domingo, 13 de septiembre de 2009

Atenas, Islas Griegas y Éfeso (Turquía)

8 DIAS POR ATENAS, ISLAS GRIEGAS Y ÉFESO

Ya estamos de vuelta de otro fantástico viaje, Atenas e Islas Griegas. Y rápidamente me pongo a documentarlo por temor a que se me diluyan los recuerdos, ya que en unos días me tengo que afanar en organizar otro destino que me apetece muchísimo.

El que termina ha sido algo precipitado, -si he de ser sincera- las Islas Griegas no me llamaban mucho la atención, pero se han dado un cúmulo de circunstancias que casi han decidido –ellas, y no yo- que este era un momento oportuno para conocerlas, y ha sido todo un acierto. Estaba yo tan tranquilita disfrutando de la Sierra de Madrid –que me encanta-, cuando mi amiga Gusi me lo ha propuesto, y, claro, teniendo en cuenta, que lleva tiempo apeteciéndome hacer un viaje con Gusi (somos amigas desde la adolescencia y nos seguimos viendo a diario), pero ella no tiene facilidad para viajar por lo que nunca puede acompañarme, además, tampoco coincidimos en los destinos que nos llaman la atención…, en fin, que se hacía una misión algo difícil coincidir, hay que aprovechar la ocasión.

El resumen de impresiones de este viaje es:

Respecto a los lugares, que Atenas me ha parecido espectacular -¡cómo he disfrutado de la Acrópolis, las Ágoras…(como decía una chavala de la excursión, “las piedras”)!, y las Islas han sido tal y como me esperaba porque las había visto por internet: algunos pueblos preciosos, otros normales, más “piedras” con gran valor arqueológico… en fin. A Gusi también le han gustado aunque le han decepcionado un poquito porque –claro-, nosotras vivimos en la costa mediterránea, y, pueblos blancos preciosos al borde del mar, y playas largas y de arena finísima, los tenemos en la puerta de casa, y a ella le hubiera gustado ver aquellas otras playas, pero no ha dado tiempo. Bueno, ¡ya las verá la próxima vez que vuelva!.

Referente a la gente, tanto los Griegos como los Turcos (hemos estado en Éfeso) son gente amable y acogedora.
Y en cuanto al crucero, le veo la ventaja de que es mas cómodo que tomando ferrys, pues te vas desplazando sin necesidad de perder tiempo, y no tienes que preocuparte en coger hotel allí donde llegarías con el ferry. Pero también veo inconvenientes, el movimiento del barco no me gusta –el colofón fue la cena de gala, a la que muchísima gente no pudimos asistir porque estábamos mareados, el otro gran inconveniente que encuentro es que éramos 1200 personas, y hay cola para todo -principalmente para desembarcar y comer-, hacer cola en un buffet a mí no me molesta mucho (quizás es que recuerdo otras épocas en que comía así en los lugares de trabajo y por eso no se me hace raro), pero el tema del desembarco es otra cosa, ya que tienes un tiempo limitado para visitar la isla y eso te deja sólo dos opciones: o contratar la excursión de la agencia y así sales de los primeros –aunque luego ves toda la isla metida en el grupo con las demás personas que han contratado (eso ya lo hice en el viaje organizado a Alemania, y prefiero no repetir –en la medida de lo posible- porque no me entero de lo que veo y me agobio), o visitas por tu cuenta -que a mí me parece mejor-, pero eso te retrasa mucho el desembarco y, consecuentemente, te deja menos tiempo para visitar el sitio en cuestión.

Es hora de comenzar a relatar el viaje.
Como salimos el 30 de Agosto a las 12h de la mañana (16,30 hora prevista de llegada a Atenas), Gusi se ha venido a dormir la noche anterior a casa de mi madre, y así saldremos juntas. Y al igual que ocurrió con Encarna, en el viaje a Austria que hicimos en Mayo -ella también durmió en casa de mi madre- esa noche dormimos poco… ¡será la emoción!.

Día 30 de Agosto: ATENAS

El vuelo bien –con Air Europe-, la anécdota es que despegamos con una hora de retraso, el motivo es (según nos informan) que el espacio aéreo de Atenas no está totalmente abierto a aerolíneas comerciales en ese momento, pues está reservado para los aviones locales destinados a apagar los terribles incendios que llevan mas de una semana asolando los alrededores de Atenas, ¡qué pena, qué pena!. Bueno, pues llegamos con ese retraso pero todo bien, y ahora un poco mas de espera en la salida: es que unos han equivocado las maletas y hay que esperar a que deshagan el entuerto, otros aún no aparecen… ¡los viajes organizados!, pero bueno es lo que hemos elegido así es que todo está bien (por cierto, como ya tengo la desagradable experiencia de estar un día entero sin maleta –en el organizado de Alemania- aquella fue la última vez que facturé, nosotras salimos del avión con nuestra maletita en la mano, y felices, sin riesgos de percances que ya he sufrido otras veces.

Llegada al hotel, está en la misma esquina de la estación de metro “Larissa Station” , así es que perfectamente ubicado, mejor que los mas céntricos de Omonia –que es un horror, según nos han comentado otra pareja –Mariví y Mikel- con los que hemos hecho buenas migas, y con quienes espero que continúe la amistad porque me siento cómoda con ellos –y me consta que es recíproco-, además yo ya me había informado y sabía que el ambiente no es recomendable, a pesar de que está rodeada de hoteles de lujo-. La habitación de esa primera noche es peor de lo que imaginaba (las otras dos noches ha sido mucho mejor, sin haber dicho ni una palabra) pero bueno, no está mal, y enseguida salimos a conocer Atenas. A la llegada hemos conocido a Raquel –una simpática chavala a quien le gusta ir más relajada que nosotras y no le entusiasman mucho “las piedras” pero ha disfrutado el viaje de lo lindo, nos hemos visto a diario-. Dejamos el hotel a las 19,30h.

Hemos hecho un trayecto largo para ir “abriendo boca”, desde Larissa, por Liosion y después por Ag.Konstantinou –ahí vemos el Teatro Nacional y enfrente una iglesia con andamios-, hasta Pz. Omonia, seguimos por E.Venizelou y disfrutamos viendo los 3 preciosos edificios: Academia de Atenas, Universidad y Biblioteca Nacional, están iluminados y se ven muuuuy bonitos, hacemos unas cuantas fotos, nos entretenemos un poquito por allí y seguimos por E.Venizelou hasta la Pz. Sindagma, allí aparece el Parlamento –están haciendo el cambio de guardia ante el Monumento al Soldado Desconocido- y bajar ahora por la linde de los Jardines Nacionales –, para encontrarnos de sopetón con el Arco de Adriano y un poquito más a nuestra izquierda nos llaman la atención una zona iluminada dentro de un parque y con gran asombro descubrimos el imponente Templo de Zeus “el Olimpión”. Ya es de noche y estamos a las puertas del animadísimo barrio de Plaka, así es que sin dudarlos nos metemos a conocerlo un poquito ¡me encanta Plaka! (hemos cenado allí todas las noches), vemos desde aquí abajo la Acrópolis iluminada, y finalmente cenamos Musaka en una agradable terraza de un restaurante (de hecho fue la Musaka que mas me gustó de todas las que probé). Terminada la cena, deambulamos un poquito mas y ya tomamos el metro en Acrópoli (a sólo unos metros de Plaka –donde nos encontramos-) y en 5 estaciones de la misma línea llegamos al hotel. ¡A dormir que mañana empieza el crucero!

Una anécdota de Atenas: la cantidad de perros tirados por las calle. La primera vez que nos percatamos de ellos fue en la acera de los Jardines Nacionales, después los hemos visto en todos los sitios, todos sin excepción son de razas grandes, creemos que están abandonados aunque llevan una burda correa de tela al cuello, pero a juzgar por las heridas y la actitud está claro que no tienen dueño, hambrientos no están porque la gente les lleva comida, incluso elaborada y se lo deja en platos de aluminio, quizás esa correa significa algo –por ejemplo que están desparasitados, o algo-, no sé. El último día le he preguntado al guía de Atenas y la contestación ha sido vaga, lo único que me ha dicho es que ¡es una pena, no los cuidan!


Día 31 de Agosto: MIKONOS

Nos recoge el autocar de la agencia con algo de retraso, y con alegría generalizada nos dirigimos al Puerto del Pireo, largas colas para control de Pasaportes –todos los tour operadores organizando sus filas para ir pasando ordenadamente, un poco caótico es el Pireo, pero hay que tener en cuenta la cantidad de miles de turistas que toman Ferrys y Cruceros aquí, así es que es normal. Por otro lado, el personal del puerto es muy amable y eso facilita las cosas. En la espera conocemos junto a Raquel a una pareja de Cáceres –Eva y Andrés- con quienes también hemos coincidido, muchas, muchas veces.

