja, el punto más animado de la ciudad hasta bien entrada la noche, muchas de las casas que la circundan eran mansiones de familiar ricas del XVII, en el centro está el monumento a la Sirena símbolo de Varsovia. 

Nos gusta tanto esta plaza que hemos venido por aquí en 3 o 4 ocasiones en estos 3 escasos días. Deambulamos por toda la zona peatonal que rodea a la Plaza, nos encanta. Como en los alrededores de la plaza del Castillo, también aquí por todos lados se ven preciosas fachadas esgrafiadas, caballos paseando turistas, adornos que sobresalen de los aleros y las fachadas, todo ello confiere a esta zona un ambiente entrañable y muy medieval, que nos gusta mucho. En una de estas calles está la Iglesia de San Martín -que como la anteriormente mencionada- sólo tiene destacable la ondulante fachada de color ocre y rematada en bulbos verdes. De pronto aparecen varias motos grandes abriéndose paso entre los viandantes, se trata de una boda de moteros, es curioso.

Atravesando las murallas de la Barbacana nos adentramos en la zona de la Ciudad Nueva, y nada mas traspasarla ¿qué vemos?, pues sí se ha adivinado... ¡otra iglesia! Y es que Polonia es un país extremadamente católico y cuenta con muchísimas iglesias, y -como es lógico- las que vienen marcadas en mi guía las visitamos, las otras no.

Se trata de la Iglesia del Espíritu Santo en la que están oficiando una misa. Como en la guía informan que pegada a la iglesia está la casa más estrecha de Varsovia me he acercado a verla pero ni foto he sacado. Por cierto que frente a esta iglesia (en Ulica Fleta) será donde comeremos mañana (aunque eso hoy aún no lo sabemos).

Ulica Freta que es la calle principal de la Ciudad Nueva nos lleva hasta la Plaza donde se levanta la Iglesia de San kazimierz y a su izquierda unos metros mas alejada de la plaza la de La Visitación de la Virgen María sin demasiado interés (donde estaba celebrándose en ese momento otra boda). Descansamos un poquito en el mirador próximo a la iglesia desde el que se tiene una cierta panorámica del río Vístula.


Como ya estamos tan al norte -y aún no estamos cansadas- preferimos aprovechar para ir a ver el Monumento a los caídos y Asesinados en el Este (ya que aunque está un pelín retirado de donde nos encontramos, es el único punto que queda tan al norte, por lo que -si no lo vemos hoy- no nos apetecerá volver hasta aquí otro día)





Y damos por terminada las visitas -sólo veremos lo que vayamos encontrando de camino- bajando por Bonifrateska hacia el apartemento, así pasamos por la fachadas del Palacio Krasinski (uno de los edificios barrocos mas bonitos del XVII) con una exhuberante pradera de cesped delante del mismo en la que hay varias esculturas modernas de coloristas caballos,





casi enfrente el Monumento a la Insurrección de 1944 y mas abajo aún la Catedral de las Fuerzas Armadas en cuya puerta hay una aglomeración de personas pontando banderas polacas y pancartas (esto lo hemos visto también en alguna otra iglesia, intuímos que en estos días puede que se conmemore el aniversario de la ocupación nazi). De hecho hemos visto una pancarta que recuerda el número de caídos durante la dominación nazi y el de caídos por la soviética.

Algo mas abajo aparece la estructura circular del Palacio Pac, seguido de la Iglesia Capuchina. Vamos caminando ahora por la Ulica Miodova que cruza por encima la ámplia calle Al.Solidarnosci (con mucho tráfico) y entre los jardines se ve el monumento floral de la UEFA 2012 y algo mas hacia el este y -en lo alto de un edificio- una escultura de una mujer enarbolando una espada (tengo que informarme qué representa). Pasamos por delante del Palacio Branicki y el Palacio del Primado, y ya estamos de nuevo en la Plaza del Castillo.

