Como salíamos muy temprano, Encarna se vino la tarde anterior a casa de mi madre para dormir ya esa noche en Madrid, y… ¡que noche! No había manera de dormir con la emoción, pusimos el despertador de su movil a las 6 de la mañana y 2 despertadores mas “porsiaca”, de repente pensé que …¡igual era poco! Y por si no los oíamos aumenté la dosis de despertadores con la alarma de mi movil –esta vez puesto a las 6, un minuto después y 2 minutos después-, vale, a dormir….. Media hora después me entra el ataque de risa y Encarna sorprendida me pregunta qué pasa. ¿Que qué pasa? Que ahora estoy pensando que a las 6 de la mañana nos va a dar un infarto a las dos, ¿pero tú te has percatado que tenemos puestos 6 despertadores? A mi madre la echan de la comunidad de vecinos. Jajajaja, dejamos sólo uno y a dormir… Imposible ya nos ha dado el ataque de risa a las dos.
AUSTRIA: VIENA, SALZBURGO, INNSBRUCK, HALLSTATT
Día 2, Sábado: VIENA
Sin novedad en Barajas, desayunamos por segunda vez allí y al avión. Tras 3 horas de buen vuelo llegamos a Viena a la hora de comer.
Como acostumbro llevo el viaje absolutamente preparado (casi en plan guía turístico, je, je, con rutas diarias hechas de modo que coincidan los horarios de los sitios que queremos visitar, información de los autobuses que llevan del aeropuerto al centro y a otras ciudades, y entre Encarna y yo hemos organizado todo un despliegue de horarios de trenes y combinaciones posibles entre ciudades, de manera que casi nada queda al azar y eso se agradece a la hora de poder visitar lo máximo posible en el poco tiempo del que disponemos).
Va a ser un viaje fantástico, hace buen tiempo, y las dos tenemos los mismos gustos acerca de los sitios que visitar, y aunque no coincidimos del todo en el ritmo del viaje porque yo voy haciendo honor a mi nombre en este blog “correcaminos” y voy más rápida que ella (y que cualquiera, si he de ser sincera), nos acoplamos bien, ella opina que también le viene bien ir mas rápido de lo habitual para poder ver mas ciudades y mas cosas, ya que estos viajes son una primera aproximación al país, después cada una volveremos con nuestra familia y pasearemos tranquilamente por los sitios que nos gustaron y descartando lo que no nos mereció la pena. El último día me comentaba que era un gusto poder viajar juntas, porque nos cundía mucho, nos salía barato y no teníamos ningún tipo de confrontación ni enfado en todo el viaje (a pesar de que a veces vas muy cansada y en esos momentos ni hablamos, je,je), y yo opino lo mismo, me gusta mucho viajar con mi amiga Encarna.
Aviso "legal" je, je, varias fotos de las que incluyo en el diario son de Encarna, al final del viaje hemos juntado las fotos de ambas y así nos hemos hecho con una buena colección de ellas.
El autobús del aeropuerto a la estación Westbanhof tarda sólo 20 minutos y sale cada 15 minutos, y por sólo 6 €. En Westbanhof tomamos una pizza y una cerveza, y nos dirigimos en metro al hotel (estación Alser Strasse). El hotel está bien, es una habitación muy amplia con mesa de comedor (aunque sin nevera) y dos sofás extras, y el baño es discreto y… la verdad, para el precio que tiene y estando tan relativamente cerca del centro, no se le puede poner un pero, además dan desayuno (muy normalito, eso sí, pero está muy bien salir por la mañana habiendo tomado ya un cafetito y bollos).
Nos registramos, y… ¡hala, a conocer esta maravillosa ciudad!.
Viena es preciosa, con muchos jardines bien cuidados, grandes avenidas, edificios primorosos, monumentos de un blanco deslumbrante, todo limpio y perfecto, y la gente amabilísima de verdad, tenemos mil anécdotas que lo prueban, desde la chica a la que preguntamos por una dirección y nos llevó a recorrer parte de la ciudad (resulta que probablemente era guía turístico por lo que nos comentó) fue tan amable que le dí mi teléfono y le ofrecí hacer lo mismo con ella si venía por aquí, el señor mayor que corría escaleras arriba en 2 andenes distintos en la estación de tren que nos debía llevar a Praga y preguntaba al personal de ferrocarriles sólo para ayudarnos a coger el tren correcto, la chavala que cortó momentáneamente una conversación telefónica para mostrarnos la vía en otra estación,… y muchas mas. Lo dicho, los Vieneses son gente encantadora, como en las otras 3 ciudades de Austria que hemos visitado.
Por las fotos veo que empezamos la visita a las 13 h. Este día vamos a recorrer 3 de las 5 rutas que tiene mi guía: empezamos por la zona Shottering y Alsergrund: desde el hotel queda cerca el complejo Altes Allgemeines Krankehaus son 11 patios que forman el campus universitario, es una zona muy tranquila, seguimos al Josephinum que alberga el museo de Historia de la medicina (foto izq) y es muy bonito por fuera, ahora nos dirigimos a una impresionante escalinata doble Juendstil (según mi guía)
pero desafortunadamente está en obras y tenemos que bajar por otra improvisada de madera pegada en el lateral, por cierto como yo soy tan preguntona y viendo que no encontrábamos las escaleras pregunté a una elegante mujer que llevaba a su perrito en brazos, y fue simpatiquísima, bajó con nosotras y nos guió hasta nuestra próxima parada: el Palais Liechtenstein (foto dcha arriba), continuamos hacia Servitenkirche y de camino voy sacando fotos entusiasmada por las fachadas de las casas que estoy viendo (dejo 3 fotos aquí),
y en la iglesia de los Servitas
–con un interior maravilloso-, nos espera una sorpresa: un grupo familiar de unas 10 personas entre adultos, niños y bebés están de pié formando un corro en el espacio que queda entre el altar y la primera fila de bancos y cantan y bailan y dan palmas… parece una misa godspell. Seguimos la ruta de mi guía, hacia el río para ver Rossauer Kaserne que son unos enormes barracones de ladrillo rojo que actualmente es el cuartel general de la policía, pero la verdad que no son muy interesantes, y nos encaminamos al museo de Freud, a Encarna se le escapa por pelos el poder fotografiar un tranvía antiguo pero se conforma con hacer la foto en otro momento porque la afluencia de tranvías no es muy continua, la verdad. Y seguimos hacia la Votivkirche, la iglesia Votiva con sus altísimas agujas, muy, muy bonita, desde allí seguimos hacia el muy cercano edificio de la Universidad, y enlazamos con otra ruta de la guía: la zona del Ayuntamiento y Museums Quartier.
La zona del Ayuntamiento y Museums Quartier: esta es la zona que más me gusta, la hemos paseado bastante.
Las 2 fotos muestran la entrada al recinto, a fondo vemos el Ayuntamiento, y en la otra vemos que a la espalda dejamos la Votiva.
los 3 espectaculares edificios sedes de: la Universidad (foto derecha), el Ayuntamiento (foto izquierda )y el Parlamento bordean por 3 de sus lados un parque que nos cautivó a las dos.
Por cierto Encarna se percató de que en lo alto del Parlamento estaba puesta una caseta prefabricada, debe tener alguna explicación pero no se la encontramos.
Encarna no paraba de hacerle fotos a las flores y un dato curioso es la fila de bancos enlazados unos con otros alrededor del cesped, constituyendo una auténtica barrera infranqueable.
El cuarto lado del parque está dominado por el Burgtheater que si con la luz del día muestra una facha preciosa, por la noche resulta impresionante gracias a la iluminación.