Y ya estamos deshaciendo el equipaje en el camarote (A52), es reducido –como todos- e interior ¡claro, es que es el básico!, a nosotras eso no nos molesta en absoluto porque como cuando llegamos estamos reventaditas, pues para dormir nos da igual la ventana -sin embargo ha salido más barato, así es que encantadas-, pero reconozco que la ventana da otra alegría al camarote.



El barco está bien, es el “Aguamarine” de la compañía Louis Cruisses, aunque -en todo el tiempo que durará el crucero- de las escasas instalaciones y salones que tiene, sólo utilizaremos la sauna, y las cubiertas para ver el mar (la de la piscina y las dos superiores), la piscina es muy pequeña y eso no le ha gustado ni un pelo a Gusi porque soñaba con una grande, yo con la sauna estoy contenta, la hemos utilizado mucho. Hoy hemos comido del buffet en el lateral de la piscina, a nosotras la comida sí nos gusta, otros compañeros de viaje no han opinado así… ¡ya se sabe… para gustos los colores!, a mí me parece normal, no es una exquisitez pero tampoco es una bazofia… ¡normal!, suficiente para retomar fuerzas y seguir el ritmo, que un viaje desgasta mucho. Siempre hemos elegido lo mismo: ensalada, verdura, costillas barbacoa (aunque había mas tipos de carnes), algún día una sopa de tomate, fruta y café con pastel. ¡a que parece apetecible!


A las 18h llegamos a MYKONOS

Como inciso debo decir que llevo todo lo referente al crucero bastante programado desde casa –como es mi costumbre cada vez que viajo-, he invertido muchas horas buscando por internet, mirando sitios a los que ir, conociendo las islas de antemano, indagando los pormenores en lo referente a las visitas y excursiones del crucero (no vamos a contratar ninguna), y preparando alternativas desde casa, para hacerlo por nuestra cuenta y saber cómo movernos una vez allí.


Contratamos el bus que pone la compañía para acercarnos al pueblo.
Me ha parecido muy bonita, con casitas encaladas, calles estrechitas, gente encantadora (me he hecho foto con dos señoras a la puerta de una iglesia, donde estaban sentadas conversando), preciosas y pintorescas capillas blancas, los 4 molinos que saludan al mar desde las orillas, el puerto llamado “pequeña Venecia”, algo más arriba aparece el molino Boni (a donde yo llevaba anotado que quería subir para poder contemplar las vistas, pero ha sido imposible encontrar el camino, y después de ver las vistas desde mas abajo no nos ha compensado subir), y el famoso pelícano Petros que deambula por la isla “como Petros por su casa”, le encanta que le hagan fotos y parece un paisano mas ¡que majo el pelícano!.


Después de pasear la isla arriba y abajo, de ver los molinos, entrar en las iglesias, ver algunos recuerditos, etc. Hemos terminado tomando una cervecita fresquita en una terraza del puerto “Pequeña Venecia” disfrutando el momento, el paisaje, la conversación… ¡que delicia!.
A las 22,30h sale el último autobús que nos devuelve al barco, y zarpamos a las 23h.



Día 1 de Septiembre: TURQUÍA- KUSADASI (ÉFESO) y PATMOS

Creo que este es el día que más me ha gustado de las islas. Nos levantamos a las 6 de la mañana ya que el desembarco se hará a las 7h, y hemos de desayunar antes. Por cierto el desayuno me gusta mucho, buffet de nuevo y hay de todo: comida para prepararte desayuno continental –salados, carnes, etc-, dulce –con bollería y mas- frutos secos, frutas, etc. Todos los días hemos desayunado opíparamente (quizás demasiado, pero es que te levantas muy pronto y te espera un largo día, así es que lo mejor es coger energía). Nosotras siempre hemos optado por: un bol de fruta (trocitos de sandía, melón y melón francés), otro bol de yogurt griego al que hemos añadido unos cuantos dátiles y orejones, un zumo de fruta (este creo que no natural, pero eso es así en todos los sitios), café con leche y un bollo. Y Gusi a veces ha tomado un pequeño bocadillo de queso y jamón. ¡a que es un buen desayuno, y sano!.


ÉFESO:
Desembarcamos todos a las 7h. Nosotras atravesamos el pequeño bazar cubierto que está justo al salir y nos dirigimos a la caseta oficial de taxis, donde tienen precios cerrados, allí coincidimos con una pareja de Brasileños absolutamente encantadores, y decidimos compartir el taxi que nos llevará a Éfeso y después nos traerá de nuevo al puerto. Por 75 € en total nos hace los dos trayectos y nos espera una hora para que lo veamos.


Ya me había avisado Gusi de cómo conducen por esos lares, pero… ¡nada imaginable!, ¡qué velocidad, madre mía!, menos mal que la carretera no está mal, pero lo cierto es que llegamos a la entrada de Éfeso antes de que aparezca ningún autobús de excursiones, incluso antes de que abra la taquilla, por lo que hemos de esperar unos minutos. A las 8h, nos abren, son 20 liras turcas por cabeza (10 € al cambio), no admiten euros pero sí tarjeta (yo esto ya lo sabía, a nosotras no nos pilla de sorpresa) decidimos que pague yo con mi tarjeta lo de los 4 y ellos me lo dan en efectivo, y asunto resuelto.


Ya estamos dentro, hemos entrado los primeros y en las primeras fotos se nota. No voy a describir Éfeso porque en cualquier guía viene perfectamente explicado todo el sitio arqueológico, sólo diré que nos ha parecido tan maravilloso, lo hemos disfrutado tanto, no parábamos de fotografiar, nos hemos reído muchísimo los 4 porque han surgido anécdotas divertidas.



Todo espectacular, todo: La Via de los Curetos, el Odeón, las Termas de Vario, la Fuente de Trajano, el monumento funerario octogonal estaba cerrado y con andamios, la Plaza de Domiciano… todo. Y durante toda la bajada de la colosal Vía de los Curetos se ve al final de la calle, como un imán que te atrae la imponente Biblioteca de Celso del siglo II d.C –quizás el edificio arqueológico más maravillosos que he visto jamás- le hemos sacado un millón de fotos. Desde aquí al gran Teatro de donde parte la Vía de Mármol, es impresionante, tenía una capacidad para mas de 30.000 espectadores, y se terminó también en el II d.C. Aquí me he sacado una foto saludando al público de las gradas con una reverencia, je,je… El último día del crucero nos hemos despedido de la pareja Brasileña y ella me comentaba que se acordaría de mí haciéndome esas simpáticas fotos, “muy jovial” decía “muy jovial”, ja,ja… ¡qué bien lo hemos pasado en Éfeso! Nosotras también lo recordaremos siempre con mucha alegría.

Ya abajo –en el puerto- hemos paseado por entre el bazar turco, todos los comerciantes salen a tu encuentro (típico bazar turco), allí he comprado el recuerdito de Turquía: un plato muy colorista que usaré para poner caramelos, y los consabidos “ojos de la suerte turcos”.





Al salirdel bazar nos hemos dirigido –caminando por la carretera que bordea el mar- a un pequeño castillo bizantino que se adentra en el mar (en la isla Pigeon) , nos hemos hecho unas fotitos por allí, después al centro de la ciudad ¡como se nota que estamos en Turquía!, la ciudad es distinta, y los rasgos y el carácter de la gente también, es curioso ver a los hombres sentados viendo pasar a la gente y comentando –que se nota-, aunque no de un modo lascivo ni molesto, sino más bien como un juego movido por la curiosidad y la vida solaz propia de los pueblos árabes. Regresamos al barco, que a las 12h zarpará.



Hasta las 16h -que llegaremos a Patmos- tenemos 4 horas para relajarnos. A Gusi le agobia un poco tanta gente junta comiendo por lo que me propone esperar hasta las 15h para comer nosotras, y yo acepto. Tomamos una sanua y nos quedamos tonteando por cubierta, tumbadas a la sombra, subimos arriba a hacer “el titanic”… ya sabeis: “eso famosa imagen que consiste en ponerse en la proa con los brazos extendidos y con la brisa en la cara”… ¿en la proa? ¡en el Titanic la actriz va en un saliente perfecto que la encuadra divinamente, aquí es una plataforma ancha que le quita todo el glamour a la escena!, ¿la brisa en la cara? ¡pero si hay un viento que me está poniendo las pestañas del revés, y me va a dejar el pelo como el de la bruja Averías!... ¡hombre, así no hay quien pose!,ja,ja,ja ¡vaya estampa glamurosa! Ja,ja.