Continuamos bajando tranquilamente el “Camino Real” (disfrutando de su ambiente a estas últimas horas de la tarde) hasta el apartamento.Hoy ha cundido muchísimo, realmente hemos visto ya casi todos los puntos interesantes de Varsovia (en un día escaso) 

Domingo 2 de septiembre: VARSOVIA  

Ayer nos enteramos en turismo que el domingo es gratuíta la entrada del Castillo y del Palacio Willanow. Además sabemos que el domingo hay un concierto al aire libre -en el Palacio Lizienki- de Chopin. Así es que estos son nuestros objetivos para hoy (por eso ayer forzamos un poco la máquina, para poder reservar el domingo para esto). 

A las 9,30h desayunamos en la Swietokrzyska unos cafés carísimos y malísimos y fríos, un desastre. 

Sacamos unas fotitos del edificio soviético que vemos a diario -el Palacio de la Cultura- y los alrededores, y nos dirigimos al Castillo Real, como ayer subimos todo el “Camino Real” -Krakowskie Prezedmiescie- yo subiremos por Mazowiecka para ver el Museo Etnográfico -su fachada-, la Iglesia Evangélica de la Confesión Augsburg, cuya redondeada forma evoca el Panteón de Roma (y es verdad), con una cúpula de 58 metros de alturay el Palacio Zacheta (hoy sede de la galería nacional de Arte Contemporáneo).


Llegamos a los Jardines Sajones y la Tumba del Soldado Desconocido, y entramos a pasear por el interior de los jardines, 





y salimos hacia la Plaza del Teatro rodeada de imponentes edificios blancos entre lo que destacan el Gran Teatro, el Palacio Jablonowski, el Palacio Blank, etc.







Y ya estamos haciendo cola esperando a que abran la puerta del Castillo, tras su destrucción por parte de los nazis el castillo fué completamente reconstruido respetando fielmente como era en su origen. Nos ha gustado mucho esta visita, además como dejan hacer fotos tenemos un buen recuerdo de todo él (a diferencia del de Cracovia, que ya se me ha olvidado cómo eran las estancias, en fin...)

Al salir hemos preguntado -en la oficina de turismo que hay enfente- dónde se toma el autobús 116/180 ó 195 que llevan al Palacio Wilanow, lo tomamos en Miodowa, este bus recorre el camino real, primerpo pasan por el Parque Lazienki y los 2 primeros siguen hasta Vilanow.

el Palacio Wilanow 
nos dan pase para las 13,30h, así es que aprovechamos para visitar los jardines, para entrar a los jardines hay que pagar una cantidad simbólica (5 zl) que encima el señor de la entrada se ha empeñado en que paguemos (3 zl discount) y nos lo ha marcado en la maquinita donde se echan las monedas, y aquí viene la anécdota del viaje (junto con la de Encarna imaginándose a cámara lenta cómo salpicaban las gotas del pelo del pobre chaval que se metió dentro de las cataratas de nuestro apartamento): Llevo todo el viaje diciéndole que se está cargando de moneditas y que sería mejor que pagasemos con ellas en la comida o cuando compramos en los delikatesy... en fin... en tiendas, Bueno, pues ¿¿¿ cuándo se le ha ocurrido que justo es buen momento para deshacerse de toda la morralla que llevamos, cuándo ???... sííííí, lo ha adivinado todo el mundo, ¡aquí!


Total que... ella que empieza a echar moneditas, la cola que comienza a formarse detrás de nosotras, el señor ojiplático viendo a una loca que ha vaciado el monedero y pretende meter en la maquinita esas doscientas moneditas que lleva, yo sintiendo las miradas asesinas de todo el público que pretendía entrar en los jardines antes de que terminase el año (y que -como ella está a sus moneditas- las miradas furibundas me las dirige a mí), yo que quiero que la tierra me trague y le voy diciendo bajito que lo deje, que en otro momento, que da igual... porque además -honestamente- lo primero que he pensado cuando ha metido la primera moneda es que no habrá suficiente. 