Ahora paseamos por toda esa zona, vemos la Minoritenkirche, seguimos hacia la plaza Am Hof, después hacia la Peterskirche, al Palacio Ferstel, Palacio Daun-Kinsky, y en fín, toda la zona. Y retrocedemos en dirección al Ayuntamiento. Y unos metros mas abajo aparece el Volkstheater.
Al ladito se encuentra el Museums Quartier, allí lo primero reponer fuerzas con una cervecita de medio litro, por confusión con los tamaños –que en aquel momento nos pareció una animalada, y debemos confesar que después ha sido la tónica general el resto de los días, je,je-.
Una vez descansaditas, nos hemos bajado a las tumbonas amarillas del Quartier y echado una ojeada por allí, enfrente nada mas salir, otro parque a cuyos laterales están 2 museos importantes (fotos aquí): Kunsthistorisches (el de Bellas Artes) y Naturhistorisches (de Historia Natural) y en el centro el monumento a Maria Teresa. Y nuevamente enfrente, aparece el Palacio Hofburg (foto arriba derecha). Nos paseamos un poquito por allí, y enlazamos con otra de las rutas de la guía, la de la zona Centro.
Comenzamos la zona Centro a partir del Hofburg, seguimos subiendo unas escaleras que nos llevarán hacia Albertina, pero como no vamos a entrar podíamos habernos evitado la subidita –la verdad-, bajamos y foto de rigor ante el monumento de la Albertina (foto izq), desde allí a la fuente de los 4 ríos austriacos, je,je tengo foto también en la fuente de los 4 ríos de la Plaza Nabona en Roma… ¿es que siempre son 4 ríos?.
Y ahora a la famosísima Catedral de San Esteban “Stepahnsdom”, maravillosa por fuera, preciosa, pero no pudimos entrar porque había misa, voveremos mañana para visitarla. Y ya nos dedicamos a pasear esta zona tan animada, la calle Karntner es peatonal y comercial y es un gusto recorrerla, me recordaba mucho a la calle de Calzaiuoli en Florencia porque es el mismo ambiente y muy similar en tamaño y establecimientos.
Ya son las 19,15h y para volver al hotel lo vamos a hacer paseando y eso supondrá volver a pasar por los lugares mas emblemáticos que hemos visto, desde Stephansdom tomamos Grabeb Strasse en dirección al Burgtheater, por aquí es donde preguntamos a la encantadora mujer que comenté al principio –intuyo que es guía turístico- y establecimos una conversación tan agradable que acabó acompañándonos hasta el mismo Rathaus, y mientras nos iba mostrando los palacetes y sitios turísticos –como la casa de no sé que músico ¿?? que estaba en lo alto de una colina y no pudimos distinguir- y otros que sí vimos de camino, la he dejado mi teléfono por si algún día viene por aquí.
Ya hemos llegado al hotel, pero estamos hambrientas y no hemos encontrado por los alrededores ningún sitio donde cenar, preguntamos a dos chavalas y nos envían a la zona del campus universitario (justo por donde hemos empezado esta tarde a conocer la ciudad), Encarna recuerda que había muchas tasquitas y allá que nos vamos, a las 19,56h estamos entrando ya (lo veo en una foto que me ha sacado Encarna en el exterior de una de ellas), y hemos comido lo típico del lugar: un combinado de salchicha (cada uno diferente para probar), con la guarnición del mío he estado a punto de morir, pero muy rico. Hasta mañana.
Día 3, Domingo: VIENA
Nos levantamos pronto y después del desayuno salimos con ganas de abrazar Viena, lo primero es visitar el Hofburg, sacamos el “Sisí tiket” que es un combinado para entrar además en el Palacio de Schonbrunn (que visitaremos otro día).
Del Hofburg vemos primero la Platería de la Corte, el Museo Sisí, y por último los Apartamentos Imperiales, una pena que no dejen sacar fotos.
Después nos fuimos a ver el Anker Uhr que es un reloj que une 2 alas de un edificio y esperamos que dieran las 12h, que es cuando empiezan a desfilar doce figurillas cruzando el puente, bueno, curioso pero sin mas.
De camino hemos vuelto a pasar por el Monumento al Holocausto. Y desde allí bajamos para enlazar con la ruta que en mi guía describe la zona Ópera y Naschmarkt.
La zona Ópera y Naschmarkt: empezaría en Staatsoper (la Ópera) pero tiene horario de visitas guiadas, así es que vamos a hacer tiempo viendo otras cosas, bajamos al sur y nos dirigimos a la Friedrchstrasse, donde aparece casi al principio el edificio de La Secesión con su cúpula dorada de laureles, unos pasos mas allá el Theater an der Wien y foto a Encarna junto a la estrella de Beethoven, emulando al paseo de la fama de Hollywood, je, je.
A lo largo de toda esta calle, varios edificios con fachadas deslumbrantes por lo trabajadas –hemos hecho varias fotos- (aquí dcha), y finalmente las joyas de la corona -las dos casas diseñadas por Otto Wagner: "Majolika Haus" y "Wagner Haus" (foto izq).
y ahora volvemos a subir por la paralela que en realidad es el mercado de puestos al aire libre Naschmarkt, pero aunque son sólo las 11,45h están ya cerrados, queríamos comer algo por allí pero no pudo ser, así es que como tenemos que esperar a las 13h para la visita guiada a la Ópera tenemos una horita para comer y acabamos en un Kebak donde nos comimos unos wraps muy ricos con una cervecita que nos supo a gloria.
La Ópera es un edificio muy bonito, el grupo de españoles lo formamos unas 10 personas, el guía nos va mostrando las distintas dependencias y acabamos entre bambalinas donde unos operarios están montando el escenario del ballet que se representará a las 19,30h, la representación cambia a diario y hay entradas económicas que salen a la venta sólo hora y media antes de la función, Encarna y yo decidimos volver mañana, aunque no fue posible.
Con el ticket de la Ópera, se puede visitar el cercano Staatsopern museum y a Encarna le apetece, así es que vamos a verlo.
Y desde el Museo de la Ópera, tomando la comercial Karntner Strasse, llegamos en pocos metros a la Catedral Stephansdom, que ayer no pudimos visitar y ahora sí, ¡que 3 visitas preciosas llevamos hoy, el Hofburg ha sido estupendo, la Ópera un primor, y la Stephansdom una enormidad. Estamos gozosas.
Ya sólo falta de hacer la última de las rutas de mi guía, la de la zona Karlskirche al Belvedere, y allá que nos vamos, para eso sólo tenemos que volver desde la Catedral a la Ópera nuevamente, paseando la Karntner Strasse y continuarla hasta la Karlsplatz, a la izquierda aparecen los Pabellones de Otto Wagner que fueron diseñadas en principio para estaciones gemelas de trenes, y algo mas allá y a la derecha aparece la espectacular cúpula verde que corona una primorosa iglesia, es la Karlskirche.
Y seguimos en dirección al Belvedere pasando por el Musikvereinsgebaude ¡vaya nombrecito para una sala de conciertos!, por cierto, con cierto desconcierto por nuestra parte, ja, ja, porque no había modo de encontrarla…. ¡vaya trabalenguas que me ha salido, y lo mejor es que ninguno de los 4 ciertos es sinónimo, -cosas de nuestro riquísimo lenguaje-, je je!. El Monumento a la Liberación que es una fuente muy concurrida, y llegamos a los dos Palacios Belvedere.
Entramos por el Belvedere Inferior, le pido al señor que cuida que me permita hacer fotos discretamente del Salón de los Espejos, y me ha dicho que él no va a mirar, a propósito, exactamente lo mismo ha ocurrido en una iglesia cercana a Klementinum en Praga, ji,ji, aunque esas dos fotos están para tirar, pero aquí han salido bien, ¡que suerte! … ¡si es que hay que preguntar...! Encarna se monda porque empiezo preguntando en Italiano, sigo con Inglés Cheroqui y termino en Español… ¡oye, pues me entiendo perfectamente con el personal!