Vale, pues a las 15h. bajamos al buffet a comer… ¡cerrado! ¡y no será por carteles que avisan que el horario es de 12h a 14h, que si se descuidan nos los grapan en la frente!... pues sí ¡así somos nosotras viajando, …que estamos en el mundo porque tiene que haber de todo! Ja,ja. Nos hemos quedado sin comer por hacer el lila, pero es que la cosa tiene delito porque hemos estado estas 2 horas viendo a la gente con sus bandejas, y nosotras haciéndonos las interesantes “ya comeremos mas tarde”. Ja,ja. Menos mal que no moriremos de inanición por perder una comida, ¡somos de lo que no hay!, Ja,ja.


PATMOS:
A las 16h llegamos a las proximidades de Patmos, el barco no atraca en el puerto por lo que el desembarco se hace con lanchas, los primeros en salir son los que han contratado la excursión, y después vamos saliendo los demás siguiendo orden de recogida del ticket, a nosotras nos toca la lancha número 5, es decir la 3ª tanda ya que salen de dos en dos.

Nos sentamos afuera en el pequeño banco corrido que recorre la parte posterior, y en ese momento hago una broma respecto a las gafas de sol que –como es mi costumbre- llevo colgadas en el escote del vestido y comento que se me caerán al mar y tendré que ir a buscarlas, a lo que una señora (a quien conozco de vista porque ya hemos coincidido varias veces) me contesta a la broma con otra similar.

Dejamos la lancha y nos vamos a la parada de taxis para coger uno que nos acerque al Monasterio de San Juan, aquí es donde conocemos a Mariví y Mikel –la pareja Vasca con quienes hemos hecho tan buenas migas- y compartimos los 4 el taxi.





Primero nos llevó a la Gruta Sagrada, que tiene un gran valor religioso –pero en sí misma no tiene mucho interés-, en el año 95 durante la persecución a los Cristianos por parte del emperador Domiciano, San Juan fue abandonado aquí y fue indultado dos años mas tarde. En ese tiempo San Juan escribió el texto de las Revelaciones, y lo hizo aquí –en esta cueva-, fue en Patmos donde “oyó una fuerte voz, como una trompeta, que le ordenaba escribir un libro y mandarlo a las 7 iglesias”.





Tras la Gruta Sagrada, nos llevó a ver El Monasterio de San Juan. Al momento de empezar a subir la pequeña cuesta que conduce a la entrada me percato de que ¡¡¡he perdido las gafas de sol!!! ¡no me lo puedo creer!, eso por hacer bromas. Si no fuera porque eran un bonito recuerdo (las compré en el New York, en Las Vegas) tendría hasta gracia, porque ¡vamos! Acabo de bromear acerca de quedarme sin ellas y 5 minutos después me ocurre de verdad. Las buscamos y nada: se compraron en Las Vegas, se perdieron en Patmos. ¡me ha dado mucha rabia perderlas, pero qué le vamos a hacer!... Cuando vuelva a Las Vegas me compraré otras, je,je.

El Monasterio nos resultó muy curioso, el interior de la pequeña capilla es precioso, madera muy trabajada y policromada… muy bonito. Las vistas son sensacionales desde allí arriba. Nos gustó mucho, además fue una tarde muy agradable, una conversación amena, buena compañía… todo perfecto (si no fuera por mis gafas, pero bueno, prefiero olvidarlo porque no gano nada con darle vueltas). Estuvo fantástico.




El taxi nos devolvió al puerto, y allí nos separamos. Gusi y yo nos fuimos a pasear un poquito por la isla, pero lo cierto es que es pequeña y no tiene mucho interés, por lo que terminamos en una terracita a orillas del mar (literalmente mojándonos los pies) y tomándonos la cervecita de rigor allí, con el mar, la arena, y las vistas del pueblo. Un gusto. La última lancha recogía a las 20,30h (ya que zarpamos a las 21h), pero a las 20h ya estamos la mayoría del pasaje en el barco.

Hoy a las 21,30h tendrá lugar la “Cena Griega” en el comedor, y cada cual hace lo posible por aparecer vestido de blanco y azul como aconsejan, el primer día –nada mas llegar al barco- nos hicieron formar la primera de las mil colas a las que hemos tenido que habituarnos después, en esa ocasión era para elegir uno de lo dos turnos de cena (para ese día y el siguiente) y designarte mesa. Como la primera tarde -en el hotel- habíamos conocido a Raquel y a la mañana siguiente -en el Pireo- habíamos conocido a Eva y Andrés, compartimos mesa (la número 27), las mesas son de 9 así es que compartiremos con 4 personas mas que no conocemos ¿o sí?.je,je. Pues sí, resulta que son Montse, acompañada por su marido y sus dos hijos (una familia Catalana muy agradable). A Montse la hemos conocido el día anterior en una de tantas colas, la casualidad es que estaba inmediatamente delante de nosotras y nos hemos puesto a charlar… ¡Será posible! ¡anda que no habrá gente en el barco -recuerdo que somos 1200 personas- y vamos a coincidir 2 veces seguidas! Ja,ja… Muy majos Montse y su familia. Ha resultado una cena muy amena, se ha mantenido una entretenida charla entre todos, y lo hemos pasado muy bien. Una vez terminada, los 3 –Raquel, Eva y Andrés- deciden ir a la discoteca y les acompañamos un poquito, la verdad es que estamos reventadas, pero ¡oh, sorpresa! Resulta que hay una rueda de gente bailando el sirtaky… y al momento estoy yo copiándoles los pasos y bailando “a mi bola”, Andrés se parte de risa, no sale de su asombro porque hace dos segundos estaba cayéndome de cansancio, y hay que decir que ellos 3 son bastante mas jóvenes que nosotras, por lo que aún les resulta mas sorprendente que en dos segundos nos cambiemos el chip y nos pongamos de nuevo en marcha, ja, ja. Aún así estamos sólo un poquito mas, y ya sí, nos vamos a dormir, que mañana hay que madrugar de nuevo, y Gusi y yo llevamos ya 3 noches sin apenas dormir (desde la víspera del viaje).


Día 2 de Septiembre: RODAS

Dice el refrán que “no hay que llorar por la leche derramada”, y yo lo seguiré porque de nada sirve lo contrario, pero… ¡que pena, que pena! ¡nos hemos perdido la visita a LINDOS! De verdad ¡que pena!. Y eso que yo sabía desde casa que era precioso, un sitio arqueológico muuuy interesante y con unas preciosas vistas a un pequeño pueblo blanco… una pocholada que no hemos visto… ¿por qué? Porque estamos reventadas. El despertador ha sonado a las 6h, Gusi –cansadísima- me ha despertado, y yo –destrozada también- le he propuesto levantarnos mas tarde, ella encantada, y hemos seguido durmiendo…

Vale, ya despiertas, y tras haber desayunado, a las 10,30h tomamos el bus que pone el barco a disposición del pasaje para acercarte al centro de Rodas. En Rodas hemos atracado a las 7h y saldremos a las 18h, tiempo suficiente para ir a Lindos (alejado 55 km. De Rodas) y después ver Rodas. Pero bueno, está claro que tenemos que olvidarnos de Lindos, así es que nos conformamos con visitar Rodas (que es muy interesante)



Recorremos a gusto todo el centro de la Ciudad Vieja –un fabuloso conjunto medieval- y buscamos la oficina de turismo, donde una simpática chavala nos explica todo, todo, no tiene mapas pero nos sirve de mucha ayuda. Y ya a recorrer esta preciosa ciudad: la fuente de los 3 caballitos en la plaza de los Martires, la larga calle de los Caballeros donde se encuentra el Hospital de los Caballeros, la Casa de España, y las otras casas donde se alojaron los Caballeros de las distintas nacionalidades, el Palacio del Gran Maestre.



Hemos recorrido de arriba a abajo la "ciudad vieja", hecho mil fotos: al castillo, a la imponente calle de los Caballeros, nos hemos paseado por las calles comerciales de la ciudad moderna, pero no nos han parecido gran cosa, así es que inmediatamente volvemos a la parte medieval.

Por cierto, nada mas llegar a Rodas me he comprado otras gafas de sol, así es que cambio recuerdo de las Vegas por recuerdo de Grecia.



El antiguo puerto Mandraki donde se erigía en la antigüedad el célebre Coloso de Rodas, sustituido actualmente por 2 columnas con un ciervo en cada una, allí mismo, en la plaza que sirve de entrada al puerto, se alza una iglesias -que por fuera no me parece nada excepcional- pero entro y… ¡qué colirista, qué bonita es!, en los alrededores también vemos edificios que intuyo modernos pero que tienen el aspecto medieval, toda la ciudad vieja de Rodas es muy interesante.