Y ¿qué ha pasado?, pues que cuando llevaba ya lo menos 30 moneditas y unos 3 minutos, ha comprendido que no tenemos bastante, así es que ha dado a anular y se ha puesto a recoger todas las moneditas que le ha excupido la máquina. De verdad que en algún momento he temido que alguien de la cola sacase 6 zl y nos invitara -sólo para poder entrar él a los jardines antes de que anocheciera-, ja,ja,jaaaaa.... ¡esta Encarna! Pero repito que no tenemos nada que reprocharnos, que otras veces a mí me da por cada cosa queeeeee.... ¡esta MJ!, tal para cual.



Los jardines están muy cuidados, son primorosos, tiene una bonita rosaleda y ¡hasta laguito tienen!, muy bonitos. El interior del Palacio es muy interesante, además aquí también permiten fotos, y tiene unas vistas muy bonitas a los jardines (algunos vigilantes no permitían que movieses las cortinas para tomar fotos, otros las apartaban ellos mismos para facilitarte la tarea), cada sala dispone de información escrita en varios idiomas.



Al salir volvimos a la rosaleda (Encarna no la había visto aún) y nos fuimos all bus para ir al parque Lazienki. Tuvimos que esperar un poquito a que diera su hora de salir, al subir le intentamos pagar con las famosas moneditas al conductor que nos manda a.... la máquina del centro del autobús, pero es sólo de tarjetas, así es que persistimos en nuestro empeño y volvemos a la carga para que nos cobre de las moneditas, con no muy buena cara nos cobró. Y un amable señor que hablaba muy bien español nos avisó en la parada que debíamos bajarnos (bueno, él y las 4 personas de su alrededor, ya que cuando se lo pedí todo el mundo opinó sobre dónde era la parada y después todo el mundo colaboró en avisarnos, desapercibidas que pasamos por los sitios, je,je,jeeee)

El parque Lazienki 
también estaba en obras, ¡una pena! Sobre todo porque no pudimos ver el monumento a Chopin que -además- es donde están previstos los conciertos al aire libre.Paseamos casi todo el parque, desde el Invernadero antiguo, pasando por el Templo de Sibila, llegamos al Palacio sobre el agua, cuya ubicación parece que se tratase de un escenario, es una preciosidad.

Siguiendo el margen del agua llegamos al”Teatro de la Isla” que es una estructura con forma de anfiteatro cuyo escenario tiene un fondo permanente que imita las ruinas de un antiguo templo de la ciudad de Baalbek en Líbano (ignoro el motivo de que se construyese precisamente imitando estas ruinas en concreto).
En la terraza contigua nos tomamos tranquilamente unas cervezas enormes (estamos sedientas y hasta el momento no ha habido manera de encontrar ningún sitio donde beber, ni siquiera en la calle antes de entrar), mientras esperamos a que comience el concierto.

Aquí, en el anfiteatro es adonde han trasladado los conciertos mientras duran las obras en el monumento a Chopin. A las 19h oimos que empieza el concierto en el anfiteatro y nos subimos arriba del todo -en la última grada- a escucharlo, en las gradas la mezcla de gente es de lo más variopinta, observo que delante de mí hay un cuarteto que me resulta curioso (2 monjas, un afroamericano con rastas y su novio muy calvo) todo el púclico escucha en respetuoso silencio absoluto -se ve que están habituados-, ha sido extremadamente agradable, escuchar el piano interpretando a Chopin, disfrutando el momento con mi amiga y mucha mas gente, viendo el lago que rodea el escenario y las barcas que lo surcan pausadamente. Muy especial.
Volvimos caminando hasta el apartamento por Al Ujazdowskie hasta que finaliza en la Plaza de las 3 Cruces que realmente debería llamarse de las 4 cruces, ya que hay 2 cruces doradas que rematan sendas columnas barrocas, la tercera la sostiene San juan Nepomuceno cuya estatua se situa entre ambas columnas, pero aún hay una cuarta cruz en lo alto de la cúpula verde de la Iglesia de San Alejandro que con su forma circular domina absolutamente el centro de la plaza.