Puede que contribuya el no tener ni el menor sentido del ridículo, por lo que me atrevo con todo, cada uno es como es, ja, ja. Aquí están expuestos cuadros de Alfons Mucha que me gusta mucho, en el año pasé una semana en Bruselas y recuerdo una cervecería "Le Fallstaff"(que ahora está cambiadísima), que tenía vidrieras emplomadas con este tipo de motivo: figuras femeninas, con flores, de tonos dorados,
Al salir nos sentamos en las escaleras y tras descansar un ratito decidimos ir a Hundertwasserhaus, que es un edificio totalmente asimétrico y de alegre colorido con formas extrañas, árboles en las ventanas… todo un espectáculo, está lejos pero no sabemos ir en metro y decidimos caminar, bien hecho porque así hemos conocido el Stadtpark y constatado que en Viena hay parques por todos sitios. Cenamos pizza y cerveza en un restaurante italiano que hay justo enfrente.
Y ahora ya sí, volvemos andando hasta la estación de metro Stadtpark y desde allí en metro al hotel. A dormir.
Día 4, Lunes: SALZBURGO
En Madrid compramos un “Inter Rail de 1 Pais”, y por 109 € permite coger tantos trenes como quieras durante 3 días.l Hoy nos vamos a Salzburgo.
A las 7h ya estamos en pié. “Frita” (así hemos bautizado –cariñosamente- a la encargada del hotel, es una recia y eficiente mujer, única excepción al carácter austriaco ya que no la hemos visto sonreír, sin que eso signifique nada peyorativo sobre ella, porque es una persona correcta y todo va bien), pues Frita quiere que la paguemos ya (no sabíamos que en este tipo de “pensiones” es habitual pagar antes), le explicamos que llevamos prisa y que mañana lo haremos.
El tren sale por Westbahnhof a las 8,20h. Nos montamos -en primera sin saberlo-, subsanado el error, a las 11h, llegamos a Salzburgo y directas a la Oficina de Turismo de la estación donde Encarna se compra una guía como recuerdo, y a partir de ahí, dispuestas a conocer la cuna de Mozart, al salir veo unos bollos muy ricos y nos comemos, 1 ella y yo que estoy hambrienta, pues 2, (omito decir cómo he vuelto…).
Salzburgo es una pequeña ciudad, primorosa, preciosa, parece el escenario de un cuento de hadas, cuidadísima, colorida… ¿se nota que nos ha gustado?. Llovizna y a ratos algo mas, sólo hay que ver cómo ha vuelto mi mapita, y en varias fotos salimos con el foulard por la cabeza.
Tomamos la Rainerstrasse que pasa por debajo de las vías hasta llegar al Palacio Mirabell, enfrente vemos la iglesia Andrakirche y entramos a echar un vistazo. Y volvemos a
cruzar a Mirabell, donde a pesar de la lluvia nos entretenemos gustosas en sus preciosos jardines, Encarna disfrutando como una niña haciéndose fotos en el jardín de los Gnomos, y después yo con los dos gnomos que guardan el puente de madera (lo que digo, una ciudad de cuento de hadas), y los parterres...
Salimos por el sur de los jardines y unos pasos a nuestra izquierda está la iglesia de la Trinidad.Cruzamos el río ¡mira que me gustan las ciudades con ríos!
Y nos adentramos en el distrito de Mozart primero, una bella placita donde se encuentra la fotografiadísima Casa Natal de Mozart, la monumental iglesia Colegiata.
Después en el distrito de la Catedral, todas estas zonas son peatonales y deliciosas para pasearlas con calma –como hemos hecho-. Fotos a la iglesia Franciscana, a la Catedral, perdernos a propósito un poquito por ahí, las callecitas que desembocan en la plaza de la catedral son un primor, llenitas de tiendas de recuerdos, preciosos trajes regionales, tiendas con guirnaldas de flores…, en lo que yo entro a visitar la Catedral, Encarna se da un paseo para hacer algunas compras.
Llegamos a la Residencia, la Iglesia de San Miguel, salimos al río y volvemos a entrar a la plaza cercana a la Catedral, la Kapitelpltz donde está expuesta una obra de arte itinerante, se trata de una gran esfera dorada con una figura masculina encima.
subimos a la Fortaleza Hohensalzburg, se nota que estamos frescas porque –a pesar de que hay funicular y es barato- preferimos hacerlo por el sinuoso camino que llega hasta la cima, aunque por supuesto es empinado, no es nada inabordable desde luego, así como en la subida a San Miniato en Florencia explicaba que si no se tiene buen fondo físico es mejor abstenerse, aquí no es para tanto.
Visita guiada a La Fortaleza, espectaculares vistas panorámicas, nos dedicamos a hacer el tonto en el museo de las Marionetas… ¡si es que son como niños!. Y a las 15,30h bajamos a comer una salchicha con una cerveza en un puesto ambulante de la plaza de la catedral, tras lo cual nos sentamos en una terracita muy agradable de una de esas callejuelas adyacentes a la plaza –justo enfrente de la tienda de guirnaldas-, la camarera nos saca foto.
Cogeremos el tren de las 17,33h, así es que nos queda una horita para seguir disfrutando de esta preciosidad, Encarna aprovecha para comprar -en la Casa de Mozart- un afinador para su violín ¿se puede pedir mas glamour artístico? Es que tengo una amiga polifacética a más no poder, je,je.
Día 5, Martes: INNSBRUCK
El InterRail lo compramos pensando en Salzburgo y Hallstatt, pero al final se nos ocurrió que –como sobra un día- si nos daba tiempo y no estábamos muy cansadas, podíamos ir a Innsbruck (que, aunque lejos, nos apetecía mucho desde el principio) Y hoy toca.Nos levantamos a las 6 de la mañana porque queremos coger el tren que sale alas 7,40h. Desayunaremos fuera ya que el comedor abre a las 7,30h. Otro tema es el pago a Frita, ayer le dijimos que le pagaríamos hoy, pero por la noche nos dimos cuenta de que debíamos madrugar mucho y salir antes de que ella llegue, yo salí por la noche a buscarla (pero sin éxito, ya se había marchado), y esta mañana a las 7h. Encarna le está escribiendo una nota explicándole que tenemos prisa y que mañana le pagaremos. Cuando estamos saliendo nos cruzamos con ella y ya no hace falta nota, pero… entenderse es otro tema: Encarna se lo intenta explicar en su perfecto inglés de Oxford (Encarna es bilingüe) pero Frita no se entera mucho, en esos casos es cuando de verdad se necesitan mis dotes lingüisticas, a saber: (gesticulando mucho) “no please, now not, we must to go (aquí gesto de “que me piro, vampiro”, ese de dar con el canto de una mano por debajo de la palma de la otra) to train to Salzburgo, Salzburgo, (aquí señalar el reloj con cara de “tengo una prisa loca, o me estoy haciendo un pis que me muero”, que para lo mismo vale), y ¡claro que nos entendió!. “Ok, ok, tomorrow”. Vale, problema resuelto, nos vamos rapidito.
Mucha gente opina que es una locura hacer una visita de un solo día a una ciudad que dista 5 horas en tren, pero a nosotras nos ha merecido la pena ¡y mucho!, ha sido la mejor decisión de todo el viaje, estábamos entusiasmadas por conocer los Alpes Tiroleses, y nos lo hemos planificado bien, el resumen del día ha sido: 5 horas de tren, 5 horas de visita, 5 horas de tren. Y lo hemos disfrutado tanto que lo volveríamos a hacer. También hay que decir que los trenes son muuuuy cómodos, hemos cogido siempre asiento en compartimento de 6 personas y se pueden estirar los asientos hasta hacerlos una cama con el de enfrente, con lo que hemos ido tumbadas (y eso se nota en 10 horas de viaje).