Gusi quería ir a la playa y nos acercamos a la mas cercana “Elli” pero está abarrotada, echamos un vistazo y volvemos hacia el centro, vamos buscando un sitio para tomarnos una cerveza y de repente encontramos un bar pintoresco que parece un reducto bucanero con todos los ingredientes: barco, lago, maniquís disfrazados de piratas… hasta un vistoso loro vivo… je, je. Además la chica que nos atiende es un encanto y nos informa de todo lo que le preguntamos, tenemos alguna foto en este bar bucanero tan curioso.


Le hemos preguntado cómo ir al Monte Smith (sé que allí arriba hay vestigios helénicos: un templo de Apolo, en Teatro y un Odeón, -además según tengo entendido- tiene unas vistas muy buenas de Rodas, aunque esto último comprobaremos que no es tan real), nos ha dicho donde coger el autobús que nos dejará en un pis-pas, y efectivamente, con una puntualidad casi alemana, llega el bus 5 y en poco tiempo ya estamos deleitándonos con “mas piedras”, nos gustó.


A la vuelta cometimos un error, por no esperar media hora a que pasara el autobús, decidimos de mutuo acuerdo que –como era cuesta abajo- lo haríamos andando. En ese momento nos parecía una buena idea y comenzamos a andar, pero a mitad de camino a Gusi está a punto de darle una lipotimia y el camino se le hace eterno, lo malo es que ya no hay remedio, no se ve un taxi, ni un bus (que no debemos esperar porque como hemos elegido otro camino al de su ruta no pasará jamás), así es que a seguir bajando bajo ese sol justiciero –que a mí no me molesta especialmente, pero a ella le está matando-, vamos pasando por zonas residenciales con casitas bajas, cuando aparece un pequeño bar con 3 mesas en la terraza donde anuncian “Musaka” y Gusi se tira a por ella, –dice que es la que mas le ha gustado de todas las probadas en el viaje-,nos quedamos allí descansando y tranquilamente reponiendo fuerzas para seguir bajando a Mandraki que es nuestro objetivo, por el camino hemos conocido la parte mas moderna de Rodas, hemos visto gente en sus casas, en el bar… nos hemos salido de la ruta turística, lo cual también tiene su encanto ¿no?.


Por fin estamos de nuevo en Mandraki, seguimos paseando hasta el centro y llegamos al puerto donde están los autobuses que nos llevan al barco. El último autobús sale a las 17,30h porque el barco zarpa a las 18h. Pero nosotras ya estamos a bordo a las 17h.







Ahora, tras una ligera merienda, nos damos una sauna que, casualmente, compartimos con uno de los hijos de Montse, y en cubierta nos encontramos con Mariví y Mikel en una de las mesas que rodean la piscina y nos invitan a una cerveza y seguimos charlando, contándonos nuestra vida y conociéndonos.
A las 21,30h tendrá lugar la “cena de Gala” así es que nos emperifollamos ¡que nivel se ve en el barco! ¡lo mucho que se ha arreglado la mayoría de la gente!, me pregunto los maletones que llevarán para poder vestir lo idóneo en cada ocasión… ja,.ja… ¡yo que viajo con equipaje de mano únicamente! ¡qué diferentes somos todas las personas! ¿eh?.

Ya en el camarote me empiezan los primeros síntomas de mareo y ambas nos tomamos la biodramina que nos ha dado mi madre, remoloneo en arreglarme, pero finalmente lo hago –cada vez peor-, subimos a cubierta para que se me pase, pero sin resultado, ¡me encuentro fatal!, así es que insisto a Gusi para que baje a cenar y yo me quedo arriba un rato mas, al rato vuelvo al camarote –sujetándome a todas las barandillas que encuentro- para echarme ¡a ver si me duermo y se me pasa!. Según me comentaron después, faltamos aproximadamente el 20 por ciento de comensales, otros asistieron y les fue peor porque se pusieron fatal en mitad de la cena… un desastre de noche. La verdad es que lo pasé mal, pero sospecho que con el tiempo se me olvidará y repetiré si se tercia, me va en el carácter, no tengo arreglo… je,je.


Día 3 de Septiembre: CRETA y SANTORINI

CRETA
Un día maravilloso, lo recordaremos siempre, todo lo que hemos visto ha sido espectacular, lo hemos pasado genial. Desembarcamos a las 7h y estaremos en Creta hasta las 11,30h, tiempo suficiente aunque algo ajustado para ver bien el Palacio de KNOSSOS ya que la ciudad en sí no tiene demasiado interés.

Nada mas bajar del barco nos dirigimos hacia el otro puerto “la bahía Veneciana” atravesamos la muralla que rodea la ciudad, con prisas por llegar al centro y a la estación de autobuses para coger el que nos llevará a Knossos, de camino nos cruzamos con 3 chavales Españoles y les preguntamos, nos confirman el itinerario del planito que llevamos, a la calle 25ht Augustou que es una calle principal y hemos visto la fuente Morosini, la Basílica de San Marcos, el Ayuntamiento, La logia… al final de la calle una agente nos indica como llegar a la estación de autobuses (al parecer, frente al Museo Arqueológico).

Tras perdernos un poco por los alrededores del Museo Arqueológico, acabamos en la plaza Elefterias y vamos derechitas a la parada del autobús número 2, y ¿a quien vemos allí? Pues a Mariví y Mikel esperando lo mismo, ¡lo curioso es que a pesar de que hemos desembarcado 1200 personas, Creta es grande y no nos hemos cruzado con ningún conocido mas, de hecho están sólo ellos en la parada!. Pues llega el bus 2, y el conductor nos informa que los tikets se compran en una pequeña máquina expendedora ahí mismo, vale, pues a ello… ¡no funciona!... el conductor nos dice que, entonces, los compremos en el kiosko que está al lado pero se va, y ahí nos quedamos los 4 viendo como se larga.

Decidimos compartir de nuevo un taxi, y por 24 €, en un ratito estamos en la entrada (6€) y para adentro, yo llevo desde casa 2 hojas mecanografiadas que he elaborado tras investigar por ahí y resumir, y ahora podemos seguir muy bien el sendero y comprender todo lo que estamos viendo, es inmenso, fantástico, espectacular, precioso,…






No me extiendo en pormenorizar todo lo que se puede ver allí porque eso se puede buscar en cualquier guía, pero he de decir la impresión que sacamos todos, es una maravilla que nos hizo disfrutar mucho









en un momento Mariví se ha adelantado un poco porque algunas de las salas no le interesan mucho y Mikel se ha quedado con nosotras viéndolas mas detenidamente, al salir del Salón del Trono de camino a la sala de las Dobles Hachas, Mikel se va a por Mariví y ya no volveremos a encontrarnos –por mas que todos lo hemos intentado-,







es como kafkiano: hasta el momento, sin pretenderlo nos hemos ido encontrando por varios sitios, y ahora que hemos quedado en bajar juntos, resulta que nos hemos despistado y no hay manera de volvernos a encontrar.





Mikel pensaba que era conveniente terminar de verlo a las 10,45h para poder ir tranquilos ya que el barco zarpará a las 11,30h. Y a las 10,40h estamos esperando en la salida para poder verlos cuando salgan, pero nada… y a las 10,50h suponemos que –no habiéndonos encontrado, habrán tomado un taxi, esperando que a nosotras se nos ocurra hacer lo mismo-, y así lo hacemos.



Cogemos un taxi las dos solas, y al llegar abajo, viendo que nos sobran unos minutos le decimos al taxista que nos deje en el Puerto Veneciano, pero no se entera, y primero nos lleva al puerto desde donde sale nuestro barco, le hago ver el error y vuelve sobre sus pasos y nos “acerca” al Veneciano, cuando bajamos compruebo que estamos bastante alejadas de ese espigón que acaba en una pequeña fortaleza que se adentra (yo sigo creyendo que eso es lo que llaman el “Puerto Veneciano”
pero la verdad es que a día de hoy sigo dudándolo, porque si el taxista -que vive allí- no lo ha entendido así, quizás es que no sea eso exactamente), bien, la cuestión es que ahora sí que vamos con la hora pegada para llegar al barco, y estamos relativamente lejitos de los dos sitios (del puerto donde espera el barco y del Veneciano), pero Gusi me anima a acercarme “en una carrera” a ver lo que yo quería,




y así lo hago, aunque para conseguirlo tengo que cumplir demasiado al pie de la letra el termino “en una carrera”, vale, llego, lo veo, pido a una pareja que me saquen una foto, lo miro por última vez, y empiezo de nuevo a correr los cien metros lisos hasta llegar –con el corazón a mil por hora- adonde me espera Gusi, y desde allí –ya mas relajadas- al autobús que nos llevará al barco, no paramos de pensar en Mariví y Mikel ¿habrán tomado un taxi antes que nosotras, donde estarán?... Cuando les veo atravesar la puerta que lleva al reducto donde espera el autobús y me pongo a llamarles como una posesa. Vale, todo solucionado, parece que nos hemos estado buscando todos pero en distintas explanadas de la salida, todo está bien ya.