Como venimos atravesando el parque que rodea al Palacio de Cultura, lo bordeamos para verlo desde todos los ángulos, por aquí también pasaba el muro del gueto -queda constancia de ello en el pavimento-. Y en uno de los pasadizos subterráneos de la zona compramos un par de bollos y en el “Kebab King” que vimos el primer día casi enfrente del apartamento (aquel que no tenía cervezas) compramos un par de exquisitas moussakas vegetarianas (una con cous-cous y otra con patatas fritas) y ambas con ensalada, en la nevera tenemos cervezas. Hoy hemos cenando en el apartamento una comidita muy rica


Lunes, 3 de septiembre: VARSOVIA 

Desayunamos justo enfrente del Palacio de Cultura, el café está mejor que ayer pero tan caro como aquel. Definitivamente, el café en Varsovia es bastante caro.

Ya hemos visto prácticamente todos los puntos turísticos de Varsovia, sólo falta el barrio judío que visitaremos hoy. Tras desayunar vamos a la estación de tren para sacar los billetes de vuelta a Cracovia para mañana por la mañana y que así nos de tiempo a repetir visita a Auschwitz y ver las cámaras de gas de Bikernau y alguna cosa mas que no pudimos ver

Tras esperar una buena cola nos ha tocado la “simpática” y a duras penas vemos que los billetes que nos interesan por horario y tiempo de trayecto son caros (119 z) frente a los 54 zl que nos costó al venir. Hemos tenido que hacer otra cola en la ventanilla de información (que esta señora ya sí habla inglés) y tras ver todas las opciones decidimos comprar el de las 10,35h, así es que -nuevamente- debemos hacer otra cola en la ventanilla de la taquilla, allí coincidimos con dos señoras españolas que van a Cracovia y no hablan ni una palabra de inglés, les decimos que nosotras nos vamos mañana y optamos por sacar los 4 juntos (61 zl porque requieren reserva), abandonamos la taquilla y comento que mañana tendremos que quedar en el andén (porque la reserva es un papel que guarda Encarna) y de pronto cara de espanto ¿¿¿mañana??? ¡pero nosotras queremos irnos hoy, ahora!, no se dieron cuenta de que les dijimos que nos íbamos mañana, así es que volvemos a la taquilla a deshacer la confusión, menos mal que esta taquillera es amable y lo vió claro, deshizo la operación y nos vendió 2 billetes para mañana y a ellas 2 para dentro de un momento, nos despedimos deseándonos un buen viaje.


Volviendo sobre nuestros pasos hacia Emili Platter, nos encaminamos a la Sinagoga Nozyk dando un pequeño paseo por esta zona que delimita el antiguo barrio judío, reducido a las calles Prozna, Bagno y la pequeña plazoleta triangular Frzybowski donde encontramos otra iglesia (que está marcada sólo de paso en los mapas) con una bonita fachada, delante de la cual se erige la estatua del Papa Juan Pablo II, y un poco mas alante una curiosa escultura que parece una gran piedra en cuyo interior guarda una reluciente y enorme bala (ignoro el significado)


Algo mas allá vemos la Sinagoga Nozyk espacio que es la única activa en Varsovia, los nazis transformaron en gueto esta zona y después la arrasaron, en pie queda un edificio con fotografías de habitantes del gueto, como testimonio-homenaje, el resto de los edificios fueron reemplazados por casas de estilo soviético como el apartamento que hemos alquilado (que estaba en los lindes del antiguo gueto).