El tren sale a las 7,40h y llega a las 12,30h, en la estación nos acercamos a la oficina de Turismo pero la verdad es que poca información te dan, si quieres el mapita – el que nos han dado en Madrid- tienes que comprarlo, le preguntamos dónde se coge el funicular que sube hasta la cima de Nordpark y nos lo dice al tiempo que nos intenta vender la Innsbruck Card, pero declinamos la oferta poque nosotras no queremos entrar en museos aquí ya que tenemos poco tiempo, Innsbruck nos interesa para ver sus calles y sobre todo subir a la montaña.
La primera impresión nada mas salir nos deja atónitas, la ciudad en llano y pegada a ella -pero pegada ¿eh?- se levanta una mole en vertical que forma parte de los Alpes, es sorprendente.
Preguntamos dónde se toma el autobús que sube a la primera plataforma donde se coge el primer funicular , llamada “Station Hungerburg” y no nos enteramos, vemos que para un autobús vacío en la marquesina donde estamos preguntando y –ni cortas, ni perezosas- subimos a preguntarle al conductor dentro del autobús, ¡que suerte hemos tenido, que hombre taaaan amable, que gusto encontrarse gente así!, nos ha indicado, pero ha visto que no nos enterábamos y ¿Qué ha hecho?, Pues nos ha dicho que nos lleva… ¡nos hemos quedado a su lado y nos ha llevado a la otra parada, nos ha llevado! ¡que encanto de hombre!.
Hay que ver el autobús que sube… ¿sube?, rectifico: que “escala” hasta esa plataforma, Encarna y yo vamos alucinadas por la pendiente que está superando, encima con sus paradas reglamentarias, donde se bajan adolescentes que con seguridad viven en esa zona residencial, en pocos minutos hemos ascendido muchos metros ¡en autobús regular!.
El precio de los dos funiculares que nos subirán al cielo es casi igual al de la “Innsbruck Card”, aunque sin visitar nada mas casi merece la pena comprarla sólo para usar el autobús turístico “Sightseer” que hemos utilizado en otras ciudades en otros viajes. ¡Anda que nos lo podía haber dicho el señor de Turismo! pero bueno, así nos hemos visto obligadas a tomar este autobús-escalador, que de otro modo no hubiéramos usado porque habríamos utilizado el tren cremallera (que tomaremos luego en la bajada).
A las 13,30h tenemos las primeras fotos tomadas en la primera plataforma y ya se ve la diferencia de nivel respecto de la ciudad.
Cada poco tiempo sale el funicular que sube a la segunda plataforma, el camino es casi vertical y muuuy rápido, la verdad que da vértigo pero es una gozada, por cierto que vamos solas. En esta plataforma salimos un poquito, nos maravillamos con la vista, pisamos la blanca nieve de Los Alpes, nos tiramos bolas de nieve como si tuviéramos 8 años, hacemos mil fotos… ¡estamos pletóricas!.
Seguimos a la tercera y última plataforma, con el segundo funicular, que si el anterior iba en vertical y rápido, este ni te cuento, aunque las fotos que hemos sacado desde el interior no hacen justicia. Viene un chico que está haciendo snowboard que en cuanto subimos desaparece de nuestra vista, estamos en la última zona segura (como muestra el cartel que sale en la foto) y Encarna le bromea: “ten cuidado, hijo, que te vas a hacer daño” o algo así, el chaval no lo entiende pero el gesto sí y se ríe.
La mejor experiencia de todo el viaje, lo hemos comentado cien veces, ¡y pensar que dudamos si venir!, rodeadas de nieve en la cima de Hafelekarspitze a 2334m, y hemos subido en -quizás 15 minutos- en total entre los dos funiculares. A las 15h estamos en la primera plataforma cogiendo el rapidísimo tren cremallera que a mitad de camino se mete por un túnel y nos recuerda al tren de la bruja de los parques de atracciones, oscuro, sinuoso y rápido. Je, je.
El cremallera termina en la parada de Congres-Hofburg, y nos quedamos esperando al autobús turístico que pasa por allí, como vemos que el tiempo de espera es de 40 minutos (y llevamos algo de prisa, ya que tenemos 5 horas de regreso) y además vemos que enfrente llega el bus turístico en la otra dirección, allá que nos vamos… ¡craso error! En dos paradas llega a la estación de tren y dice que un descanso de –no recuerdo si 30 minutos o así-, ¡anda queee!. Bueno, paciencia, nos quedamos allí sentaditas y se reanuda el
camino, recorremos toda la ciudad sin bajarnos y llegamos a las 16h a nuestro próximo destino: “Bergisel” el trampolín desde el que todos los años se celebran los saltos olímpicos. Lo hemos visitado durante una hora (lo veo ahora por las fotos), es verdad que nos hemos demorado mucho en el trampolín pero es que merece la pena. Para bajar nos han avisado que podemos coger un tranvía que encontraremos bajando la colina a pie, y eso hemos hecho, además nos ha servido para disfrutar la bajada a pie.
Abajo seguimos paseando la ciudad, por la animadísima Friedrich Strasse con los típicos adornos de repujados metálicos que identifican distintos gremios (muy común en Baviera), hacia el famoso “Tejadillo de oro” -con la montaña como telón de fondo-, en la misma plaza que la ornamentadísima “Casa Helbling”, y la Torre de la ciudad, podíamos haber visitado el Palacio Imperial, y el Ambras (de hecho con la Innsbruck Card puedes visitar todo lo que quieras) pero cierran a las 17h, y a esa hora es cuando estábamos llegando abajo. Aunque nos hubiera encantado verlos, no nos arrepentimos, teníamos poco tiempo y lo hemos empleado en el trampolín y otros sitios.
Y nos quedamos paseando por la orilla del río y por las calles, aprovechamos para tomarnos un kebap en una cafetería muy agradable con patio interior, haciendo tiempo para coger el tren de las19,20h, y llegamos a Viena tardísimo, a las 12 de la noche, pero no importa, el centro de Viena es seguro. A dormir que hoy sí ha sido un día larguito.
Día 6, Miércoles: HALLSTATT
Hoy por fin visitaríamos el Palacio de Schonbrunn (que es lo único que nos falta) y después tomaríamos el tren de las 10,44h a Hallstatt. Es nuestro último día para disfrutar Austria ¡que pena, nos gustaría estirarlo todo lo que pudiéramos!.
Hemos madrugado mucho, a las 7,30h estamos esperando que abra el comedor para desayunar, y pagamos a una chica que atiende hoy sustituyendo a Frita.
Pues a las 8,30h ya estamos en Schonbrunn, a donde hemos llegado en metro. Un pequeño descontrol hasta vislumbrar la entrada, y ya estamos dentro, con nuestro “Sisi Ticket” podemos ver la mayoría de dependencia de este deslumbrante Palacio (con otros pases a mitad de recorrido te echan). Como en otras ocasiones, lástima de no poder sacar fotos porque es una preciosidad, las dependencias están decoradísimas muchas en estilos propios. Por cierto, aquí un inciso, no hace ni dos meses he vuelvo a visitar el Palacio Real de Madrid y me lo ha recordado muchísimo, es que es una maravilla nuestro Palacio Real, si algún lector no lo ha visitado que corra a hacerlo, que merece la pena.