Llegamos al barco y emprendemos la marcha hasta la última y mas espectacular isla: Santorini, a donde llegaremos a las 16,30h. Nos damos una sauna, comemos después y nos dirigimos a una zona de sombra (donde el día anterior hemos colocado 2 tumbonas y estábamos solitas) para ver si hay puestas algunas o ponemos las nuestras, sí, hay algunas puestas, las dos primeras están libres y las dos siguientes están ocupadas… ¡por Mariví y Mikel! Ja,ja,ja,ja. Allí que nos quedamos, charlando, compartiendo, riendo, haciendo sesión de fotos… y ahora a la popa a tomar un poquito de sol y ahí terminamos los 4, je,je. Después a arreglarnos un poco para bajar a Santorini. Nos despedimos de ellos porque aquí termina su crucero, ahora se quedarán 2 días en la isla y después regresarán a Atenas.


SANTORINI:
Ya en lontananza esta isla promete, se ven los 2 pueblos (Fira) y (Oia) en lo alto del acantilado, estamos desando hincarle el diente.
Este día (como los demás) viene perfectamente programado desde casa: desembarcar debajo de Fira (que está en la cima de esta isla montañosa, realmente un volcán extinto), allí coger el funicular que sube a Fira (el funicular es la mejor opción –con diferencia- porque son 588 escalones, ¡hoy sé que malísimos de subir!, y sin embargo con el funicular tardas sólo unos minutos y encima barato (4 € por trayecto) pero aunque fuera mas caro merecería igualmente.


Una vez en Fira –y antes de ver nada de allí- dirigirse a la estación de taxis y de autobuses (adosadas las dos) y tomar uno u otro para llegar a Oia, verlo un poquito -es muy pequeño pero pintoresco- con sus casas todas similares, tan blancas y de tejados azules… la típica postal, otro tópico de Oia es su famosísima puesta de sol (aunque era imposible verla dada la hora del día en que estábamos en Oia), y una vez echado este breve vistazo, volver a Fira y disfrutarla a gusto, –con suerte ver aquí la puesta de sol, que ya sí era momento y volver al funicular que deja casi en el barco.

En el barco les hemos propuesto a nuestros 3 compañeros de mesa, venir con nosotras y arriba compartir taxi y hacer toda la visita juntos.
Vale, pues desde luego no salió exactamente así, porque primero han desembarcado los que llevan contratada la excursión, y después el resto mediante lanchas (es el procedimiento normal)




lo peculiar en este caso es que, Santorini recibe miles de personas a cada rato, y claro, cuando hemos querido llegar la lancha 5 a la cola del funicular era… desbordante, pantagruélica, para quien pueda hacerse una idea porque lo conozca, diré que llegaba mas allá de la pequeña cola que forman las personas que esperan para subir montadas en burros, no me atrevo a decir una longitud de la fila por temor a equivocarme, pero de verdad impresionante.


En la media hora larga que dista desde el primer desembarco al nuestro han llegado varios cruceros mas, y todo el pasaje de estos está esperando el funicular. Gusi y yo queremos, a toda costa, ir a Oia, y está clarísimo que si esperamos allí abajo no nos da tiempo ni de broma, así es que teniendo en cuenta que las dos estamos muy habituadas al ejercicio “ni cortas ni perezosas” nos despedimos de nuestros compañeros (a todas luces, mas sensatos) y nos fuimos a las escaleras.





El tema de las escaleras hay que explicarlo, porque tiene miga: la subida en sí ya es dura -la verdad- (son 588 escalones -en el último de los cuales tengo la cumplida foto- incómodos porque todos están en pendiente y no es un solado recto sino formado por cantos de tamaño medio-grande que van molestando en la pisada) la misma estructura de la escalera bastaría para desaconsejar la subida, pero eso no es lo peor, no, lo peor -con creces- es que vas compartiéndolas con riadas de burros que suben y otros que bajan.

Teniendo en cuenta que no son muy anchas, la cantidad de excrementos que tienes que ir esquivando al pisar, aderezado con un nauseabundo olor que te acompaña todo el trayecto, y el casi terror que te produce ver venir corriendo hacia ti –y escurriéndose a veces, pues van bajando- a una manada de burros que ,desde luego, ellos no se van a apartar, sensación acrecentada en ocasiones, cuando oyes a otra ristra de burros que vienen desde tu espalda subiendo también rápidamente y arrollándote… Pues afirmo sin ninguna duda que, por mucha forma física que se tenga, no se deben subir esas escaleras a pie, yo tampoco las subiría en burro por miedo a una -mas que posible- caída que te estropee el resto del viaje. Me parece que la única solución si se quieren ver los dos pueblos es estar mas tiempo en Santorini.

Vale, pues después de 15 minutos ya estamos arriba. Como son las 17h, cae el sol a pleno y Gusi tiene que descansar un poquito casi al final (por temor a un posible golpe de calor) pero tras unos segundos ya estamos en el pueblo de Fira… ¡¡¡qué bonito es Fira!!! ¡Que cuidado…, tan blanco, tan pintoresco! Y ¿por qué no decirlo?... ¡tan turístico, que hay millones de personas por metro cuadrado! Nos encanta, es precioso.



Rápidamente nos dirigimos a las estaciones de bus y taxi. ¡¡¡Vaya chasco!!! No hay taxis disponibles, hay demasiado pocos para la miríada de turistas que los necesitamos. Y el bus sale cada media hora, a y cuarto y menos cuarto. Teniendo en cuenta que la última lancha sale a las 20,35h de Fira, calculamos y es muy arriesgado ir y volver en el bus porque no llegaríamos a tiempo de coger el barco. Así es que ¡¡¡después del sacrificio de las famosas escaleras, nos quedamos sin ir a Oia!!!. Bueno, no importa, disfrutaremos de Fira y sus preciosas vistas. ¡¡¡Y vaya si lo disfrutamos!!!.

De lo más agradable que recordamos. Nos entusiasmó, hemos hecho mil fotos a la puesta de sol que hemos contemplado tomando una cervecita en primera línea del acantilado (en las fotos se puede ver cómo va bajando el sol). Lo cierto es que comentábamos que tiene una fama merecida, aunque eso no significa que en otros lugares no haya puestas de sol maravillosas, y algunas las vemos desde la terraza de nuestras propias casas


pero eso no le quita mérito a la espectacular imagen de ese cielo azul y malva, con el sol reluciente de un color rojo intenso tirando a anaranjado, escondiéndose justo en el seno de la montaña que se ve enfrente, que realmente es la otra ladera del extinto volcán llamado “la caldera”, la famosa “Caldera” de Santorini. ¡¡¡Sensacional!!!.






Cuando finaliza este espectáculo natural, volvemos a bajar (esta vez es todo mucho mas fácil, porque hemos sido de las primeras y no hay burros, realmente no hay nadie, además lo han limpiado, no huele no pisas nada… sin ningún problema), y aprovechamos la bajada para seguir sacando unas fotos estupendas a la ladera, al mar, los barcos, la caldera… Nos ha encantado Santorini.

Llegada al barco y zarpamos a las 21h, ahora queda cenar algo, preparar maletas, hacer la cola en recepción para el tema del pago de propinas y resto de gastos: bebidas, autobús, etc. Y a dormir que mañana desembarcamos prontito.



Día 4 de Septiembre: ATENAS

Tras el desayuno desembarcamos en El Pireo a las 7h, y el autobús del tour operador nos va dejando en los hoteles, a las 9h estamos en la entrada del hotel, nos dicen que el chekin no abre hasta las 12h pero podemos dejar las maletas, y así lo hacemos. Y nos vamos raudo a aprovechar este segundo día en Atenas.

Tomamos el metro en Larissa y lo dejamos en Acrópolis, visitamos toda la Acrópolis (el ticket cuesta 12 € y es válido para ver los 6 o 7 sitios arqueológicos que hay en Atenas, y se puede usar durante 4 días, así es que bien merece la pena). Hoy queremos hacer la Ruta 1 de mi guía.





La Acrópolis nos ha dejado estupefactas, ¡como lo hemos disfrutado!. Está tan bien conservada, es tan grandiosa, tan maravillosa…nos hubiéramos quedado a vivir allí, je,je. Bueno, vale, he exagerado, pero lo cierto es que el último día hemos intentado volver a visitarla otra vez –tanto nos ha gustado-.