Como estamos cerquísima del apartamento, subimos a reponer fuerzas, tomarnos los bollitos que compramos ayer y algo de café soluble, y volvemos en busca de los pocos restos que quedan del muro del gueto -en el patio de las casas de la calle Sienna 55- (para esta última parte nos estamos sirviendo de la guía de Encarna porque la mía ni lo menciona), atravesamos la avenida Al. Jana Pawla II y llegamos. Para poder acceder a Sienna se hace entrando por la paralela Silska, y un chaval nos llevó amablemente hasta los restos del muro (el portal de Sienna 55 está cerrado y el lo abrió marcando un código), primero nos mostró un trozo de muro que resultó ser una reconstrucción y después otro sitio donde el muro de 6 metros de altura es el original.

Continuamos subiendo Marszalkowska hasta llegar al Parque Saski “Los Jardines Sajones” que visitamos ayer desde el otro lado (entrando por el lateral de la Tumba del Soldado Desdonocido) como hoy ya no tenemos nada que hacer estamos paseando tranquilamente, nos adentramos hasta el lago, salimos por la Plaza del Teatro y volvemos sobre nuestros pasos para salir por la Iglesia Reformista.


A la izquierda del mapa hasta llegar a Plaza Bankowy emplazada en una de las grandes arterias (junto con la Jana Pawla II) y enfente el grupo de edificios neoclásicos que acogen en la actualida distintas dependencias municipales: el palacio de 3 alas que ocupa el Gobierno Municipal, el antiguo edificio del Banco de Polonia y la Bolsa que actualmente alberga la Colección Juan Pablo II.

Estamos en el lado equivocado de la acera y cruzar ha sido harto complicado (nos está ocurriendo siempre en las grandes avenidas de Varsovia) por la carretera no puedes cruzar, por los subterráneos nunca sales donde quieres y te ves obligado a entrar y salir varias veces del subterráneo hasta que aciertas.

Una vez en la acera correcta seguimos subiendo hacia el norte hasta encontrar el Monumento a los héroes del Gueto, con figuras que representan al pueblo huyendo del Gueto en llamas y un desfile de judíos en dirección a los campos de exterminio, y simboliza la heroica defensa del gueto en la insurrección de 1943 no ya para conquistar la libertad sino mas bien como una manera honorable de morir,





Y ahora sí que hemos visto tooooodo, así es que nos dirigimos al este por Swietojerska y llegamos a la Plaza de la Ciudad Nueva y en Ulica Freta (justo enfrente de la Iglesia del Espíritu Santo y cerca de la Barbacana) nos sentamos en una terraza a probar los “pierogi” (empanadillas de masa fresca rellenas de carne y verduras, no le veo la gracia pero tampoco están malas) y dos cervezas.

Y ya estamos nuevamente un día mas en la plaza de la Ciudad Vieja, nos sentamos un ratito a disfrutar del entorno, ver a los niños jugando con las palomas, las primorosas fachadas de las casas... y luego paseamos y compramos recuerditos (Encarna un libro para su madre y yo un judío tallado en madera).


Volvimos al apartamento paseando pausadamente, disfrutando de nuestra última tarde en Varsovia, fotografiando rincones que nos habían pasado desapercibidos, de nuevo en la Plaza del Castillo, muy cerca y casi escondido tras una pequeña zona ajardinada ví un edificio rematado en el pelícano que se hiere el pecho y me empeñé en sacarle foto -costó lo suyo porque no hay ángulo idóneo ya que lo tapan los árboles y además delante hay una zona a la que no se puede acceder-
pero me resulta interesante porque esa imagen del pelícano que se hiere el pecho para alimentar con su sangre a sus polluelos es el símbolo de los caballeros de la orden teutónica (esa misma imagen está en el patio del Castillo de Malbork, que queda tan al norte de Polonia que ha sido impensable poder verlo en esta ocasión, pero el símbolo lo he podido ver aquí en Varsovia). Volvemos a entrar en la Iglesia de la Santa Cruz paraa ver la urna de Chopin (la vez anterior había una boda y no pudimos escrudiñar). Y seguimos bajando por última vez -al menos este año, je,je-, el Camino Real, nos metemos por la peatonal Chmielna y salimos a la preciosa Nowy Swat.