Tras la maravillosa visita al Palacio, quedan por visitar los no menos fantásticos Jardines de Schonbrunn, aunque ya vamos mal de tiempo, y encima no encontramos el Invernadero Palmenhaus, atravesamos la zona de Estatuas mitológicas, llegando al Jardín Zoológico ya lo vemos, nos sacamos la necesaria foto porque la verdad es bonito, y volvemos a la zona llamada de la Glorieta, otra foto.
Y a las 10,15h dejamos Schonbrunn, literalmente corriendo porque nos hemos entretenido mucho con el jardín y las fotos y tal, y vamos a perder el tren de las 10,44h. “Corre Encarna, que no nos da tiempo…” Pobre Encarna, así me he tirado todo el viaje, je, je, menos mal que ella no sólo no le molesta sino que lo aprecia porque sabe que es la manera de verlo bien. Nos llevamos bien.
Otro problemilla: no tenemos suelto para los billetes de metro, sólo llevamos un billete de 50 € y en esa estación no hay taquilla y ningún establecimiento cercano para comprar algo y así cambiar. Por primera vez -no en el viaje, sino yo diría en mi vida- nos montamos en el metro sin billete, ¡como se nota que somos honradas, pardillas… ji ji, no sé, pero lo cierto es que vamos incomodísimas por la situación y con los nervios yo creo ver inspectores por todas partes, esto no es vida… mejor bajamos en la próxima parada –a ver si hay taquilla allí- y nos dejamos de ilegalidades que no conducen mas que a nervios innecesarios, ¡pero conste que era un problema de cambio, no de falta de escrúpulos!. Pues eso, que bajamos y aquí sí hay taquillera, pero también una chica delante de nosotras contándole su vida, cuando nos toca nos dice que “¿si es que no tenemos nada mas pequeño que 50 €? –¡No te digo!. Bueno, total, que entre unas cosas y otras, llegamos al andén con el tiempo justo de… ¡ver cómo se vaaaa!. Pues ya que tenemos que esperar una horita hasta que salga el siguiente, vamos a tomarnos un café y un bollo en la estación y relajarnos, además hemos comprado en una tienda que conocemos en la estación, unos bocadillos que nos comeremos en el tren.
Salimos en el de las 11,44 y llegamos a las 15,40h, salvo el primer tren que cogimos, en el resto siempre hemos buscado los compartimentos de 6 asientos y lo viajes han sido súper cómodos porque hemos ido casi tumbadas. Para llegar a Hallstatt hay que cambiar de tren en la estación Attnang-Puchheim y coger allí otro tren local –como los cercanías nuestros- que es el que se adentra por los lagos.
Al acercarnos a Hallstatt ya el trayecto empieza a bordear lagos con pequeños pueblos en sus orillas y montañas al fondo, es un paisaje precioso. Y al bajar del tren nos espera un barco para atravesar el lago y llevarnos al pueblo, el trayecto es rápido y muy interesante por la perspectiva que ofrece del lago, el pueblo y la montaña, y sólo cuesta 1,70 € por trayecto.
Hallstatt es sólo una calle a cuyos márgenes está, por un lado la orilla del lago con cisnes y por el otro la montaña con pequeñas torrenteras. Se pasea en poco tiempo, pero es muuuuy bonito, y desde luego, nos mereció la pena las 8 horas de tren, porque es algo distinto. Así hemos visto de Austria, además de las ciudades mas sobresalientes, las montañas de Los Alpes Tiroleses, y ahora la zona de Lagos que es un paisaje totalmente diferente. Aquí hemos comprado recuerditos: unos muñequitos articulados para colgar en los pomos o en el árbol de Navidad (yo he comprado una niña, a juego con el Pinocho que compré en Roma que tengo colgado en un pomo).
El tren de vuelta lo cogemos a las 17,15h. y llegamos a Viena a las 22h. ¡Qúe pena no haber podido disfrutar algo mas de Viena –como teníamos previsto cuando salimos esta mañana-!, pero entre el tren que hemos perdido al salir de Viena y que en Hallstatt nos apetecía quedarnos a disfrutarla, pues eso, que tomamos el tren de las 17,15h, en vez del previsto a las 15,15h, y esas dos horas de retraso se notan. Bueno, ¡no se puede cuadrar todo tanto! Estamos contentas.
Salimos del metro en la parada de Volkstheater e iremos paseando desde la zona del Ayuntamiento hasta el hotel, y ahora Viena nos despide con una sorpresa: en el Ayuntamiento están grabando una actuación de una cantante de jazz que canta fenomenal, seremos unas 15 personas escuchando alrededor de la valla, nos ha gustado muchísimo. Tras disfrutar un ratito de buena música en directo, seguimos camino al hotel. A dormir.
REPÚBLICA CHECA: PRAGA y KARLOVY VARY
Día 7, Jueves: PRAGA
Nos levantamos pronto porque pretendemos coger el tren que sale a las 9 h. de la Sudbahnhof ya que el trayecto dura unas 5 horas y pretendemos aprovechar la tarde completa en Praga, pero una serie de acontecimientos -vaya, que nos hemos perdido setenta veces en la estación)- hace que por segunda vez veamos cómo el tren al que queríamos subir empieza a salir de la estación. Parecía facil: metro desde Alser Strasse a Meidling, y allí transbordo a línea Schnellbahn que en sólo 2 paradas nos dejaría en Sudbahnhof. En el transbordo no sabemos como hacer el cambio, y hemos perdido mucho tiempo en preguntar a varias personas, finalmente damos con una chavala que corta momentáneamente su conversación para guiarnos hasta el anden ¡qué maja!, volvemos a preguntar en el andén a personal de estación y nos dicen que en dos paradas nos dejará en la Sudb, así es que nos montamos en el tren que está en el andén, y cuando empieza a circular vemos que es un tren que viene de Milán, así es que nos quedamos allí quietecitas al lado de la puerta esperando, y en la parada siguiente sospechamos que hemos llegado y no entendemos nada, en el andén hay personal de estación que nos abre la puerta y nos confirma que sí, que es allí. No sé por qué intuyo que nos hemos equivocado de tren, pero bueno, ya hemos llegado. Ahora a sacar el billete en taquilla, que además vamos a pagar con mi tarjeta y Encarna me da efectivo, así puedo tener mas dinero de bolsillo por si necesito. Esa estación es muy grande y cuando por fin conseguimos los billetes comprobamos que hemos perdido ese tren. Bueno, esperaremos al de las 10h, aprovechamos para desayunar otra vez allí.
El trayecto sin problemas, cómodo en un compartimento de 6 asientos, y el paisaje aburrido (nada que ver con los paisajes austriacos), así que aprovechamos, Encarna va escribiendo su diario y yo voy refrescando la memoria con el itinerario de Praga que llevo preparando tanto tiempo.
Llegamos a la Nadrazi Holesovize, y allí es fácil coger el metro línea C que nos llevará a Florenc donde cambiaremos a línea B hasta Narodni Trida que es donde está el apartamento. Cambiamos allí algo de dinero para poder coger el metro, y aunque en un primer momento no vemos las máquinas expendedoras preguntamos y es fácil. El metro tiene tres tipos de tickets dependiendo del tiempo que se necesite en el trayecto, el número de estaciones y el número de transbordos. En esta ocasión compramos el de 18 Kc que vale para 5 estaciones máximo y hasta 20 minutos. Al llegar a las escaleras mecánicas parecemos Paco Martinez Soria, porque van más rápidas que en Madrid (y que en cualquier ciudad de las que conocemos ambas hasta ahora) y eso resulta extraño, ja,ja. Salimos en Narodni Trida y preguntamos a dos policias por la calle del apartamento, que resulta que está al ladito.