Quizás la pequeña incomodidad es la cantidad de gente agolpada en determinados lugares, pero claro: ¡es que es la Acrópolis, que esperamos!. Me ha recordado mucho a la sensación que tuve -2 años antes en Roma- recorriendo con Juan Carlos el Foro Romano, aquella sensación difícilmente descriptible de estar pisando los mismos lugares donde hace tantísimo tiempo tenían lugar eventos importantes en su época, imaginar aquellos Griegos antiguos acudiendo a sus templos, o departiendo entre ellos, o administrando justicia…


Lo cierto, es que aquí me ha costado un poco mas ponerme en aquella piel, porque en el Foro Romano había gente, pero nada comparado con esto, allí paseabas por el Foro y en ocasiones casi olvidabas que estabas en un sitio turístico (puede que contribuya el hecho de que el Foro es plano, y la Acrópolis es una colina, con lo que desde cualquier punto ves el incesante movimiento, la marea humana que producimos los turistas,






en el Foro cuando estabas en un lugar algo apartado casi no tenías interferencias de gente, además en Roma estuvimos todo un mes y eso facilita el ver los sitios desde otro punto de vista, con otra mirada diferente. Pero insisto, –que divago y me pierdo-, nos ha maravillado La Acrópolis. Hemos hecho un millón de fotos.




Al salir nos dirigimos a la cercana colina de Filopapu, que tiene unas vistas fenomenales, y la subida no es exagerada –aunque algo incómoda por el calor, la verdad es que es muy llevadera- allí está la prisión de Sócrates y el Monumento a Filopappu además encontramos una pequeña iglesia donde no nos permite hacer fotos, snif, intentamos seguir visitando las dos Ágoras (la Griega y la Romana) y hacia allá vamos.




Pero antes de llegar a la primera vemos que me he quedado sin batería en la cámara de fotos y además ya es hora de comer, así es que decidimos que regresamos al hotel (Gusi a dormir un poco y yo a cargar la batería), de camino vemos un bar donde venden unos bocadillos griegos muy apetecibles,




y aprovechando que estamos justo en la entrada de los Jardines de Thisio –continuación del Ágora Griega- nos compramos un bocata y una cerveza y nos lo comemos sentadas y relajadas en uno de los bancos que hay en dichos jardines, desde donde -por cierto- tenemos la vista de esta iglesia tan preciosa que se ve en la foto y el edificio que se vé detr´s es el observatorio, y ya –atravesando los jardines- llegamos a Plaka y cogemos el metro en Acrópolis hasta el hotel, al que llegamos a las 14,15h.


A las 17h ya tengo cargada la batería y Gusi despierta y decide acompañarme a seguir visitando la ciudad.

Vemos al Cerámico, entramos en la exposición y nos paseamos por este antiguo cementerio, ahora por fin visitamos a placer el Ágora Griega, es fantástico estar allí, hemos hecho mil fotos al imponente Templo de Efesto “Thisio” desde mil ángulos.

Aquí y en el párrafo siguiente pongo varias fotos del Ágora Griega.



Recapitulamos y vemos que la Ruta 1 está casi completada (sólo falta el templo de Zeus y la Puerta de Adriano -que vimos la primera noche y que está algo retirada de aquí-, y el pequeño espacio arqueológico llamado el Ágora Romana -aunque realmente ya la hemos visto esta mañana cuando pasábamos por el Ágora Griega de camino al hotel- y decidimos que esto que falta lo veremos mañana).

Así es que al salir nos dirigimos a la Plaza Monastraki por la calle Adrianou, y desde aquí pretendemos tomar la calle Metropoleus y unir así con parte de la ruta 4, y ver la Catedral, pero no ha habido manera.







Lo que sí hemos encontrado de camino es la Biblioteca de Adriano (y la hemos visitado ya que es uno de los 7 sitios que se pueden visitar con el ticket que hemos comprado).

Y de repente nos encontramos con la Iglesia Kapnikarea –que justo es el comienzo de la ruta 2-, así es que decidimos dejar la Catedral para verla cuando corresponda dentro de la propia ruta 2.


Desde la iglesia Kapnikarea (situada en la alegre calle Ermú) bajamos dicha calle y ya en la Plaza de Sindagma nos dirigimos a Plaka, hemos cenado en otro restaurante cercano al de la primera noche –en el que por cierto, de pronto a Gusi le ha entrado un repentino ataque de hambre voraz, y después como siempre, a la estación de metro de Acrópoli y al hotel.

Ya en el hotel hemos subido a la piscina, ubicada en la 7ª planta, desde donde hay unas vistas fantásticas en todas direcciones, nosotras estamos justo debajo y tampoco son malas las vistas desde nuestra terraza, pero nada comparable con las de aquí. Tras tontear un poco por allí, nos vamos a dormir.


Día 5 de Septiembre: ATENAS

Madrugamos como el resto de los días –lo cierto es que ahora que estoy relatando el viaje, llevo ya varios días en Madrid y sigo despertándome muy pronto, nada normal en mí pero es que aún estoy con el horario cambiado-. Desayunamos algo mas normalito a lo que venimos habituadas en el barco, pero no está mal (aquí también hay para elegirentre salado o dulce, aunque -claro- menos variedad, nosotras tomamos: zumo, yogurt griego, melocotón en almíbar, café y unos bollitos. ¡no está mal!... normal ¿no?


Vale, a empezar a visitar Atenas por tercer día (2º desde la vuelta del crucero). Empezamos a recorrer la ruta 9 de mi guía, donde están aquellos 3 edificios preciosos que vimos iluminados la primera noche.






Metro Panestimio que sale cerca de la plaza Klafthmonos con su enorme escultura impresionista realizada en bronce llamada “La Reconciliación Nacional” que son 3 figuras humanas enlazadas. Vemos algunos edificios aledaños que figuran como de cierto interés: el de la Mutualidad del Ejército, el Illíu Melathron, el de la Compañía Arqueológica, la Iglesia Católica de San Dionisio, el Hospital Oftalmológico y el Banco de Grecia.



Y por fin llegamos al plato fuerte, y aquí nos hemos pasado un buen rato observándolos, desde lejos, ahora desde cerca, el detalle, las columnas y el capitel de la Universidad, los frisos de la Academia, y las preciosas escaleras de la Biblioteca Nacional, y cien fotos para el recuerdo. Cruzamos de acera y seguimos viendo la Plaza Korai y el Banco Jónico.


Unas cuantas fotos mas (de cada edificio en detalle y conmigo en la foto para el recuerdo).











Cruzamos de nuevo la plaza Klafthmonos y enlazamos con la ruta 2 de mi guía “La Atenas Bizantina” que hace un recorrido por las iglesias bizantinas, son espectaculares, y además hay que tener en cuenta que aquí -en Atenas- es donde se puede encontrar la mayor concentración de arte bizantino, así es que hay que aprovechar bien esta preciosa ruta. Llegamos a la Iglesia de San Teodoro (fotos izquierda),



y seguimos bajando por la calle Eolou, de pronto vemos una pequeña y preciosa iglesia que se llama Ayia Paraskevi (y no figura en la guía) entramos y es muy bonita (dejo fotos que lo demuestran),





y justo al lado mismo otra iglesia de dimensiones espectaculares, con dos torres y preciosa también, como tampoco viene en la guía pregunto y termino por pedir que me lo escriba –pues no hay manera de entender el nombre en cuestión-, se llama Panayia Hrisospiliotisa.

Continuamos por la –ya conocida- calle Ermou y volvemos a ver la Iglesia Kapnikarea a la que entramos ayer, y desde aquí –hoy sin perdernos- nos dirigimos fácilmente a la Catedral, que encontramos oculta tras andamios –imposible la foto- y penetramos en su interior, es bonita pero tan oscura estaba que no ha salido bien ninguna foto (pongo sólo del exterior). Pegada a ella se encuentra una pequeña iglesia, según mi guía es la antigua Catedral Bizantina, pero se la ve tan insignificante que nadie lo diría, Gusi pregunta y sí, efectivamente, se trata de la antigua Catedral. Llamada “Agios Eleuterios”.



Ahora vamos –ya sin vacilaciones, ¡no hay como perderse por las ciudades, para finalmente moverse segura por ellas!- a la Iglesia Rusa “Sotira Lykodimu” situada en la calle Filelinón (que ya nos había impactado ayer cuando la vislumbramos, porque es muy grande), según reza mi guía: se trata de la mayor construcción medieval conservada en Atenas. Además tiene campanario exento, es la única que he visto así en Atenas, hoy es la sede de la Iglesia Ortodoxa Rusa.