Compramos cervezas y una moussaka en el sitio de ayer (solo una porque nos queda otra de ayer) y a las 18:30 ya estamos en el apartamento. Nuestra intención era volver a salir por la noche, ir en metro -la estación Centrum está al lado del Palacio de Cultura- hasta el centro, pero una vez relajadas ya sólo queremos quedarnos tranquilas, yo darme mi prolongada bañera habitual, hablar con la familia, y cenar relajadas.

Martes 5 de septiembre: CRACOVIA 


Después de tomar un poco de café soluble en el apartamento y recoger nos vamos directamente a la estación, tomamos allí otro café de máquina y como queda aún mucho tiempo se nos ocurre meternos en el centro comercial que vemos todos los días frente a la estación -cubierto enteramente de cristal- sólo por curiosear y matar el rato.

El tren iba repleto, pero en tres horas estamos de nuevo en Cracovia. Como son casi las 14h paramos a comprar cervezas en nuestro delikatesy habitual y dos bocatas en el subway, que tomaremos en el apartamento, y entramos en una oficina de turismo donde nos dijeron que la excursión a Auswitch nos llevaría varias horas, que mejor autobuses que minibuses porque son mas seguros e incluso mas baratos.

Paulina nos recibe sonriente y nos anuncia una sorpresa -el apartamento está reparándose así es que nos dan otro-.... fenomenal el que nos dan: con dos habitaciones, todo nuevecito, con ducha de hidromasaje.... en fin, un lujo. Creo que este costaba 100 euros al día, pero nos respetaron nuestro precio del otro apartamento mucho mas sencillo  ¡qué bien!. Además dice que por nuestra amabilidad cuando la inundación, insisten en invitarnos a café en el pub.


Ahí ya Encarna vió que era absurdo intentar lo de la excursión, era ya tarde, se nos iban a ir tres horas de viaje y no estaba claro cuáles eran los autobuses a Oswiecim, apenas nos iba a dar para un par de horas allí, sin embargo teníamos un apartamento estupendo y disfrutable para comer tranquilamente y nos invitaban luego a café... y sobre todo, que no le parecía adecuado que el último día en Polonia lo pasásemos metidas en un horror en vez de disfrutar y despedirnos de la preciosa Cracovia.  Así es que, para alegría mía (que no me apetecía absolutamente nada, aunque -honestamente- juro que hubiera ido muy gustosa porque Encarna sí quería y también ella está de viaje) decidimos quedarnos disfrutando de esta mágica ciudad.

Tras comer nos invitaron al cafetito en la terracita que ya íbamos haciendo nuestra, y después -como no nos quedó nada en el tintero, nos disponemos a pasearnos toda la zona turística de Cracovia (todo lo que ya vimos en los 3 días anteriores)

De la Plaza del Mercado, tomamos la Gordzka hacia el Wawel, deambulamos por la estatua del dragón viendo el río Vistula, y nos encaminamos a una calle que no vimos anteriormente -realmente no es tan importante, pero como nos sobra tiempo vamos a conocerla ahora- es la Ulita Retoryka, que -según mi guía- cuenta con edificios interesantes -proyectadas todas por el mismo arquitecto- pero con estilos muy diversos, algunas neogóticas y neomarnierista, otras deterioradas artificialmente para darles aspecto de antiguas, está la casa de Señal de la Rana Cantora, la de la Señal del Burro, y la calle termina con la visión de una nueva iglesia y un nuevo monumento con figuras de soldados (que no logro encontrar a qué corresponde).