La elección del apartamento ha sido el único error del viaje, no quiero extenderme porque lo que quiero es olvidarlo, pero voy a describirlo: las camas cómodas, pero el resto….¡uf!, 2 sillas oxidadas del año que reinó Carolo, la mesa rota, nevera vieja, el baño horrible, la cocina inoperativa y con escaso menaje y sucio… en fín. Bajamos para decir que la mesa está rota y nos la cambian por una de 60 cm. de diámetro igual de vieja, a la mañana siguiente pedimos menaje, y en vez de traer todo lo que pone el inventario que está colgado allí mismo, nos preguntan que queremos, respondemos que 2 tazas -que nunca usamos porque cuando regresamos y vimos las que habían traído estaban hasta sucias-. Eso sí, es muy pero que muy céntrico, pero por los casi 70 € diarios que cuesta, podía ser un apartamento de verdad, no esto. Bueno, venga, vamos a olvidarlo, que no quiero hacerme mala sangre.
Comenzamos a hacer la ruta de La Ciudad Vieja, como siempre siguiendo el itinerario que he hecho a partir de mi guía: desde el hotel caminamos hacia la calle Narodni y vemos a la derecha la Plaza de Wenceslao, Narodni continúa llamándose ahora Na Prikope y llegamos sobre las 16h a Namesty Repubikly donde vemos la Torre de la Pólvora y la Casa Municipal.
Continuamos por Celetna viendo sus preciosas casas, y buscando la Iglesia de Santiago acabamos en Unglet –el llamado Patio de Tyn-, y nos empeñamos en buscar una agencia de cambio que –sé por el blog de los viajeros- que cambian muy ventajosamente, pero no lo hemos encontrado.
Desde allí Plaza de la Ciudad Vieja, amplísima y muy concurrida, bordeada de edificios interesantes, con las torres de la Iglesia de Ntra. Sra de Tyn asomando, la Iglesia de San Nicolás,
el Ayuntamiento y su famosísimo reloj astronómico, y por allí brujuleamos, nos hacemos fotos, curioseamos todo… nos quedamos por allí una hora y continuamos ruta a las 17,30h, , también aquí hay coches de caballos para dar paseos turísticos -como en Viena- pero además hay muchos coches antiguos pintados de colores chillones y usados para el mismo propósito.
Desde la Ciudad Vieja nos encaminamos al Barrio Judío “Josefov” caminando por Parizska que es una calle con edificios claros y preciosos que ya se vislumbran desde la Plaza Vieja, aquí hemos cambiado el dinero que creemos que vamos a necesitar –siempre algo menos para que no sobre y perder nuevamente con el cambio- y tenemos una anécdota del carácter checo, que para entendernos es todo lo contrario al austriaco, la chica nos ofrece un cambio que aceptamos y nos da las coronas, aquí yo -que para estos casos, soy de naturaleza desconfiada-, saco papel y boli y me pongo a anotar la transacción, a lo que ella inmediatamente reacciona dándonos 20 coronas que milagrosamente sabe de antemano antes de terminar de contar que “se ha equivocado”, ahora vemos que de motu propio nos ha hecho el cambio con un decimal de menos a su favor y se lo decimos, la contestación es absolutamente grosera (lo que no nos va a quitar el sueño esta noche) y Encarna sigue contando y… ¡se ha equivocado en 200 ahora en su contra!, ja, ja, ni que decir tiene que en otras circunstancias se lo hubiéramos hecho notar, pero después de tan exquisita amabilidad, nos hemos despedido y fin del episodio.
Al poco rato aparece la Sinagoga Staronova y el Ayuntamiento Judío, seguimos viendo la Sinagoga Pinkas, y en fin, paseando esa zona donde –además- hemos aprovechado para tomarnos una cerveza en un restaurante cercano llamado “les moules”.
Seguimos hacia el Rudolfinum en el margen del río, desde aquí bajamos hacia el Puente de Carlos IV pasando por Clementinum y una iglesia que está en el mismo cruce donde arranca el Puente ,en la puerta anuncian un concierto y ¿dos monjes? están tocando a trompeta, aquí es donde -al ver lo bonita que es- le he pedido a la chica que cuidaba que, por favor, quiero sacar una foto discretamente, y a pesar de que por todos sitios pone que está prohibido me ha sonreído y dicho que sí pero que sólo una, ¡que maja!, otra cosa es que -claro- en un interior y sin apoyo me salen siempre movidas,
si ya lo sé no veo por qué me empeño, pero bueno, aunque la foto no está para albúm sí para el recuerdo.
Ahora hemos caminado un poquitín por el Puente, que -la verdad- está tan mal cuidado y con tanto hollín que casi no merece foto, nos ha decepcionado un poco, no el puente sino la necesaria restauración y limpieza que necesita, aunque quizás estén ya en ello porque hay una estatua limpia, de hecho tengo una foto en la que se ve la diferencia entre esa estatua y el resto.
Seguimos por la calle Karlova que está llena de turistas, es una gozada de calle, la hemos paseado bastante porque además todos los días hemos cenado en un chino estupendo que hay allí cerca del Puente, tiene muchas tienditas de souvenirs y es un autentico hervidero. En esta calle tengo una anécdota buenísima que luego contaré.
Llegamos a la Plaza de Belén que tiene su importancia histórica ya que Jan Hus predicaba allí.
Como curiosidad, este es el mismo Juan Huss del que hablo en el viaje a Carolina del Norte al comentar el nacimiento de la ciudad de Wiston-Salem, cuyo origen fue –copio textualmente lo que escribí en el otro diario al que me refiero- “en el siglo XV, la parte mas radical de los seguidores del reformador religioso Juan Huss que vivían en Moravia, (región del centro y este de República Checa), en 1722 huyeron a Sajonia (región del norte de Alemania) y allí fundaron la iglesia Moravia , en 1753 algunos se instalaron en Winston-Salem.”. Je,je, ¡si es que el mundo es un pañuelo, y los viajes mas aún!.
Desde Belén tomamos la calle Husova (otra que hemos caminado varias veces, y que también está muy concurrida) para dirigirnos a la zona de la Ciudad Nueva, -Encarna ve la escultura del hombre colgando-, del mismo autor hemos visto otra composición formada por dos hombres orinando y escribiendo mensajes así (supongo que arte es arte, aunque yo hay cosas que no entiendo).Está anocheciendo, la foto del colgado la sacamos a las 20,26h.
Nos dirigimos a la calle Narodni para llegar a la Plaza de Wenceslao que ya ojeamos esta mañana desde Mustek. Esto no ha sido buena idea, Praga durante el día tiene muy buen ambiente, pero en esta zona por la noche hay gente borracha ya a estas horas, la policía pasa por su lado sin inmutarse, en fin, -si no lo digo, omitiría deliberadamente una sensación que también tuvimos, y no es ese el objetivo del diario- fue desagradable este paseo nocturno por la gente que iba con unas cuantas cervezas de mas, además la plaza tiene relativamente poca luz y no se distinguen muy bien los edificios, fuimos al Ayuntamiento de la Ciudad Nueva, cometiendo así el segundo error de la noche…..(bueno, el tercero pero en aquel momento no sabíamos del segundo que concierne a la compra del Tesco), bajamos por la calle Zitna –creo recordar-, y aunque no se siente sensación de peligro está muy oscuro y no parece recomendable, la última foto está sacada a las 21,15h en el Ayuntamiento de la Ciudad Nueva pero no se distingue nada.