Continuamos hacia Plaka, y buscamos la Iglesia “Sotiras tu Kotaki” (a la que hacemos dos fotos, en sendas fachadas porque no parece la misma por adelante y por atrás). A Gusi las iglesias no le entusiasman, ella prefiere esperarme unos minutos fuera, así es que yo paso, echo un vistazo rápido, saco dos fotos y regreso a su lado. Conste que en ningún momento me ha metido ninguna prisa ¡eh! Que mi amiga me quiere (y yo a ella), soy yo quien quiero hacerlo así.



Y seguimos hasta Ayia Ekaterini. Pasamos por la zona de Plaka y aprovecho a sacar una foto al monumento llamado la "linterna de Lisícrates", que hemos pasado por su lado un montón de veces y hasta ahora no lo había hecho.









Bueno, pues ya en Ayia Ekaterni me espera una sorpresa entrañable (hablo en singular, porque Gusi se ha quedado fuera)… están oficiando un bautizo, con el máximo respeto me sumerjo entre ellos –notan mi presencia, por supuesto, pero a nadie molesta, de hecho alguien contesta a mi sonrisa con otra-, aquí me he quedado mas rato de lo normal, disfrutando de la ceremonia, una niña va repartiendo unos lazos blancos acabados en una pequeña cruz y un corazón, ambos nacarados, y me ofrece uno ¡que emoción me hecho, lo conservaré con esmero!. Salgo toda emocionada a contárselo a Gusi

Y seguimos caminando para ver el resto de las iglesias bizantinas que conforman esta ruta, sólo quedan 4 que están ya en la zona de Anafiótika: vemos por fuera Ayios Nikolaos y Ayios Ioannis Theologos, las otras 2: Metió Panayiu Tabú y Panayia Hrisokastriótisa no ha habido manera de encontrarlas.

Anafiótika es una pintoresca zona muy cercana a Plaka, con callejones laberínticos por los que perderse a propósito, calles mucho mas estrechas y empinadas que en Plaka, con coquetas escaleras –algunas diestramente ocupadas por terrazas a pesar del desnivel, sin tiendas de souvenirs, pero eso sí, varios restaurantes selectos –a juzgar por las apariencias-.


Ya hemos visto toda la Atenas Bizantina, enlazaremos con la ruta 3: El periodo de Ocupación Turca, del que veremos sólo la mezquita que se encuentra en la Plaza Monastiraki la “Tzistaraki” hoy museo de cerámica tradicional. Y en la misma Plaza de Monastiraki comenzamos la ruta 4 “El centro histórico”



Vemos nuevamente el pequeño recinto donde se ubica el Ágora Romana, la zona de Plaka la hemos visto varias veces –la plaza de Filómusu Eterías, la linterna de Lisícrates, etc- así es que esa parte de la ruta nos la saltamos y vamos directamente a la de Monastiraki, aquí entramos en la Biblioteca de Adriano, la iglesia bizantina de Pantanasa, la plaza Abisinías, la calle Mitropoleos y subimos desde Monastiraki por la calle Athinas, allí está el Mercado Municipal Varvakios –al que echamos un vistazo rápido porque ni el olor ni el aspecto nos agradan-, y seguimos por la calle Euripidu, doblamos a la izquierda para tomar la calle Eolu. Y finalmente llegamos al Ayuntamiento de Atenas –yo estoy algo agobiada, la verdad, porque tanto perdernos por las calles me tiene agotada con el mapita- el Ayuntamiento está en la calle Athinas 63 y en la plaza en la que se encuentra -Plaza Kotziá-, reconsideramos la situación y buscamos algún sitio típico para sentarnos, comer algo y sobre todo descansar, aunque parece que eso es harto complicado por esta zona (hay Mac Donals y algún otro establecimiento de ese tipo, pero nada pequeño y deseable), así es que empezamos a deambular sin rumbo fijo por las calles adyacentes, “en busca del plato perdido”, je,je. Pero lo único que vemos por todas partes son tiendas de souvenirs y tenderetes de ropa. Llegamos a la calle Stadíu, y seguimos hasta la plaza Klafthmonos (la de la enorme escultura) y cerca de allí encontramos una terracita de un bar pequeñito, y nos tomamos una pita de pollo y kebab riquísima, con una cerveza fresquita, y encima por muy poco precio ¡que hallazgo!. Una vez repuestas fuerzas, volvemos al metro Panepistimio y llegamos al hotel. A las 15h. Gusi ya está completamente dormida, y yo sigo preparando tranquilamente lo que queda por ver.

A las 17h nos volvemos a poner en marcha, falta ya poquísimo que ver de todas las rutas que marcaban mi guía, y las vamos a terminar esta tarde:

De la ruta 5 pensamos que falta por ver el barrio de Psirí, por eso cogemos el metro a Monastiraki, y al salir comprobamos –con gran asombro, la verdad- que esa zona la hemos recorrido ya varias veces, lo que pasa es que nunca nos habíamos fijado que se trataba del barrio Psirí. Es la zona delimitada por las calles Atinas, Ermú y Euripidu… que ¡si las habremos caminado veces, que ahora mismo me sueltan en Atenas sin mapa y puedo ir perfectamente!.

De la ruta 4 nos falta conocer desde la Plaza Karitsi al Museo Nacional de Historia, además está al lado de donde nos encontramos porque está en la zona de Sindagma (y estamos en Monastiraki) y allá que vamos, el Museo de Historia está en la plaza Kolokotroni, tiene una preciosa fachada neoclásica que asoma por detrás de la estatua ecuestre de Th. Kolokotronis.

Y ya sólo queda parte de la ruta 7 (y también arranca de Sindagma, donde seguimos): en la plaza sintagma vemos nuevamente el Parlamento (donde la otra noche hacían honores en el Monumento al Soldado Desconocido”, paseamos otra vez la calle Filelinon (donde vimos la iglesia rusa) y la avenida Amalías que es una anchísima avenida, que por ese lado conduce –lindando con los Jardines Nacionales- a la Puerta de Adriano, y hacia la otra dirección está plagada de grandes edificios neoclásicos y similares donde están las embajadas de otros países, algún museo, etc (lo pasearemos esta noche), y que termina en el camino que lleva a la colina de Likavitos.

Pues estructuremos el paseo y así no nos perderemos nada: ya hemos llegado a los Jardines Nacionales, los hemos recorrido por dentro (aunque, sinceramente, no nos han parecido gran cosa, esa es la verdad, buscamos el pequeño lago y está seco y es enano, el llamado zoo es un reducidísimo redil con 4 cabras y dos gallinas, hay que ser sinceros), pero bueno, ya que estamos aquí, nos sentamos en el café que hay en el interior y nos tomamos (yo una coca-cola, que no es que sea lo que mas me gusta pero es que no quiero mas cerveza, que a este paso voy a volver con 10 kilos mas, y Gusi un café griego),

salimos de los Jardines con cierta decepción, por la calle Irodu Atikú, otra arteria lujosa donde se encuentra el Palacio Presidencial (vigilado por los “evzoni” que visten su uniforme tradicional y pasean con un paso peculiar, levantando la pierna en ángulo recto con el tronco, ahora la flexionan y pisan, un taconazo y una pequeña patada y repetir lo mismo con la otra pierna) también en esta calle está el Mégaro Maximu (colindante con el anterior), al final de la calle están las estatuas del Xilothrafsis y el Discóbolo de Dimitriadi (no de Mirón ¡eh!), y ya estamos en el Estadio Panatinaico, unas fotitos y se terminó todo lo previsto por hoy.

¿y ahora que hacemos?, es pronto y estamos descansadas, nos sentamos un rato en un banco frente al Panatinaico y pensamos, casi al instante lo tenemos decidido: vamos a subir a la colina de Likavitos y así ver la preciosa puesta de sol desde allí, además no está demasiado lejos.

Desandamos toda la calle Irodou Attikou y llegamos a la intersección con la ancha avenida Vassilissis Sofias, y desde aquí a subir por las tremendas cuestas del barrio Kolonaki que terminan en el funicular que finalmente nos dejará en la cima de la colina. Los últimos tramos de escaleras se las traen ¡eh! Quien haya subido al Sacre Coeur de París que se haga una idea multiplicando ese tramo por 6 u 8. Pero bueno, ya estamos en el funicular, que va metido en un tubo algo claustrofóbico pero en pocos minutos te deja en la cima.





Likavitos merece mención aparte porque ofrece un panorama fantástico, se ve todo Atenas, y si además se va al atardecer, regala unas puestas de sol maravillosas. Esto me recuerda al comentario que hacíamos en Santorini: hay muchos sitios que ofrecen espectaculares puestas de sol, y por supuesto Santorini es uno de ellos, pero hay mas, Likavitos es otro, y la terraza de mi casa otro, je,je. Lo malo de Likavitos es que parece el metro de Madrid en hora punta, no cabe un alfiler,



encima había una boda en la iglesia que está justo en la cima, con lo que a la cantidad de turistas, se suman los asistentes a la boda… ni un alfiler ¡imposible sacar la foto de la puesta de sol con tu careto delante! Salgo pero con otras cien personas mas ¡qué le vamos a hacer, son sitios turísticos y eso es lo que hay! ¿verdad?. Me voy súper contenta con mi foto compartida con otro millón de personas.