Ahora hacia la derecha del mapa por Smolensk, desembocamos en el planty, volvemos a entrar a la Iglesia de Santa Ana y a algún otro sitio para fijar bien los recuerdos de la ciudad, en una tienda me compro una llamativa sortija que me ha gustado mucho (y será mi recuerdito privado de este viaje), atravesamos al otro lado de la plaza del Mercado y paseamos por las calles que primero vieron nuestros ojos -el primer día llegando a la plaza- y que no volvimos a pasear -la Sienna, la Szpitalna y Krzyka- y saco algunas fotos de las estatuas que decoran muchas de las esquinas de los edificios (hemos visto muchas pero sólo ahora se me ha ocurrido sacar alguna foto), volvemos a la plaza del joven triste delante de la Iglesia de Santa Bárbara ¡estupendo porque ahora no hay nadie y podemos fotografiarnos bien!

Y finalmente -ya anocheciendo-, nos sentamos en otra terraza de la plaza a tomar unas cervezas mientras un grupo de músicos decide que nos dedica la pieza (especialmente el violinista, que ha faltado poco para que le metiera a Encarna el violín por la oreja), ha sido una despedida estupenda disfrutando de la cervecita en la plaza del mercado y con música en directo y dedicada ¡qué mas se puede pedir!.

Terminamos comprando kebabs en Florianska y cervezas en nuestro Delikatesy de confianza, y volvemos a nuestro estupendo apartamento a cenar tranquilamente, charlar con la familia, pasar fotos, y hacer las maletas. 

Miércoles, 5 de septiembre: REGRESO 

Salimos muy temprano (tanto que aún no está abierto el pub y debemos dejar las llaves a la señora de la limpieza, aún no son ni las 8 de la mañana), subimos Florianska y sacamos los billetes para el tren que nos llevará al aeropuerto el “Expreso Belice” (19 zl cada una), un tren muy nuevo que sale cuando le da la gana porque nos ha sorprendido que no hemos podido ni tomar café porque cuando compramos el billete había uno que salía en unos 10 minutos y estaba ya en el andén y después ha demorado media hora la salida, pero lo bueno es que apenas tarda 10-15 minutos en llegar al aeropuerto. Allí tomamos el shuttle gratuito (el que no esperamos el día que vinimos porque da mucha vuelta), pero hoy sí lo cogemos aunque tardaríamos menos andando, primero llega a la terminal nacional y luego a la internacional. Por fin tomamos café gastando nuestros últimos zlotys (lo habíamos calculado estupendamente).

Tras un vuelo con anécdota: ya habíamos comenzado a circular por la pista para ponernos en cola cuando han avisado de que retrocedíamos porque la policia venía a llevarse a una pasajera, eso ha retrasado casi 40 minutos la salida (aunque después se han recuperado), al parecer era una chica que se había puesto demasiado violenta y no aceptaban llevarla así, y después -un poco antes de aterrizar- también ha estado algo agitado (todas las turbulencias que no habíamos tenido durante el vuelo aparecieron juntas en ese momento) y nos ha dejado a todos un cuerpo regular, pero llegamos sin novedad a Barajas.

RESUMEN DE IMPRESIONES: 

Ha sido un viaje maravilloso, Polonia me ha gustado mucho, tiene un paisaje muy verde y frondoso (debe llover a menudo) y las 2 ciudades nos han interesado. Cracovia es entrañable y Varsovia está cargadita de historia. La mina de sal me ha resultado curiosa, a Auschwitz no hubiera necesitado entrar (desde mi punto de vista, puedo conocer la historia sin necesidad de pasar ese trago “in situ”) pero estar allí no ha sido tan terrible como imaginaba (muy penoso sí pero no terrible) y me alegra que Encarna haya podido verlo -aunque someramente- porque a ella sí le interesa. Y -como siempre- ¿qué puedo decir de mi compañera de correrías? Pues eso, que es una muy buena amiga y disfrutamos mucho de nuestra mutua compañía (que eso en un viaje es casi imprescindible).

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