De vuelta al apartamento, necesito con urgencia un lavabo porque me ha sentado mal la cena, y no encontramos nada abierto por allí, afortunadamente veo un restaurante en el margen del río y entro como una exhalación, muy agradables en el restaurante, se percataron de que habíamos entrado porque yo iba mal (seguramente mi cara me delataba) y le dijeron a Encarna que no hacía falta que consumiera nada si llevábamos prisa, muy majos, lástima que en esos momentos no estaba yo para fijarme qué restaurante fue porque me hubiera gustado hacerle una reseña aquí.
Lo de la compra del Tesco es, que habíamos cogido apartamento precisamente para desayunar y cenar allí, pero como he comentado es imposible, no hay ni cafetera, ni menaje… es un doble infernillo como el que había en casa de mi abuela hace 50 años… en fín, un desastre, así es que hay que olvidarse del café (para mí imprescindible nada mas abrir el ojo), compraremos té (que a Encarna sí le gusta así es que tendrá mas suerte) y leche.
Día 8, Viernes: PRAGA
Ayer compramos en el Tesco de Narodni té y leche, la leche está agria –no cortada con grumos, sino agria ¿?- así es que la tiramos, y el té es un brebaje que sabe a ¿¿??, no lo digo sólo yo, a Encarna que toma frecuentemente té también le parece un brebaje. Pero bueno, por lo menos es una taza de algo caliente que entona hasta poder desayunar fuera, las tazas, por supuesto, hemos usado unas nuestras, porque las que subieron ayer estaban costrosas. En fin.
Hoy nos dirigimos al Castillo, salimos por Narodni hacia el río y vemos Narodni Divadlo -el Teatro Nacional- (foto arriba izq) y vamos subiendo la orilla del río que es un sitio precioso hasta llegar al Puente de Carlos (en la foto izquierda se ve la estatua limpia primero) como son las 9,30h aún está casi vacío y se puede pasear bien, a pesar de que tienen una mitad lateral con obras.
Subimos por Nerudova buscando los emblemas de las casas, es una curiosidad: los violines, la langosta, la rueda…. ¡que calle mas simpática!.
Arriba, en el Castillo, hay una parada militar y la plaza está atestada de gente, entramos por el “Jardín del Paraíso” que enlaza con el llamado “Jardín de las Murallas” y allí mismo están las escaleras que llevan al Antiguo Palacio Real y desemboca directamente en la Catedral de San Vito, en ese momento no había cola para entrar en la catedral pero queríamos encontrar las taquillas y pospusimos la entrada para después –cosa que ya no ocurrió porque cuando salimos de las taquillas había una cola inmensa, una pena, con lo que me gustan a mí las iglesias, bueno-.
Compramos el ticket de 250Kc que permite visitar todo el conjunto salvo el Convento de San Jorge y la Torre de la Pólvora, el resto es mas que suficiente. Muy interesante toda la visita, no me extiendo en esto porque en cualquier guía viene explicado, nos gustó mucho, y sacamos unas fotos con unas vistas de la ciudad sorprendentes (en la foto aparece mi reflejo, pero se ve el río y la ciudad).
Salimos hacia la Hradcanske Namesti (Namesti significa Plaza) desde donde se ven las agujas de San Vito, en la plaza hay 2 Palacios con una curiosa fachada, y seguimos hacia Loreto. Son las 12,17h y ya va apeteciendo una cervecita, aquí le tengo preparada una sorpresita a mi amiga, por el foro me he enterado de una taberna muy recomendable que está cerca, “U Cerneho Vola”, y a las 13h y contentas por esta inmersión en la vida praguense –la taberna tiene un ambiente muy genuíno-, seguimos hacia el Monasterio Strahov, enlazando así con la Colina de Petri y con Mala Strana.
El Monasterio Strahov no está abierto al público, pero sí su famosísima Biblioteca y la Sala Teologal, merecen la pena las 80Kc del ticket aunque es una visita que dura 5 ya que ser reduce a ver desde la puerta 2 salas y poco mas, pero es muy interesante (no permiten foto). A la salida nos metimos en la iglesia aledaña, infranqueable porque tiene reja pero se puede ver desde fuera y es preciosa.
Y ahora continuar por Mala Strana: bajamos nuevamente Nerudova y volvemos a pasar por la Iglesia de San Nicolas, por la guía sé que es Jesuita y le comento a Encarna que siendo así yo quisiera entrar porque sé por experiencia que siempre merecen la pena, pagamos los 60 Kc y nos quedamos mudas de ver tal preciosidad, traemos muchas fotos.
Muy cerca el Palacio y Jardín de Wallestein, curioso el muro que imita cuevas de piedra caliza, la gruta de estalactitas y los pavos reales sueltos por un jardín con muchas flores, césped y estatuas.
Bajamos ahora hacia la Isla de Kampa y de pura casualidad nos encontramos con la famosa calle estrecha regulada por semáforo, y después de descansar un poquito por ahí sentadas en un banco a orillas del río, atravesamos el Puente de Carlos y subimos para sacar unas fotitos al famoso Cementerio Judío (fotos abajo derecha e izquierda).
Son las 15,40h, nos vamos a la Plaza de la Ciudad Vieja a tomar algo, y una hora subimos a la colina de Petrin, desde el funicular se ve unas bonitas vistas del castillo, y ya en la colina estamos sólo un ratito, vemos la réplica de la Eiffel y poco mas, y volvemos a bajar a seguir paseando, comprar recuerditos y cenar.
Ahora viene la anécdota que adelanté al hablar de la calle Karlova, es para mondarse de risa, Kalova es una calle estrecha y concurridísima de turistas, veo un portal que creo que es el Museo de las Marionetas y le pido foto a Encarna, me coloco y ella se aleja 2 pasos hasta la otra acera para poder sacármela, la gente que va a pasar se percata de que estropeará la foto y se espera un poco, -pero no olvidemos que Karlova es un río de gente-, en ese segundo, los de detrás -que ven que se han parado los de adelante- se paran también, y los de la tercera fila se paran al ver tapón delante… Ja, ja, ja…. Esto por los dos lados de la calle, ¡no me lo podía creer!, y no es que Encarna sea en absoluto lenta en hacer fotos, es que con el caudal de gente que tiene esa calle en 5 segundos se ha montado un tapón impresionante. Yo no paro de reírme nerviosa perdida, en la foto salgo sonriendo y diciéndola entre dientes “Encarna, por favor, tira la foto como sea”, porque –a todo esto- ella está mirando el objetivo y no se está enterando de la que se está liando en la calle. Ja,ja,ja,ja… cuando 5 segundo después me la hace, gesticulando (yo debía ser italiana por como me expreso) empiezo a decir: Thank you for every body, thank you at all. ¡vamos, que parece que acabo de recoger el oscar! No les ha faltado mas que aplaudirme. ¿a que es una anécdota buena?, ja, ja, ja. Esta famosísima foto está tomada a las 19,30h. Desde aquí nos fuimos a cenar a nuestro chino de Karlova. A dormir que mañana nos vamos a Karlovy Vary.
Día 9, Sábado: KARLOVY VARY
Este fue un destino incierto hasta poco antes de comenzar el viaje. Cuando organicé el viaje pensé que sería bonito ir, después el foro me convenció que era mejor conocer Cesky Krumlov porque parecía más auténtico y mas ciudad, se lo dije a Encarna y le pareció bien cambiarlo por Cesky, pero cuando busqué en Google vi que K.V. quedaba muy solitario a la izquierda de Praga, mientras que C.K. quedaba al sur, cerca de Ceske Budejovice y en la misma dirección que debía tomarse para ver otras como Konopiste, etc, con lo que parecía mas lógico hacer en este viaje el que quedaba mas solitario, y dejar para otra ocasión otras ciudades mas cercanas, Encarna –que confía en mi planificación de viajes- lo comprendió y le pareció bien.