Hemos estrujado bien el día, ya de noche bajamos de nuevo a kolonaki y recorremos paseando la avenida Vassilissis Sofías, intentando vislumbrar los preciosos edificios entre los jardines, algunos están iluminados, pero otros es imposible.


Y de V. Sofias a Sindagma y como siempre a cenar a Plaka, hoy toca un restaurante que nos gustó ayer –estaba justo enfrente del de ayer- y tenía baile en vivo, eran 3 chicas ataviadas con sus trajes regionales que bailaban el sirtaky. Hoy toca algo bastante menos lucido: 3 músicos y 2 chicas y un chico sin traje regional y bailando mas normal (me hubiera gustado hacer la foto ayer, pero me conformo con la poco vistosa de hoy).


Día 6 de Septiembre: ATENAS

El viaje toca a su fin, pero aún nos queda todo este día entero, ya que el avión saldrá a la 1 de la madrugada, y está previsto que nos recojan en el hotel a las 22h. (aunque un pequeño despiste nos hace estar en el hotel ya preparadas a las 20,30h) pero no importa porque ha sobrado tanto día, que ya no sabemos ni que hacer.

Ya no tenemos mas sitios que se nos ocurra visitar, así es que –como nos sobrará todo el día- vamos a conocer el Pireo (en principio sin mucho entusiasmo, la verdad), pero ha resultado un paseo agradable. Teóricamente vamos a llegar en metro, pero a mitad de camino nos cambian a un autobús que nos llevará (suponemos que debe estar estropeado), eso retrasa -y mucho- el trayecto, pero no nos importa en absoluto porque –como digo- tiempo es lo que nos sobra hoy, y le sacamos el jugo de ver calles distintas al puro centro y gente en su vida cotidiana.

Llegamos al Puerto Central, desde donde salen los ferrys y los cruceros, paseamos un poquito por dentro del muelle y salimos para dirigirnos al Teatro Municipal y otros puntos que aparecen en la guía, pasamos por un Teatro pero no es el Municipal (aunque también tiene una fachada bonita) y de repente –enfrente- surge majestuosa una colosal iglesia ortodoxa, hemos entrado y de verdad que es fascinante, dejo 4 fotos -2 aquí y 2 arriba, (no he logrado ver cómo se llama, lo buscaré por internet porque merece la pena saberlo, nos ha parecido muy bonita),

frente a ella unos jardines cuidados y al otro lado otra iglesia también preciosa, a la salida una amable señora -con la que hemos coincidido adentro- nos dice que se llama “del Santo Espíritu”.

Ahora ya sí, encontramos el Teatro Municipal (con andamios) y en esa misma plaza otra fantástica iglesia… ¡está siendo un paseo estupendo para mí, que me gusta ver el interior de las iglesias, y Gusi también está cómoda porque el minuto que tardo yo en entrar lo aprovecha ella para sentarse en algún banco a la sombra y descansar un poquito del calor!

Ahora nos encaminamos al Puerto Deportivo (Pasalimani), por el camino... ¿a que no se adivina qué encontramos?... pues ¡sí señor! otra iglesia, y es que todas son tán coloristas, tan bonitas que cada una es diferente a las demás y todas merece la pena verlas.


En Pasalimani hay terrazas de elegantes restaurantes y otras mas populares, y seguimos el litoral en dirección a Mikrolímano y Kastela, Mikrolímano es un pequeño puerto lleno de barcas de pescadores y yates, en donde hemos parado a tomarnos una cerveza y descansar (Gusi está algo cansada, pero es por el calor, así es que esta paradita nos viene bien), Kastela es el barrio que se alza en la colina justo por encima del Mikrolímano, por cierto, antes de llegar a Mikrolímano hemos visto la playa –relativamente concurrida-.

Y aquí damos por finalizada la visita al Pireo, volvemos caminando -ahora atravesando Kastela y volviendo a la playa para desandar nuestros pasos-, hasta el autobús que nos devolverá al metro y de aquí al hotel, a refrescarnos (en la piscina), intentábamos comer allí en las mesas de la piscina, pero no abren hasta por la noche, así es que tras cambiarnos de ropa, volvemos a dejar las maletas y salimos otra vez.

Comemos algo por Sindagma, y tomamos la calle Amalias (al borde de los Jardines Nacionales) para llegar a la Puerta de Adriano, y yo entro en el recinto del Templo de Zeus (Gusi se queda esperando en un banco de la entrada, y al rato un perro callejero se queda tumbado a su lado, hay foto).


Veo un encuadre que me encanta: en primer plano el Templo de Zeus y por el espacio que queda libre entre las columnas, asoma -allá en lo alto- la solemnidad de la Acrópolis ¡una foto perfecta!... Vale, pues, con mi absurda manía de estirar la batería de la cámara hasta el infinito –prometo que no volveré a hacerlo-, …¡me he vuelto a quedar sin batería!, doy tooooda la vuelta alrededor del Templo hasta llegar a la puerta (quien lo conozca sabe que es una buena caminata), si tenemos en cuenta que la temperatura está en unos 31 grados, y que venimos de estar toda la mañana pateando el Pireo, la foto me va a costar un Potosí. Casi llegando a la puerta me percato de que Gusi tiene su cámara intacta (ella casi no hace fotos), así es que vuelvo sobre mis pasos, acercándome a la valla, y me pongo a llamarla “susurrando a gritos –para que me oiga- pero flojito –para que no me lleven al manicomio-, je,je”, pero nada (después descubro que es que “se ha pirado” a otro sitio distinto al que se quedó, así podía yo buscarla, je,je), bueno, mala suerte, ¡pero yo no me quedo sin foto!, así es que vuelvo a caminar el periplo para dar tiempo a que –una vez llegado al punto concreto- la máquina me permita una foto mas (que a veces me hace ese regalo, pero esta vez no ha querido). Así es que al cabo de un buen rato, aparezco ante Gusi hecha un charquito de sudor, contándole mi odisea acerca de la búsqueda de la foto perdida. Y me propone que coja su cámara y vuelva a entrar…¡ja,ja¡ mi amiga se cree que soy “superwoman” ¡para nada, no puedo ya ni con las pestañas!.

Ahora nos dirigimos a Plaka, un pequeño paseo que aprovechamos para comprar recuerditos, aqui me compro 2 collares de cristal preciosos (muy parecidos a los que compré en Venecia) y un sujetapapeles, y ya empezamos a subir hacia la Acrópolis (creíamos que como nos sobraban tikets podíamos volver a entrar, pero no, con el resto de los tikets se puede repetir lo que quieras –si dejas de entrar en algo, por supuesto-, pero el de la Acrópolis es único. Bueno, nos quedamos sentadas en un banco justo en la entrada, viéndola desde fuera.

Y cuando nos parece emprendemos vuelta al hotel. No sin antes volver a entrar al Templo de Zeus (esta vez las dos juntas, que a Gusi ahora le apetece) y tirar la famosa foto –que ahora nos ha entrado el gusanillo a las dos-… ¡anda que nos íbamos a quedar sin foto!, arriba la he puesto. Je,je

Y de aquí a tomarnos una cerveza (la última en Plaka), en una terraza donde hemos coincidido ayer con una pareja muy sonriente de Badajoz, -con quienes nos hemos encontrado aproximadamente 15 veces, sólo en estos dos días últimos en Atenas-, aquí un pequeño problema con una consumición (que no viene al caso), y de vuelta al hotel.

Llegamos prontísimo al hotel (en parte por la confusión que ya he comentado, y en parte porque hoy había poca “chicha” que ver ya, así es que nos da igual, y podemos tomarlo de relax). Algo de charla en el salón con el resto de viajeros de nuestro hotel, y para casa, llegamos a las 5 de la mañana a casa de mi madre. Mi madre es un encanto –cualquiera que la conozca lo afirmaría- y nos espera con una mesa puesta con, zumo, chocolate caliente, bollos, pastelitos… por si nos apetecía. ¡¡¡tengo una madre que vale un tesoro!!!.

Bueno, pues otro destino que he conocido, esta vez con mi amiga de toda la vida –Gusi- ¡a ver cuando podemos repetir juntas, que no es fácil!. En 10 días estaré por Bélgica y Holanda, ya lo documentaré a la vuelta

Como en el resto de entradas. Si alguien quiere dejar un comentario, será muy bien recibido.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres deja un comentario