Y ahora que lo hemos visitado, las dos pensamos que afortunadamente lo hicimos así, porque es una maravilla de sitio, tan cuidado, con edificios tan preciosos… hemos disfrutado muchísimo allí.
A pesar de que sabíamos desde casa que los autobuses se toman en Florenc, ha sido difícil encontrar la estación de autobuses, al salir del metro hemos preguntado a varias personas, finalmente un amable señor se ha puesto a indicarnos y un chico francés encantador, que iba cerca, le ha oído y también nos ha explicado, al final nos ha acompañado hasta la misma taquilla ¡que majo!.
En las taquillas a las que vamos queda nada para salir a las 9,45h, pero nos dice que hay otra compañía “Megabus” que hace el trayecto, ¡hala, a buscar las taquillas de la otra!, ahora que sabemos como es la estación parece fácil pero no lo ha sido. Con el problema añadido de que, así como en Austria casi todo el mundo habla inglés, en Praga es una minoría que no hemos encontrado. Una vez solucionado el billete i/v que ha costado 280 Kc por persona, tampoco hay asientos para las 9,45h por lo que tenemos que salir a las 10,45h, y afortunadamente se nos ha ocurrido comprar la vuelta ahora (volveremos a las 17,45h) porque a la tarde ya no había ningún asiento de regreso, hubiera sido una jugarreta buena.
Bueno, pues a esperar una horita y al bus, son sólo 2 horas y 15 minutos de trayecto, a las 13 horas ya estamos disfrutando de todo: la primorosa Colonnade, y el jardín adosado que tiene un colorido espectacular, todas las fachadas, las fuentes termales, el vridlo, en fín, todo, es tan bonito que me ha costado mucho elegir qué fotos subo aquí, al final lo he reducido a 7, pero es que hubiera puesto 30, mejor ver las fotos. Hemos comido en un MacDonalds y después hemos paseado hasta la saciedad porque había que hacer tiempo hasta la salida a las 17,45h, llegamos a Praga a las 20h. Con tiempo para dar un último paseo y entrar en una agencia de cambio de la Plaza de la Ciudad Vieja –donde por cierto, nos han dado un cambio horroroso, pero son las 22h
y no hay mas remedio que cogerlo, porque no tenemos nada y necesitamos cenar hoy y tomar el metro mañana para irnos a Viena.
Nos fuimos a ver algo que se me había olvidado –la casa danzante-, para ello cogimos el metro hasta Karlovo Namesti y allí preguntamos a una chavala por la casa, no entendía inglés pero nos mostró el camino enseguida, nada mas ver mi gesto danzante -con gran sorpresa de Encarna-. Ya había anochecido, y terminamos despidiéndonos de esta ciudad del mismo modo que hicimos en Viena, en la Plaza de la Ciudad Vieja, donde ¡oh, casualidad! Aquí también están actuando un grupo de jazz.
Día 10, Domingo: REGRESO A VIENA
La vuelta ha sido, ¡uf!, se han ido trastocando todos nuestros planes, es la única nota mala del viaje ¡que le vamos a hacer!.
Queriamos coger el tren de las 9h para llegar a las 13,30h, pasear por la zona del Ayuntamiento y la Ópera y tomar algo, hasta las 17, 30h, que nos iremos al aeropuerto ya que el avión sale a las 19,20h.
Así es que a las 7 estamos ya con las maletas en recepción para entregar las llaves (ya nos habían cobrado el primer día), pero ¡oh, sorpresa! Un cartel informa de que no hay nadie hasta las 7,30h. Bueno, pues aprovechamos esta media hora para desayunar y entramos en un lujoso hotel que esta cerca de nuestro tugurio, la situación es cómica: Encarna enseñando las únicas 100 Kc que nos quedan y preguntando cuanto cuesta el café para ver si podemos tomarlo o tenemos que ayunar, je, je. El latte cuesta 55 Kc, ese no puede ser, el capuchino 45 kc, ok, ese sí, gracias y quédese con el cambio.
Damos las llaves a las 7,30h y nos vamos al metro (ya teníamos separadas las 52 Kc de los dos billetes, no nos vaya a pasar como en alguna otra ocasión, que ha sido una película), el metro tarda una eternidad y es que ¡oh, sorpresa, again! Hoy se corre la maratón aquí y no funciona nada a la hora.
Con tanta dilación, llegamos al andén justo en el momento en que nuestro tren se va. ¡Cachis! (aunque recuerdo que no fue algo tan suave lo que dije), bueno, no pasa nada, hay otro tren a las 10h, nos acercamos a la taquilla de información para ver de qué anden sale y ¡oh, sorpresa –que no recuerdo si he usado esta expresión ya!, resulta que el de las 10h no sale de esta estación y además necesita reserva. Tendremos que coger el de 12h,30h que llegará a las 17h a Viena. ¡A las 17h. a Viena!, se nos acaba de chafar toda la tarde que pensábamos disfrutar en Viena y además vamos a estar aquí haciendo telarañas mas de 3 horas. ¡mecagoen!
Pues allí nos quedamos, sentaditas en unos bancos de madera, que por cierto atraviesan con una tabla de madera clavada a modo de brazo separatorio, para que nadie pueda usarlos como cama, y a las 12h nos vamos al andén por donde debe salir para ver como va todo, que ya no nos fiamos. Y hacemos bien en no fiarnos, hay un descontrol de horarios de trenes preocupante, hay uno en el andén que no sale y va retrasado media hora, acaba de llegar otro de Viena con otra media hora de retraso… ¡en fin!, pues resulta que este que acaba de llegar es el que saldrá a las 12,30h. Bueno, al menos no perderemos el avión, que ya dudábamos.
Nos sentamos en el compartimento de 6, y al rato aparecen una pareja de portugueses que hablan español, y hemos tenido un viaje entretenidísimo, sin parar de charlar, esa es la nota buena.
A la hora de comer, resulta que no han enganchado el vagón restaurante, protestamos y protestamos, pero les da exactamente igual, desde luego no tienen vergüenza, un trayecto que va desde las 12,30h hasta las 17h, y dejan a todos los usuarios sin comer, y la solución es que bajemos en una parada que hacen de unos diez minutos y compremos algo, ¡sí, claro!, y si el del bar se retrasa, o hay gente, o lo que sea, te quedas en tierra con tu bocadillo y se acabó el avión y se acabó todo, nadie quiere arriesgarse a eso, le pido a la señorita si pueden hacerse cargo de esa compra alguien de la tripulación –que a ellos sí les esperará el tren- pero nada, lo dicho, no tienen vergüenza.
Bueno, después de este episodio para olvidar, llegamos a la maravillosa Viena a las 17h, a Sudbanhof, con el tiempo justo de coger el autobús que nos acercará desde allí mismo al aeropuerto, y ya todo perfecto, llegamos sin problemas, comimos una pizza en el aeropuerto, después un vuelo muy bueno, y por la noche llegamos a Madrid. El final del vuelo ha sido divertido porque nos ha dado por bromear acerca de la labia del piloto en el momento de aproximación, y -en fin- dejo esta reseña para que cuando lo leamos ambas nos recuerde todo lo que nos hemos reído ese rato.
Hemos comentado las dos, que -curiosamente- cuando pusimos los pies en Viena sentimos una alegría insólita. Praga me ha gustado por su ambiente, y culturalmente es interesante –aunque necesita una limpieza profunda de estatuas y algún edificio, y un trato mas amable al turista tampoco vendría mal-, y Viena... ¡que decir de Viena!.
Desde luego que volveremos a Viena –espero que no muy tarde- porque ha sido maravilloso.
Como en las demás entradas, si quieres dejar un comentario, será muy bien recibido.
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